La "guerra contra los deberes", clara intromisión en el proceso de enseñanza-aprendizaje
Los que nos dedicamos a la enseñanza y muchas familias manifestamos nuestro asombro cuando nos enteramos en su día de que la CEAPA estaba en contra de los deberes. Su beligerancia ha sido de tal magnitud que ha convocado una protesta nacional.
Qué casualidad que tenga que ser la que proteste una confederación de padres que en alguna ocasión ha mandado al profesorado a dar clase en el mes de julio o a cuidar de los niños y jóvenes.
Quizá nos intenten considerar los culpables de los males de que adolece la enseñanza de un cuarto de siglo a esta parte, como la incompetencia o la falta de valores. No somos causantes ni de la incompetencia alarmante de los alumnos ni de la crisis de valores y principios, que concierne estrechamente a las familias.
El tema de los deberes es inmiscuirse en un terreno que atañe directamente al desarrollo profesional y vocacional de los docentes; es entrometerse en unos aspectos estrechamente ligados al proceso de enseñanza-aprendizaje del alumnado. ¿Quiénes mejor que los profesores pueden calibrar dicho proceso con sus conocimientos, formación, experiencia y profesionalidad?
Los niveles han sufrido una merma en los últimos veinticinco años, sobre todo los que tienen que ver con la exigencia para aprobar, promocionar o titular, aunque sea con la ayuda de la Inspección Educativa. Esto se ha debido a un sistema educativo nefasto, a lo que hay que añadir muchas veces la escasa colaboración de las familias en el proceso educativo de los hijos.
Si, aparte del panorama descrito, nos encontramos con una 'cruzada' para eliminar los deberes, apaga y vámonos.
Las familias, en general, lo que han de hacer es preocuparse más de sus hijos, educarlos, inculcarles valores para ser personas íntegras e involucrarse más en su vida académica. Involucrarse no significa entrometerse en el proceso de enseñanza-aprendizaje, que es una parcela del profesional de la enseñanza donde figuran las actividades en el aula y fuera de la misma, para afianzar los conocimientos adquiridos o que se pretenden adquirir.
Menos mal que muchas familias están al margen de este tipo de reivindicaciones, carentes de fundamento, como la eliminación de los necesarios deberes.