Si Fernanda Fabiola hubiera muerto en Lanzarote

La muerte de la menor Fernanda Fabiola Urzúa, cuyo cadáver fue encontrado la pasada semana enterrado al sur de Tenerife, ha vuelto a conmocionar a la opinión pública. Los ciudadanos se preguntan de nuevo el porqué de tanto asesinato atroz y se ponen en la piel de esos padres. A la familia de Fernanda Fabiola al menos le queda el consuelo, por llamar de alguna manera a ese sentimiento de indignación e impotencia, de que ya han sido detenidos los dos presuntos autores de los hechos.

Durante la semana de búsqueda de la menor en Tenerife se movilizó hasta el Ejército. Sin embargo, todas las crónicas enfatizaron la importancia de la colaboración ciudadana en el esclarecimiento de esta tragedia.

En Lanzarote también hay y ha habido mucha colaboración ciudadana con los últimos casos de asesinatos y desapariciones. Sin embargo, hasta ahora no se ha demostrado ni una décima parte de la profesionalidad de la que han hecho gala las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en la isla chicharrera.

De hecho, más de uno ya se atreve a decir que en Arrecife, a día de hoy, no hay ni ley ni orden, sino que impera la ley de la selva o la del Oeste americano. Al margen de las interesadas y fáciles manipulaciones de cifras y estadísticas, lo cierto es que la inseguridad ciudadana ha aumentado en las últimas fechas en la capital lanzaroteña y en toda la Isla en unos porcentajes bastante desproporcionados. Los últimos y graves sucesos que están en la mente de todos sólo son un eslabón más de una extensa cadena.

Lo más grave es que se cierran los casos sin ningún tipo de respuesta. ¿Ya ha concluido la jueza que instruía el asesinato de la joven lanzaroteño Yasmila Arrocha la relación entre su muerte y la del joven militar en el Aeropuerto lanzaroteño? ¿Para cuándo se informará a la opinión pública del paradero de las dos polacas que convivían con el madrileño asesinado en Tahíche? ¿Alguna novedad sobre la muerte de la joven lanzaroteña Cathaysa Rodríguez, hallada en alto grado de descomposición el 2 de abril de este año? ¿Es que todo sigue bajo secreto sumarial o es que ya no hay nada más que investigar? Pasan los meses y más de un ciudadano ha aportado información de forma altruista en Comisaría sobre unos y otros casos.

¿Por qué no se comprueba la veracidad de esas informaciones? ¿Por qué son siempre testigos o familiares directos los que encuentran muertos a sus seres queridos?

Al presunto asesino de Fernanda Fabiola Urzúa lo localizaron antes incluso que al cuerpo sin vida de la menor. De hecho, el joven colombiano fue el que condujo a la Guardia Civil hasta el lugar donde había sido enterrado el cadáver. Si Fernanda Flabiola hubiera muerto en Lanzarote, ¿de qué estaríamos hablando? En esta isla no queremos ser ciudadanos de segunda ni de tercera, ya lo hemos repetido hasta la saciedad. Ni en sanidad, ni en educación, pero tampoco en medios policiales o en recursos de investigación. ¿Es voluntad lo que falta?

Nadie pretende ser alarmista o catastrofista: de alarma y de catástrofe es la propia situación. De nosotros mismos depende afrontarla como es debido o seguir cerrando los ojos ante la grave realidad.