Otros Prestiges
Por J. Lavín Alonso
En tiempos de Aznar I de Castilla se produjo el malhadado incidente de un petrolero, que era autentico material de desguace, bastantes millas mar afuera del cabo Finisterre. Su parcheada y fatigada estructura no pudo resistir los furiosos embates de un Atlántico enfurecido y su casco cedió, hundiéndose posteriormente. El resultado fue el vertido al mar de miles de toneladas de petróleo crudo - chapapote, del nahua chapapotli - que acabó contaminado un sector de aquellas costas. El pifostio o escandalera que se armó fue de aquí les espero, propiciado en buena parte por la retroprogre y subvencionadicta berrea habitual bajo el lema “nunca mais”, y apenas acallado por el ejecutivo al golpe de sabrosísimas indemnizaciones en parné contante y sonante, salido del erario, es decir: de su bolsillo, amable lector, y del mío.
Pero miren por dónde el mundo, en su eterno girar y girar, o el destino puñetero, que nunca se base de cierto, acaban por humillar algunas soberbias y las obsequia con otros “mais”. O sea, que habrá que sustituir el oportunista nunca mais por el más realista de ainda mais. Así hemos podido ver que, tal vez por obra y gracia de algún demiurgo menor y burlón, poco amigo de lo políticamente correcto, y en tiempos de Zapatero I de León, otro petrolero, el “Sierra Nava”, tiene la infeliz idea de emular al dichoso “Prestige” y embarranca, pero esta vez en aguas del Estrecho de Gibraltar, frente a Algeciras.
A pesar de que esta vez la catástrofe no revistió las dimensiones casi épicas de lo ocurrido en aguas de Galicia, también ha habido chapapote, pero en torno a este incidente no se ha oído ni el aleteo de una mosca. La berrea habitual permanece en el más abismal de los silencios, silencio que persiste cuando, en el colmo de la inoportunidad, el carguero “Ostedijk” se suma al desmadre y da en contaminar, no lejos de donde lo hizo el Prestige, con densas nubes de humos tóxicos. Pero el silencio persiste. Resulta curioso este doble rasero de un sector de la progresía, rasero que mantiene la ecuanimidad a años luz de su ideario, pero su cartera muy próxima a las subvenciones y al oropel holliwoodiense.
Y hablando de ecuanimidad y sentido común, en su reciente periplo canariense, el secretario de Organización del PSOE, Don Pepe Blanco, ha tendido a llevar el agua a su molino y dar en profetizar resultados electorales a noventa días vista, poniendo en ello más subjetivismo que objetivismo - y perdón por los ismos. Anticipa el buen secretario una clara victoria de su partido a la vez que deplora el más que previsible pacto PP-CC. Critica que este se lleve a cabo antes de los comicios y lo califica de manipulación de la voluntad popular. Se ve que sabe de lo que habla por propia experiencia, pues ¿que ha hecho sino su propio partido con IU en las elecciones de 2003, en Madrid? O en otros chalaneos de esa guisa y en otras autonomías. Me recuerda lo de la paja en el ojo ajeno...
En cualquier caso, la aritmética electoral no parece plegarse a su fantasía desiderativa. El Parlamento Canario consta de 60 escaños; si se suman que obtengan PP y CC... etc. etc. ¿Donde está pues la victoria que Mr. White anticipa en lo que, sin duda, es un subidón de optimismo? Respuesta: tal vez en el País de las Maravillas, pero esta vez sin Alicia, que anda por los mentideros políticos monclovitas.