Saramago, ¿culpable?

Por Domingo García

Querida amiga Pepa, te pregunto y me pregunto ¿somos los conejeros descerebrados, vendidos, oportunistas, poco ecológicos, nada responsables, sinvergüenzas y hasta xenofogos?. Estas son las dudas que tienes, que tengo, respecto al nóbel Saramago. Empezaré por lo último: ¿xenofobia? En Lanzarote, a mucha gente le molesta que cualquiera (¿se le puede llamar “cualquiera” a un

premio nóbel?) venido de fuera nos estampe en la cara nuestros propios pensamientos, parece, que lo que nos importa y molesta es que el de fuera tiene la libertad para expresarse sin ataduras, por desgracia aquí el que mós o el que menos, tenemos una carga de deudas, que nos impide, muchas veces, decir lo que un nóbel senil, como tu le llamas, puede expresar, ya que a diferencia de nosotros, él eligió donde vivir y siendo responsable con su decisión, actúa, de frente, públicamente, diciendo lo que cree. Eso no es pecado, como mucho, un ja'blador.

¿Sinvergüenzas? Cuando continuamente, una y otra vez, ponemos al frente de las instituciones públicas a personajes que después se pasan el tiempo entrando y saliendo de los juzgados, en vez de ocuparse de los problemas de los vecinos, ¿que estamos consintiendo? Cuando la mayoría de un pueblo, a conciencia, le da las riendas de su destino a políticos, de los cuales, tenemos la certeza, no la duda, de que no son trigo limpio, ¿qué es lo que después esperamos de éstos?, ¿podemos llamarles sinvergüenzas, cuando sólo se limitan a realizar aquello a lo que están acostumbrados y que ya sabíamos?, ¿quién es más sinvergüenza, el ladrón conocido, o quien, conociendo el percal, pone en manos de éste su riqueza?

¿Nada responsables? Responsable es aquel que conociendo el problema busca la solución. En Lanzarote, en estos últimos años, ¿quién no sabía lo que podría pasar, de seguir por la senda del desarrollo desenfrenado, que parecía, que tonto el ultimo? A casi todos nos complacía hablar de

dinero, aunque no fuera nuestro, eso era lo de menos, lo importante era que sonara, aunque fuera calderilla; ahora, simplemente, se acabó el pastel.

¿Poco ecológico? La ecología es diversa, habla de la relación entre el medio natural y la persona. En esto, la población se lo ha tomado como un gran escaparate, lo bonito por ser bonito, cuando en Lanzarote se trataba de lo práctico, hacerlo bello y lo bello, hacerlo simple. No importa cuántos vertederos ilegales, ni basura en las orillas, si al final de la carretera, en la rotonda, plantamos césped.

¿Oportunistas? ¿Quien, viendo pasar por delante de su ventana la caravana de Ali Baba no salía a la calle para recoger las monedas que se caían en el camino? ¿Cuántas personas en esta isla vendieron lo que tenían y lo que no tenían al extranjero, para después, en días de fiesta, volver al pueblo y llorar delante de sus vendidas casas? ¿Cuántos clavaron en esta tierra la estaca con el

famoso "for sale"? Todos creían ver la oportunidad de salir de pobres, es verdad, pero la oportunidad la pintan calva, y ahora ni con crecepelos van a recuperar la tranquilidad, el sosiego, la buena vida, la vida buena.

¿Vendidos? El pasado y el presente lo hemos escrito nosotros, unos más, otros menos. En alguna medida, creyendo que formábamos parte de la junta de accionistas, nos pavoneamos, como si fuéramos los dueños del cortijo, simplemente porque el señorito, (pongan lo que proceda:

políticos, empresarios, funcionarios, jefes....) no daba un golpito en la espalda; con qué poco nos conformábamos, nos poníamos "ralitos" y ya está. ¡El señorito hacía lo que le daba la gana, otra vez!

¿Descerebrados? Siempre hay motivos para que en algún momento confíemos en nosotros mismos, no puede ser posible que estemos permanentemente con la cabeza vuelta del revés, primero porque debe ser molesto, y segundo, porque siempre estaríamos mirando para atrás. Creo que el pueblo de Lanzarote sabe lo que ha ocurrido, quién lo ha hecho y quién lo ha permitido, ahora sólo falta que demos un paso adelante, no consintamos, no seamos cómplices, la complicidad nos hace rehenes. El pueblo tiene cerebro, sólo falta que lo pongamos en marcha. Pepa, admito que no somos descerebrados, sólo que lo usamos poco. Y querida amiga, Saramago no tiene la culpa, él no nos ofende, permiteme que te diga que él solo expresa lo que muchos pensamos y me siento honrado, que mi pensamiento, lo exprese un nóbel.