La mayoría silenciosa
Por Saray Rodríguez
Dice el gobierno que en el 2015 la economía se va a recuperar y esto significa que se volverá a crear empleo. Se supone que debemos aplaudir este anuncio, que debe ser una noticia alentadora y sería así si además de la economía, también se recuperara lo que hasta hace poco más de dos años se llamó Estado del Bienestar. Perdonen que no celebre la promesa del gobierno de que en el 2014 nos espera el advenimiento de una mejora en la economía, porque ya sabemos que esa mejora está basada en la degradación de la ciudadanía, que ha visto como sus Derechos eran moneda de cambio para salvar a entidades financieras. Este gobierno y sus reformas se han encargado de sembrar el miedo colectivo hasta tal punto, que debemos agradecer tener un puesto de trabajo en el que somos explotados y mal pagados, porque según ellos somos culpables de una crisis económica creada por y para el beneficio de su propio creador, el sistema financiero. No puedo celebrar que la economía se recupere porque seguiría saciando el ansia inagotable de estas “medidas anti-crisis” ppor acabar con todo el sistema público universal y de calidad de pensiones, educación y sanidad.
Esta recuperación económica no será la del que trabaja ocho horas y solo cotiza cuatro, tampoco la de la juventud altamente cualificada que son eternos becarios o becarias, en el mejor de los casos, o la de los abuelos y abuelas que ahora debe mantener a otra familia con su pensión. Esta será la recuperación económica de las grandes fortunas, esas que ni siquiera han notado que hay crisis porque su número sigue creciendo. El resto seguiremos batallando por garantizarnos un mínimo de dignidad en nuestra calidad de vida, con trabajos precarios, rogando no enfermar porque sería un gasto más que no nos podemos permitir y cruzando los dedos para poder pagar el material escolar o la matrícula de la universidad.
Lo que antes eran garantías (pensiones, trabajo digno o educación y sanidad de calidad) por ahora se han convertido en productos de lujo sólo al alcance de unos pocos privilegiados y privilegiadas. No quiero una recuperación económica construida sobre la podredumbre de unas políticas que sólo se preocupa de la amnistía fiscal para los defraudadores, mientras oprime a la mayoría, a la clase trabajadora, a la ciudadanía de a pie, esa a la que el gobierno llama “la mayoría silenciosa”. Esa mayoría silenciosa que dicen, no sale a la calle cada vez que hay una manifestación porque están de acuerdo con sus medidas, que soportan estoicamente el peso de una crisis en la que somos los grandes perdedores. No nos equivoquemos, la mayoría silenciosa es el magistrado que dicta autos anulando hipotecas, la mayoría silenciosa son los facultativos médicos que trabajan con cada vez menos medios, pero que ponen toda su voluntad y empeño para paliar nuestras dolencias, la mayoría silenciosa es la que se acerca a una ONG para llevar un kilo de alimentos...
Que no se equivoque el gobierno a la hora de celebrar sus medidas diciendo que gobierna para la mayoría silenciosa, porque día a día y con gestos más o menos visibles, está demostrando a este gobierno que se equivoca, que mejoran la situación de unos pocos mientras empeoran la de la gran mayoría. La recuperación económica que augura el gobierno, es fruto del árbol envenenado por la soberbia del que infravalora los servicios públicos porque no sabe lo que son, del desprecio del que habla del parado como un vago y maleante, porque no sabe lo que es estar en la fila del paro, de la ignorancia elevada a la enésima potencia del que se cree que el resto hemos tenido sus mismas posibilidades, para poder estar en igualdad de condiciones para conseguir el mismo objetivo, una calidad de vida digna.