Con él llegó el escándalo
Por J. Lavín Alonso
No se trata de una referencia al filme de Vincente Minnelli, ni a uno de sus protagonistas, Robert Mitchum. Me refiero a la reciente Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile. A ella acudió Hugo Chávez el “escandaloso”, sin abandonar su perenne aire de salvapatrias “arrecho” con el imperialismo - del que, por cierto, saca una buen fajo de millones a cuenta del petróleo que PDVSA vende a los useños. En realidad, no deja de ser imperialista, pero a su particular y marxistizante modo, que, como nos demuestra la Historia, ha sido el mas cruento y letal de la misma. Ya lo anticiparon los escolásticos: contra facta non sum argumenta; contra los hechos no caben milongas interpretativas, dicho sea en español de andar por casa.
Tan puesto iba nuestro bolivariano e iluminado sujeto - si hay dos personajes dispares en la historia de Venezuela, esos son Bolívar y Chávez - que desde la jornada anterior al día de autos, no paro de dar la tabarra con manifestaciones antiespañolas al rey y acompañantes. Y es que algunos nos saben como superar ciertos complejos, lo cual, combinado con un concepto fantasioso de si mismos y un ego elefantiásico, que precisa de estar siempre en la cresta de la ola bullanguera, da como resultado un cóctel realmente peligroso.
En la jornada de clausura de la Cumbre, nuestro Polifemo, apoyado por su claque de epígonos ideólogos de marxismo de garrafón - el auténtico, o casi, se disipó hace 30 años - continuó con su matraca monotemática y sus diatribas contra un ex jefe de Gobierno y algunos inversores españoles, cubriéndolos de abundantes denuestos. La cosa llegó al extremo de que el Rey, con cara de circunstancias, le espetó al pendenciero émulo menor de Bolívar el exabrupto que ya ha creado historia. Solo le faltó añadir: ¡bocazas!
Bien mirado, y analizando la situación actual de Venezuela, sobre todo en lo social, no es de extrañar que el demagogo Chávez haya intentado el ya harto socorrido procedimiento de la huida hacia delante; el recurrir a cortinas de humo, cuanto mas aparatosas, mejor, en corral ajeno, para así intentar ocultar los desaguisados en el propio. Incluso ha llegado a desempolvar la Leyenda Negra y los 500 años de expoliación, actividad esta que, por lo visto, los sucesivos próceres de la Venezuela posterior a 1821 han aprendido bien, mejorando incluso a sus presuntos maestros. Total, por soltar sandeces que no quede.
A pesar del aumento de precio del barril de petróleo y la cascada de dólares que entran en las arcas controladas por Chávez, Venezuela está afrontando una creciente escasez de alimentos, en especial de leche infantil, debido, al parecer, a un sistema absurdo de controles de cambios y precios, al acoso que sufren los productores nacionales y a la lentitud de los servicios portuarios. Y eso que apenas ha comenzado a andar el proyecto del chavismo que está en marcha con vista a perpetuarse en la poltrona. Quien tiene el tejado de vidrio no deber tirar piedras a tejado ajeno; además, que demonios, no hay color...