Una plataforma Este-Oeste

Por Yolanda Perdomo

A cuatro días de la finalización de 2006, el presidente del Consorcio de la Zona Especial Canaria (ZEC), Juan Romero Pi, realiza unas esperanzadoras declaraciones en las que pone de relieve la apuesta de la ZEC por la diversificación de la economía canaria a través de la tecnología, la biotecnología y la industria farmacéutica. Recuerda, asimismo, que los fondos de la Reserva de Inversiones para Canarias (RIC) pueden ser invertidos en la ZEC, recalcando el hecho de que ello puede contribuir a evitar que dichos fondos vayan a parar únicamente a la construcción.

En un momento en el que el Archipiélago se ve sometido a los vaivenes erráticos derivados de la ausencia de una planificación estratégica a largo plazo, tales manifestaciones suponen un contrapunto evidente, un destello afortunado que invita a la reflexión. En la situación actual, se echa de menos una apuesta meditada, activa y decidida, capaz de plantarse en la vorágine, que analice y tome en consideración las oportunidades derivadas de nuestra condición europea y nuestra situación geográfica. Y ante todo ello, surge la apreciación de que el inevitable viaje a África, en el que Canarias habría de jugar un papel predominante -y decimos habría, porque la improvisación parece ser la nota predominante en estos tiempos baldíos-, puede ir acompañado de un salto a la inversa, que nos abra las puertas del mercado estadounidense.

Por un lado, existe una interesante oportunidad en los acuerdos mediterráneos de asociación suscritos entre la Unión Europea y los países del Magreb, cuyo fin último es la consecución de un área de libre comercio entre las dos orillas. Dichos convenios se apoyan financieramente en los fondos canalizados a través del programa MEDA, de los que pueden beneficiarse tanto los Estados y regiones como las entidades locales, privadas, las cooperativas, asociaciones y organizaciones no gubernamentales de las partes implicadas. Por otro, se hallan los intereses de los EEUU en la zona, materializados en convenios como el Acuerdo de Libre Comercio Estados Unidos-Marruecos, en vigor desde el 1 de enero de 2006. Este acuerdo permite la exportación libre de aranceles a los Estados Unidos del 95% de los productos marroquíes, y ha incentivado la inversión de importantes compañías americanas en diversos sectores del país alauita, especialmente en el sector del papel y el cartón.

El auténtico reto consiste en combinar ambas oportunidades, invirtiendo en Marruecos y aprovechando dicha circunstancia para exportar posteriormente a los Estados Unidos, mercado especialmente interesado en el aceite, los productos agrícolas, la artesanía y los textiles, y cuyas tarifas arancelarias son muy elevadas para los productos españoles. Se dan las condiciones logísticas, se cuenta con las ayudas financieras del MEDA, que en el período 2001-2006 ha contado con 5.350 millones de euros, los acuerdos contemplan el aspecto de la seguridad jurídica -Marruecos es uno de los países del mundo que mayores garantías jurídicas ofrece- y existe la necesidad imperiosa de disponer de mecanismos que relancen económicamente al país vecino y potencien la creación de empleo, a fin de amortiguar los flujos inmigratorios. Y no existe lugar mejor para sentar las bases de un eje este-oeste que Canarias, ni oportunidad más idónea para la diversificación de nuestra economía. Presumimos de ser el puente entre tres continentes, empecemos a ejercer como tal.