Empleados públicos, a los pies de los caballos

Por Esteban Vega Martín

La grave situación económica está colapsando las oficinas públicas de empleo. La política de austeridad en la gestión de personal no contribuye a que la situación mejore. En algunas de las oficinas del Servicio Canario de Empleo, convertidas en puntos calientes de esta crisis, la situación llega a ser dramática. Hace unos días, el director de una oficina del Servicio Canario de Empleo de la provincia de Tenerife fue amenazado con un arma blanca. En estas circunstancias de crisis económica, las agresiones tanto físicas como verbales se están incrementando de manera alarmante. Es muy cómodo disponer de cabezas de turco exponiendo a los empleados públicos como carnaza fresca en un mercado donde la envidia y la ira hacia estos trabajadores crecen considerablemente por un delito que no es otro que el cumplimiento con su deber.

La política de recortes que se está practicando en la Administración ha hecho que la atención al ciudadano se haya resentido de un modo tal, que provoca que los empleados públicos estemos a diario expuestos a situaciones que son producto de una campaña de desprestigio, en la cual se nos ha responsabilizado ante la opinión pública de ser los causantes de la recesión y se cuestiona, además, nuestro trabajo por parte de unos sujetos con políticas destructivas.

Tan inaceptable es cualquier tipo de violencia en el trabajo como la situación a la que nos ha llevado la clase política con la congelación de la oferta de empleo público y la destrucción de puestos de trabajo, que han mermado las plantillas y contribuido a una sobrecarga laboral que afecta de un modo negativo a los servicios que reciben los ciudadanos.

Este Gobierno detesta la estabilidad laboral y lo pone de manifiesto en muchas ocasiones. De este modo, manteniendo al pueblo preocupado por comer a diario, controlan mejor la situación.

Una vez más, desde CSIF exigimos el cumplimiento de la Ley respetando los plazos para la convocatoria de concursos y, así, evitar que se produzca esta situación nefasta. La Administración debe tener muy claro que lo primero son los concursos y luego la redistribución de los efectivos y no realizar esta de facto.

Todo esto podría empezar a solucionarse con menos fraude y más política social. No queda sector de la sociedad que no sufra este acoso. Estamos abocados a un país en decadencia. Lo peor de todo es que siempre nos toca a los mismos pagar la inoperancia y el despilfarro de una gran mayoría de políticos que han aniquilado los presupuestos y nos han endeudado por mucho tiempo. Nos están llevando a un escenario tercermundista donde los ricos vivirán en urbanizaciones privadas custodiadas por mercenarios, mientras la pobreza aumenta y cada vez más asociaciones ayudan, a pesar de estar desbordadas, a que muchas familias puedan servir un plato de comida en su mesa y llevarse algo a sus estómagos. Resulta insultante que se hable de legislatura social a doce millones de pobres y seis millones de parados mientras esta casta política continua hundida en un mar de corrupción e ignominia dejando que el país naufrague.

Aquí no se salva nadie; rectifico: solo se salvarán unos pocos con carné del partido. Nuestros jóvenes, después de años de esfuerzo y con grandes sacrificios por parte de sus familias, hace poco tenían garantizado un trabajo; sin embargo, hoy en día, debido a la gestión desastrosa y la corrupción generalizada, nuestros hijos no tienen garantizado ni el trabajo ni el futuro. Lamentablemente tendrán que resignarse a vivir con sus padres o tendrán que salir de España, a no ser que se integren en las juventudes de algún partido.

Nos han puesto a los empleados públicos a los pies de los caballos, pero estamos preparados para luchar contra sus abusos, sus injusticias y sus privilegios desmedidos, así como sus corruptelas. Los planes de recorte de empleo público, para ajustarse a las exigencias de déficit durante la crisis, serán difícilmente sostenibles a largo plazo porque la población demanda más y mejores servicios públicos y menos políticos.