Reformarse o sufrir
La falta de libre albedrío que padecemos hoy, no es casualidad, se debe al desarrollo de una estrategia predeterminada: Ignorar, suprimir, obstaculizar o tergiversar la información imparcial y la credibilidad de la mayoría de organizaciones sociales sistemáticamente.
Los asalariados tienen difícil resistirse al cambio de informar, por adoctrinamiento o manipulación. La resistencia es erradicada sin contemplación y la concentración de los medios mediáticos favorece el desarrollo de esta estrategia.
Son necesarios dos tiempos para el asalto a las organizaciones sociales. En primera lugar, estas organizaciones son regadas con prebendas económicas, subvenciones y protagonismo ejecutivo, personalista e innecesario, sobredimensionando su estructurar orgánica y adormeciendo a sus bases. En segundo lugar, siguiente fase de la estrategia, los medios de comunicación dinamitan la credibilidad de las organizaciones, con lo que desaparece el contrapeso necesario para un equilibrio entre lo público y lo privado, los derechos y las obligaciones, lo legal y lo ético.
En el presente se sustituirle el libre albedrio por el miedo: miedo al futuro, miedo al presente, miedo a perder el trabajo, miedo a la subida del gas, a no pagar luz o el teléfono ,miedo y más miedo.
El miedo bloquea la creatividad, el miedo impide el progreso, el miedo paraliza a la sociedad, el miedo tiene ya su razón de ser: Reforma laboral, Reforma educativa, Reforma Judicial, Reforma Constitucional, Reforma y más reformas.