Lección de los indignados para los acomodados

Por Mare Cabrera

Ellos, los “jipis”, porrientos y supuestamente gandules han dado una lección a la clase que se supone de bien desde el pasado 15 de mayo. Una imágenes sorprendentes y esperanzadoras me hacían sentir ilusión. Tanta gente protestando, hablando de sus derechos, del mal hacer político que nos ha llevado a nuestra situación actual (ahí los tienen ustedes a esos mismos políticos ahora mismo: traficando, mercadeando con el voto que les dieron los pocos que en Lanzarote fueron a votar, haciendo sus pactos a espaldas del propio pueblo por el que dicen que luchan), creando debate, recogiendo opiniones diversas en charlas vehementes pero educadas y dentro del orden.

El denominado Movimiento del 15-M, que aboga por una Democracia Real Ya, donde se han coreado lemas como el “No les votes a ninguno” o “Si votar fuera importante estaría prohibido”, despertaba a los españoles de su letargo, del hastío y de la tan repetida palabra “indignación”, que la RAE define como “Enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos”.

Ellos, los que despiertan a su paso comentarios de recriminación (las señoras se agarran el bolso con más fuerza y cruzan de acera mientras rezan porque sus nietos no acaben dejándose “raftas” en el pelo como vulgares greñudos), precisamente ellos han hecho un ejercicio valiente que ha provocado que sean las mismas señoras las que les lleven los recipientes con ricos guisos para pasar con el estómago lleno las horas en su acampada multitudinaria. Y es que se ha producido un acercamiento generacional, un entendimiento, lleno de diferencias pero con la clara propuesta de permitirnos entender a quienes tanto se distinguen de nosotros a primera vista.

Ni es ideal ni será perfecto, nada lo es. Acabará hoy o mañana, pero nadie puede olvidar que ha sucedido. Los políticos, algunos, hablan con miedo, apoyan con la boca chica este fenómeno, mientras otros ponen cara de asco ante el mismo. Hay de todo. Pero ahí están. Ellos, los supuestos “jipis” peludos, y gandules les han dado una lección a muchos.