El ejemplo del presidente de honor del PP
Por Cándido Marquesán Millán
Había hecho el firme propósito de no escribir nada relacionado con el ínclito D. José Mª Aznar, Presidente de Honor del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular, y Presidente de la Fundación FAES, Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, un gran laboratorio de ideas y programas cuya vocación es nutrir el pensamiento y la acción política del centro liberal y reformista, que está al servicio de España y de sus ciudadanos, y que busca fortalecer los valores de la libertad, la democracia y el humanismo occidental.
En estos momentos como español, tengo un sentimiento mezcla de pesar y vergüenza, al contemplar el acto soez y barriobajero dirigido por un expresidente del Gobierno de España a un grupo de estudiantes en la Universidad de Oviedo. Dejando por sentado que a nadie se le debería interrumpir ni exhibirle determinadas pancartas, cuando en el ejercicio de la democracia, está exponiendo unas ideas a un auditorio, parece oportuno señalar que siempre la Universidad ha sido un lugar donde se han dado muestras de protesta y reivindicaciones ante determinadas actuaciones políticas. Si no se dieran en estos recintos, es que estarían muertos. Por ello, considerando la actuación de Aznar en relación a la guerra de Irak, entraba dentro de lo previsible que se produjeran algunos actos de protesta. ¿Es qué esperaba que iba a ser aclamado y salir en honor de multitudes? No es el primer expresidente de Gobierno, que ha sido abucheado en actos parecidos. No tener en cuenta esta posibilidad es estar desconectado de la realidad, aunque intuyo que Aznar hace tiempo que lo está. Alguien que ha desempañado tan alto cargo institucional, no puede ni debe responder a unas protestas de unos estudiantes con un gesto tan chabacano. Lo que debe hacer es aguantar, apretar los dientes y ser prudente. Debería haberse callado. Es de sentido común.
Tampoco entro en los comentarios vertidos en la conferencia, se comentan por sí mismos, al calificar a Zapatero como pirómano. Hace pocos días señaló que nunca nadie hizo tanto daño en tan poco tiempo. El tono, las palabras, los ademanes no son nada nuevos, son los de Aznar, producto del rencor, del engreimiento y de la prepotencia, de las que ha hecho gala a lo largo de toda su carrera política. En cambio, Rodríguez Zapatero, evitó valorar el gesto, aunque sí dijo que "los ciudadanos escuchan, piensan y valoran". En Londres, ZP dijo que "fuera de España" no va a decir nada sobre un ex presidente del Gobierno y ha puntualizado que, seguramente, en España tampoco lo hará, "a pesar de sus permanentes manifestaciones". aunque recordó que la última vez que habló de Aznar en el extranjero fue para defenderle en una cumbre iberoamericana, en alusión a la contestación que dio al presidente venezolano, Hugo Chávez, cuando éste criticó al ex presidente del PP. ¡Qué diferentes comportamientos! Son los que sirven para colocar a cada cual en el lugar que les corresponde.
Al Sr. Aznar, totalmente desacreditado ya hace tiempo , parece conveniente recordarle que es práctica generalizada que todos los que han sido Presidentes del Gobierno hayan guardado un prudente silencio respecto a su sucesor, porque saben lo complicado que es gobernar, por la soledad del poder, y por simple responsabilidad de Estado. Así lo hacen otros políticos normales, en otras latitudes. No me imagino a Jimy Carter o Bill Clinton hablando mal de su país y mucho menos fuera.
Me preocupa enormemente que un importante sector de la ciudadanía no sólo no critique la acción de Aznar, es que la justifica. Todavía más, es que incluso la elogia, porque es su referente político, su líder, al que añoran sobremanera. Lo califican como el político más destacado de nuestra historia del siglo XX. Si este el modelo ético, mal vamos por este camino. Y por ende, como docente me siento profundamente compungido, ya que de momento no sé qué respuesta convincente puedo dar a mis alumnos, para explicar tales comportamientos indignos, sobre todo si son de alguien que ha sido Presidente del Gobierno de España.
Lo que me parece más grave todavía es la actuación de los dirigentes del PP, como Mariano Rajoy, que en lugar rechazar el acto, evitó pronunciarse y señaló que su recuerdo de Aznar es el de "un Gobierno, con sus equivocaciones, pero serio y riguroso, que hizo una política económica que funcionó". ¿Cómo Presidente Nacional del Partido Popular le parece honorífica la peineta mostrada por el Presidente de Honor de su partido? Otros dirigentes del PP fueron mucho más comprensivos. El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, calificó el gesto de Aznar de "natural" ante una situación "que no se debía haber producido". Javier Arenas, resaltó que "no se puede interpretar ningún gesto sin tener en cuenta el contexto", y la vicesecretaria de Organización del PP, Ana Mato, reiteró la "admiración y respeto" de los militantes del PP a Aznar.
Pues muy bien, se han cubierto de gloria con tales comentarios. Así se fomenta el respeto, la tolerancia, y la democracia. Por ende, cada día me reafirmo más en la necesidad imperiosa de la impartición de la asignatura de Educación para la Ciudadanía en nuestros colegios e institutos, aunque tampoco vendría mal que se impartiese en las sedes de algunos partidos políticos.