Gofio al pil pil
Si hay dos cosas que tienen un gran significado para los conejeros, aunque por diferentes razones, son el Gofio y el PIL, Partido de Independientes de Lanzarote.
El primero porque durante muchos años formó parte de la dieta alimenticia de los inquilinos de la Isla de Los Volcanes, siendo un elemento vital para el desarrollo físico de muchos de los que hoy nos gobiernan. El Gofio era el sustento de una población a la que le faltaban, en materia alimenticia, muchos productos de los que hoy rebosan por las estanterías de los supermercados.
El segundo porque durante muchos años se convirtió en el referente político, tanto de lo que se debía hacer, como, en demasiadas ocasiones, lo que no. Durante muchos años, el PIL fue el partido en el que algunos se miraban, otros participaban y muchos se aprovechaban.
No queriendo volver a retratar la intrahistoria de un partido político que, para lo bueno y para lo malo, fue escuela de muchos, casi la mayoría, de los políticos que nos han gobernado y nos gobiernan en la actualidad, prohombres que abarcan un amplio abanico de ideologías y opciones políticas, que van desde el Partido Popular hasta el Partido Socialista, pasando, como no podía ser de otra forma por Coalición Canaria, creo que ha llegado el momento de, sin olvidarnos de esa particular forma de entender la política, analizar una realidad tan oscura como incomprensible.
Con las cosas de comer no se juega y el PIL, de una forma muy sutil, lo está haciendo, está actuando como si quisiera anunciar, sin quererlo, su finiquito como formación política.
Cuando pensábamos que la sombra de su líder y creador, su factótum, su leiv motiv, la razón de su existencia, había desaparecido del panorama por mor de sus idas y venidas a las instalaciones estatales de Tahiche, cuando parecía que se le había dado una vuelta de tuerca al modus operandi que había primado en tiempos de su fundador, los actuales dirigentes nos demuestran que, a veces, el pasado fue bastante mejor que el presente e infinitamente mejor que el futuro.
La manera de actuar de los regidores de la herencia dimista dista mucho, por lo menos en mi forma de ver la política, de lo que debería ser un partido coherente y con ganas de avanzar hacia el futuro dejando muy atrás el lastre que a punto estuvo de hundirlos por completo.
En una época tan convulsa, políticamente hablando, como la que estamos padeciendo los ciudadanos, el PIL ni esta ni se le espera. Cuando la situación requiere un golpe encima de la mesa, los dirigentes de este partido escurren el bulto y siguen la doctrina Rajoy, a ver si con un poco de suerte las cosas se calman y así no tienen que tomar una decisión complicada.
Con el Cabildo en llamas por el soplete socialista, con el Ayuntamiento manga por hombro por los no útiles de sus concejales, los que mandan y los que se oponen, con la Isla hecha un autentico desastre por la impagable calidad de quien nos gobierna, al PIL no se le ocurre otra cosa que explosionar por dentro, dejando en evidencia influencias extrañas en su forma de actuar.
Para mí, y esto es una opinión que no información, lo que ha pasado en el Ayuntamiento de Arrecife con el asunto de sus asesores y sus concejales, responde a una intención maquiavélica que no es otra que reventar el pacto desde dentro.
Todos sabemos que, otra cosa no será, pero fiel D. Tomas es un rato.
A la dirección del partido, al Consejo Nacional o Insular, o a como quieran llamarse los cuatro que lo forman, lo que les interesa por encima de todo es que haya un cambio de cromos en el Ayuntamiento que lo equipare al Cabildo. Un pacto PIL, CC y PP sería un escenario soñado para estos y, por lo que se ve, los actuales concejales capitalinos no están por la labor.
Según tengo entendido por fuentes muy fidedignas, lo de los asesores es un despropósito de la dirección de los insularistas, entre otras cosas porque ya se les había avisado hace meses de esta contingencia y avisados estaban de las intenciones, tanto de los concejales como de una de las asesoras. Esta última había comunicado a los jefes del club que quería dejarlo por motivos personales de mucha enjundia y justificación.
Bueno pues a pesar de esto, la dirección no hace nada, pasa del tema y cuando los munícipes le piden a la Alcaldesa que haga lo que tiene que hacer, van y montan en cólera. Frases como “decisión unilateral”, “falta de autorización de la dirección del partido”, “no han contado con la autorización de la dirección”, son frases que a mí me suenan a tiempos no muy lejanos, tiempos en los que un tal D. Manuel Cabrera decidió salirse del pacto del Cabildo.
Si el PIL quiere desaparecer del panorama político insular no puede estar llevando a cabo mejor estrategia. Que nadie me tosa que ya me pongo yo la mano delante cuando estornude.
Quizás y digo solo quizás, la forma de actuar de la dirección del partido y su intento de dinamitar el pacto de Arrecife tiene algo que ver con cuestiones laborales de alguno que tiene un cargo que depende de otros que gobiernan, tanto en el Cabildo como en el Gobierno Autonómico.
Para Coalición Canaria, sumar el Ayuntamiento de Arrecife a su nomina de Ayuntamientos insulares y el Cabildo es una tentación demasiado grande a un año y poco de unas elecciones Municipales, Cabildicias y Autonómicas.
Controlar, antes de los comicios, los Ayuntamientos de Arrecife, Teguise, Haría, Tinajo y el Cabildo seria un orgasmo de dimensiones planetarias, tanto como la famosa conjunción interplanetaria de la ínclita Leyre Pajin.
Y en esto, el PIL o por lo menos su dirección política, tiene mucho que decir.
Posiblemente este profundamente equivocado en mi planteamiento y la forma de actuar de los prohombres del PIL responde a una muy calculada estrategia para afianzarse en el panorama insular ante la amenaza de otras formaciones de nuevo cuño y similar calibre.
En cualquier caso y como la verdad absoluta no la tengo yo, hasta bueno seria, si alguien me puede dar una explicación medianamente razonable de lo que está pasando, se lo agradecería y de esta manera saldría de esta quemazón que no me deja vivir.
Así que, si los políticos mezclan la política con las cosas del comer, lo próximo que podría promocionar ese fenómeno de Consejero de Turismo y otros menesteres como plato estrella o estrellado, podría ser el Gofio al PIL PIL.