¿Por qué me presento?
Haciendo memoria de por qué estoy en política no encuentro el momento
concreto de mi implicación. De lo que sí estoy seguro es del tremendo orgullo que
supone trabajar por los demás y ésta es la mejor forma de devolver lo que la sociedad te ha permitido ser.
Y ahí estoy yo, intentado devolver todo lo que mi tierra y la gente con la que he
compartido mi vida me ha dado, intentando mejorar las condiciones de la comunidad
en la cual vivo desde mi condición de ciudadano porque como bien dice el famoso
jurista Louis Brandeis: “En una democracia, el cargo político más importante es el de
ser ciudadano”. Y yo lo soy, ciudadano de Haría, ciudadano de Lanzarote.
He dado un paso al frente para presentarme a estas elecciones porque estoy
convencido de que la isla merece un senador nacionalista, un senador independiente,
un senador que nos represente a todos sin excepción, un senador que sólo escuche a
los conejeros y a las conejeras, un senador alejado del ruido mediático, un senador
con sentido común, un senador de los ciudadanos y ciudadanas de esta isla: de los de aquí, de toda la vida, y de los que han decidido proyectar en nuestra tierra su vida y la de su familia.
No siempre podemos esperar a que las cosas las hagan otros, la mejor forma
para conseguir esos objetivos es sencillamente haciéndolo uno mismo,
presentándose a las elecciones e involucrándose en la vida política de la isla. En este sentido, hago mío aquel dicho que dice “no esperes a que venga alguien a cambiarte el mundo, cámbialo tú mismo con el ejemplo”.
En menos de veinte días se celebrarán las elecciones al Senado y tenemos
una oportunidad democrática para hacer los cambios necesarios en la política, en las
instituciones y en los gobiernos para recuperar el protagonismo de la ciudadanía en
las decisiones, en la participación, en la transparencia, en la ética pública, en la justicia social, en la recuperación económica. Tenemos la oportunidad de volver a ser
ciudadanos activos y responsables.
Apelo a la Política con mayúsculas, alejarnos de los estériles debates
partidistas que sólo nos llevan a una desafección de la gente por la política. Como
decía nuestro gran maestro César Manrique, “teniendo una gran verdad entre las
manos, sólo nos hace falta la valiente decisión de llevarla a cabo”.
Y ésa es mi decisión, presentarme al Senado para ser el senador de todos los
conejeros, para actuar en Madrid como el amplificador de la isla, como altavoz de las
peticiones de mi gente.
La isla, ahora más que nunca, necesita una mirada propia, con la valentía de
luchar por ella. Ahora más que nunca, debemos mirar a aquellos políticos que
defendieron el hecho insular y gracias a los cuales hoy disponemos de unas
herramientas en nuestras leyes para paliar los costes de la doble insularidad.
No podemos olvidar el trabajo de un senador referente para Lanzarote como
Rafael Stinga, que fue capaz de construir, junto con otros políticos de islas no
capitalinas, los cimientos de lo que hoy es el hecho insular, contribuyendo
significativamente al concepto de la triple paridad y a su traducción en equilibrio y
solidaridad entre las islas.
Siguiendo esa línea ya marcada, creo que puedo aportar a la isla de Lanzarote
mi firme voluntad de trabajar y luchar por esta tierra que tanto me ha dado y a la que
tanto quiero.