Diálogo con todos

Estuve muy atento al discurso que pronunció Mariano Rajoy para solicitar la confianza del Congreso de los Diputados para ser investido presidente del Gobierno. Una de las ideas con las cuales me quedé es "que no existe mejor instrumento para encauzar y coordinar la energía de la nación que el diálogo. Un diálogo abierto a todos, dentro y fuera de la Cámara". Me anoté bien estas frases porque serán muy útiles a lo largo de toda la legislatura, para recordárselas cuando convenga.

Una de las maneras que tiene la sociedad para hablar es la de manifestarse públicamente en las calles cuando no está de acuerdo con algo. En el pasado, hemos sido testigos de la prepotencia de un gobierno que, amparándose en que había recibido el apoyo de 11 millones de electores, hacía oídos sordos al clamor popular de más de 2 millones de ciudadanos que reclamaban poner fin a las leyes del aborto de 1985 y de 2010.

Esperemos que este talante despótico que ha caracterizado al gobierno socialista no se le contagie al nuevo gobierno. Es de desear que cumpla con lo que ha dicho esta semana sobre el diálogo abierto a todos, dentro y fuera del Congreso de los Diputados, también en relación a la derogación de las leyes del aborto de 1985 y de 2010, tal y como reclaman millones de ciudadanos.

PROGRAMA OCULTO

Hubo un tiempo en que los españoles no supimos por qué los sindicatos, tan activos otras veces, durante los dos mandatos del PSOE estuvieron tan callados. La respuesta la conocimos al destaparse las cuantiosas subvenciones directas que tanto Comisiones Obreras (CCOO) como la Unión General de Trabajadores (UGT) estaban recibiendo a cambio de su silencio. Parte de esa inactividad también se debía, no sólo a la sintonía ideológica entre sindicatos y gobierno, sino también al hecho de que, por cada empleo que se destruía, los sindicatos recibían dinero para supuestos "cursos de formación". Pero estos no son los únicos episodios turbios del gobierno socialista de estos últimos 7 años. Hay muchos más que ya se conocen y otros tantos que aún quedan por saber.

Es probable que, incluso, existiera un programa oculto del PSOE, al estilo de lo que tanto le gusta a Alfredo Pérez Rubalcaba, para que, articulado por medio de acuerdos con sus sindicatos afines, penalizara la contratación de jóvenes. No es por casualidad que la tasa de desempleo entre los recién titulados haya alcanzado la cota del 45% y la pasividad se mantenga. No es por casualidad, como tampoco lo es el hecho de que, para la mayoría de empleos se pida un mínimo de 3 años de experiencia, si no es para penalizar y marginar a aquellos que no han tenido oportunidad de trabajar en su vida.

Llegará el día en que la sociedad española se entere de por qué los socialistas han castigado tanto a los jóvenes. Sólo le pido valentía al nuevo gobierno para que sepa identificar y denunciar las responsabilidades, así como para llevarlas ante los tribunales.