La primera intervención (que no la última) del Banco de España en una entidad financiera ha hecho, inevitablemente, saltar las alarmas. En Canarias, los responsables de las dos cajas insulares aseguran que no hay peligro y que las cuentas están bien. Aunque eso mismo es lo que decían los responsables de la Caja de Castilla La Mancha

¿Están a salvo las Cajas canarias?

El vicepresidente económico de Canarias, José Manuel Soria, ha pedido que no se busquen paralelismos, pero curiosamente eso, la salud envidiable, es lo que defendían (¡y siguen defendiendo!) también los responsables de la Caja de Castilla La Mancha, hasta que el Banco de España empezó a dudar de las estadísticas ofrecidas

Por Marcos Hernández/Acn Press

La pregunta del millón tras la intervención del Banco de España en la Caja de Castilla La Mancha es si las entidades insulares correrán la misma suerte y, si por ello, es momento oportuno para la fusión. El supervisor de las entidades financieras españolas ya ha advertido de que puede haber más operaciones de rescate pero los responsables de La Caja de Canarias y CajaCanarias se han apresurado a rescatar sus últimos balances y mostrar cómo los resultados parecen indicar una salud envidiable.

El vicepresidente económico de Canarias, José Manuel Soria, ha pedido que no se busquen paralelismos, pero curiosamente eso, la salud envidiable, es lo que defendían (¡y siguen defendiendo!) también los responsables de la Caja de Castilla La Mancha, hasta que el Banco de España empezó a dudar de las estadísticas ofrecidas. Esto obliga a cuestionar si los resultados que esgrimen las entidades insulares se han basado en negocios seguros.

La Caja General de Ahorros de Canarias (CajaCanarias) registró un beneficio neto de 73,8 millones de euros a cierre del ejercicio 2008, lo que supone un retroceso del 19,3 por ciento con respecto al año anterior, según los datos de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA). Por su parte, La Caja Insular de Ahorros de Canarias (La Caja de Canarias) obtuvo un beneficio neto de 40,2 millones de euros, un 18,33 por ciento menos que el logrado en el ejercicio anterior según cifras propias.

Menos beneficios a costa de más seguridad. Los recursos propios con los que cuenta Cajacanarias para afrontar la morosidad están cifrados en 1.112,8 millones de euros, lo que supone un superávit de 389,4 millones sobre el mínimo legal, lo que sitúa el coeficiente de solvencia en el 12,3 por ciento según las estadísticas de la propia caja. Por su parte, La Caja de Canarias dice que cuenta con recursos propios por valor de 705 millones de euros, lo que significa un ratio de solvencia del 11 por ciento y con un exceso del 37 por ciento sobre los requerimientos exigidos por el Banco de España a tal respecto.

Según datos oficiales de la CECA, a finales de abril de 2008 los recursos propios y los ratios de solvencia de ambas Cajas eran mucho menores. CajaCanarias tenía un ratio de un 6,64 por ciento y se colocaba en el puesto 13 del ranking solvente de las 46 cajas analizadas, mientras que La Caja se colocaba en el lugar 32 con un 4,6 por ciento. La media nacional era del cinco por ciento y Caja Castilla La Mancha, la entidad intervenida, ocupaba el 44. A pesar de todos los problemas, CECA aseguraba que en junio del mismo año (apenas dos meses después) el ratio de solvencia ascendía al 12 por ciento.

Por lo tanto, a pesar de que al resto del mundo financiero no le ha ido nada bien, con derrumbes de gigantes como Lehman Brothers y algún que otro suicidio, parece que a las cajas españolas sí les ha ido bien. Por lo tanto, cabe preguntarse por la calidad de esos beneficios. Durante el ‘bum' inmobiliario, que duró aproximadamente de 1996 a 2006, las cajas no dejaron de aumentar beneficios, sobre todo en el último período, a partir de 2002, en el que el precio de la vivienda escalaba precios cual alpinista en el Everest. ¿En qué se han basado los buenos resultados de las entidades financieras a lo largo del ‘bum' inmobiliario? Parece una pregunta de programa de llamadas al 902.

El Banco de España advirtió a las cajas en 2005 de que dejarán de conceder tantas hipotecas, sobre todo porque las familias se estaban viendo asfixiadas, ya que empleaban más del 60 por ciento de sus ingresos a pagarlas. Pero como los índices de morosidad rozaban mínimos históricos (0,64 por ciento en el caso de La Caja de Canarias), la cosa siguió para adelante. Eso sí, el Banco de España obligaba a provisionar más, por si las moscas.

Las entidades, promotores y el largo etcétera de intermediarios que han asfixiado a las familias logran que éstas no las puedan seguir pagando, sobre todo aquellos que llamaron ‘ninjas' (‘no incomes, no jobs, no assets' o lo que es lo mismo, sin ingresos, sin trabajo estable y sin posesiones) a los que han echado la culpa de la crisis. Los bancos empiezan a llenarse de porquería, o activos tóxicos como ellos les llaman, se quedan sin liquidez, esto es, sin dinero físico; no dan créditos, las empresas lo pasan mal y tienen que despedir, el paro y el miedo hace que la gente ahorre y consuma menos, las empresas ganan menos y empiezan a cerrar, crece el paro y así sucesivamente hasta 2012 según los expertos, que dicen que gracias al dinero que todos los contribuyentes están dando a los bancos la situación se reconducirá. Habrá que verlo.

El director comercial de Cajasiete, antigua Caja Rural de Canarias, de la que no hay datos del último ejercicio contable pero sí de 2007 (en el que ganaron 10 millones de euros) lo resume mejor: “Lo que pasa es que antes con la alegría que había, se prestaba hasta el 110 o 120 por ciento de los valores de tasación, ahora se da hasta el 80 por ciento y que la cuota no represente más del 30 o 35 por ciento de la renta disponible de la persona”, declaró. Así las cosas, Garrido aconseja: “Quien tenga problemas que se siente y lo diga, que no meta la cabeza bajo el ala”. Lo cierto es que los bancos y cajas se han visto obligados a facilitar las cosas a sus clientes, para reducir la morosidad y asegurar sus beneficios.

Fusionarse o morir

Resulta también significativo el posicionamiento de ambas entidades ante la posibilidad de una fusión. Según comenta Luis Vera, responsable de renta variable de Renta 4, “no es descartable en absoluto” la intervención de alguna entidad canaria. Es más, cree que el Banco de España ha abierto la veda para ello y augura que las próximas que caigan lo harán en una forma muy parecida a la de Caja Castilla La Mancha, o sea: “primero se oirán rumores de fusión, a lo mejor forzados, y cuando oigamos en prensa que una de las dos entidades tiene problemas...” y lo deja ahí, asegurando que “ya suenan nombres” de las entidades canarias que serán intervenidas.

Y lo cierto es que, y contrariamente a lo que aconseja José Manuel Soria, el paralelismo con la Caja manchega es inevitable: Los que mejores resultados presentan, CajaCanarias, se niegan a la fusión aduciendo que “no es momento” para fusiones porque “podrían complicar” más las cosas y optan por colaboraciones puntuales, mientras que los que peores resultados arrojan ya tienen la pluma preparada para firmar.

Ante todo esto el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, planea acelerar la creación de un fondo que inyectaría capital a las entidades con problemas para evitar su intervención, y asegura que el sistema financiero nacional es “fuerte, sólido y robusto”. Pero, ¿se acuerdan de eso de que en España no había crisis, sino desaceleración?