El papelón del Partido Popular

Llevaba mucho tiempo sin sentarme a reflexionar sobre las diferentes realidades que nos rodean y mi intención, para descanso de muchas mentes retorcidas, era continuar así.

Pero los últimos acontecimientos políticos acaecidos en nuestra Isla me han despertado de ese largo letargo y me han llevado a sentarme y estrujar las muchas o pocas, según quien las analice, neuronas que tengo.

El Partido Popular, si en algo se ha caracterizado en los últimos tiempos es por ser un auténtico especialista en justificar lo injustificable, para gozo y satisfacción de sus acólitos.

Sus sesudos dirigentes políticos han demostrado, a lo largo de los tiempos, ser capaces de desarrollar una cantidad ingente de argumentos de todo tipo con el fin de, o bien echar balones fuera cuando no les convenía, o bien justificar actuaciones de sus prohombres cuando la metedura de pata así lo requería.

Para ello, han utilizado sistemáticamente una serie de frases argumentales dignas de ser incluidas, no en el anuario de la Real Academia Sueca, entidad otorgante de los NOBEL, sino del guion mas hilarante de la serie TORRENTE, EL BRAZO TONTO DE LA LEY.

Frases como “Luis se fuerte”, “Yo destape la trama Gürtel”, “Manda güevos”, “Se trata de un despido en diferido” y otras lindezas de similar calibre, han llenado las páginas de los medios de comunicación con cierta frecuencia para dicha de los analistas políticos, de los políticos de la oposición y, en definitiva, para la de todos aquellos que siguen a diario el devenir de nuestra realidad pública.

Pero centrándonos en lo referente a la intrahistoria de la política insular, si hay una frase que podría aplicar a lo sucedido en estos días con el desliz de nuestro Senador conejero, esta no es otra que “Manolete, Manolete, si no sabes torear pa que te metes”.

Esta expresión fue dicha por la multi imputada y nunca bien ponderada alcaldesa de Castellón, la Ilustre y denostada Sonia Castedo, referida a un miembro, que no miembra, de la oposición municipal de la ciudad que regia.

Pues bien, en lo que al Senador popular, D. Joel Delgado, respecta, la frase es lo mejor que se le puede decir después de ver y oír, tanto sus explicaciones como sus excusas a cerca de su última actuación política.

Muchas veces, creo que la mayoría de ellas, lo peor que te puede pasar cuando haces algo inadecuado no es el hecho de hacerlo, que ya de por si está mal, sino la forma que tienes de justificarlo.

Los que tenemos una cierta, que no demasiada, cultura política y estamos al tanto de lo que acontece alrededor de nuestro representantes públicos, no terminamos de creernos que cuando un político la hace, sea peor la justificación que el hecho en sí.

Lo primero que tiene que saber un Senador, por centrar la cuestión, no es saber lo que tiene que hacer, que es trabajar en pro de los interese de los ciudadanos, sino lo que no debe hacer ni por asomo. Esto es de primero de primaria. En el momento de acceder a un cargo de la relevancia del que nos ocupa, el susodicho tiene que tener claro todas las cosas que le afectan en el momento de jurar o prometer su cargo ante el Presidente de la Cámara Alta.

Y ete aquí el quid de la cuestión. El primer mandamiento de las tablas de la Ley Senatorial es “no contrataras trabajo alguno con ninguna institución pública, ni sociedad mixta de capital público/privado, ni entidad cuyo funcionamiento dependa de instituciones públicas mientras ingreses los dineros que te pagamos todos los españolitos de a pie”.

No sé si el Senador, el día que repartieron el tríptico explicativo estaba de fiesta, trabajando en su empresa o de viaje, pero el hecho es que no se debió de enterar de este precepto legal que condiciona la actividad pública de los ilustres representantes de la ciudadanía en la Cámara Alta.

O a lo mejor si estaba, se lo entregaron y se pensó que esas directrices no iban con él. O peor, lo sabía y, como les pasa a muchos de sus colegas, se lo paso por el forro de los bemoles, en el convencimiento de que, como a muchos, a él no le iban a pillar. Que conste que no quiero pensar que esto ha sido así.

Y porque lo de Manolete, pues porque hasta para ser un choricillo hay que saber cómo hacerlo para que, o no te cacen o en su caso, puedas salir airoso del ruedo en el que te has metido.

Quiero pensar que Don Joel Delgado ha pecado de inexperto en esto que nos ocupa, pero, vistos los antecedentes que ya tiene por otras actuaciones de todos conocidas, esta supuesta inexperiencia no se sostiene demasiado.

Y no es una cuestión de dinero, puesto que lo que se supone que se ha llevado de una forma irregular no es para jubilarse ni mucho menos. Es una cuestión de algo que los políticos obvian día si y día también en sus actuaciones cuando son cargos públicos, la ETICA y la MORALIDAD que debe primar en todas sus decisiones y en sus hechos.

No se trata de devolver lo cobrado, ni de hacerlo con interés por el tiempo transcurrido, se trata de demostrar que tienen esa ética y esa moralidad de la que la mayoría presume pero que ninguno manifiesta. Se trata de demostrar a la ciudadanía que cuando algún político se equivoca en algo tan serio como esto, es capaz de reaccionar y hacer lo único que el ciudadano de a pie le alabaría, DIMITIR.

Y creo que en este caso, al ser un Senador tan joven, la única posibilidad que tendría de salvar su futuro político seria ponerse delante de los ciudadanos que le votaron y decirles “señores, me he equivocado, no debía haber actuado así y con la misma cojo mi maleta y me voy”.

Pues a mi juicio, siendo esta una reflexión absolutamente personal, Don Joel Delgado ha hecho precisamente lo contrario, pero con matices.

Por un lado reconoce un pequeño error, que o es error o no lo es porque o se tiene ética o no se tiene, y por el otro se justifica intentando arreglar el desaguisado dando entrevistas, colgando justificaciones de su actuación en las redes sociales, con la pretensión de quedar bien devolviendo lo cobrado si la letrada de la Cámara así se lo indica. Es más, si quiero ser cruel, las justificaciones que ha dado podrían tener más enjundia y justificarían mas el hecho de haber actuado a sabiendas de que eso no debería haber sido así.

Pero no lo voy a hacer, bastante tiene con la que tiene encima como para hacer leña del árbol caído, eso sí, que no me provoquen que me lanzo.

¿Y por que el papelón del PP?. Pues porque sabiendo de la incompatibilidad que afecta a los senadores, a ver quién es el guapo o guapa que se atreve a defender y justificar una actuación semejante. Esta bonito el PP en Lanzarote, por no decir a nivel nacional, como para meterse en este fregao y defender, una vez más, lo indefendible.

Aunque sabiendo cómo funcionan algunas o algunos, todo es posible, que kamikazes los hay desde la segunda guerra mundial.

Si alguien me pidiera un consejo de amigo, que estoy seguro que nadie lo hará porque a nadie le importa mi opinión, solamente le diría una cosa, Joel, eres muy joven, tienes toda la vida por delante, errores los cometemos todos, dignifícate y dimite.