Carta a Domingo Delgado Morín

Por Miguel Zaragoza Fernández, alcalde de la Villa de Santa Pola

Hay personas que pasan por la vida dejando un rastro inconfundible que va recordando la senda recorrida a lo largo del camino. Algunos tenemos la fortuna de ser una de esas piedrecitas del camino por el que alguna vez pasaste y te paraste a conversar, dejando esa impronta de hombre sencillo y experto profesional que ha marcado tu trayectoria.

Sin ninguna duda has sido uno de los grandes artífices de que el sueño de unirnos en una Asociación Española de Ciudades de la Pesca sea hoy una realidad. Tú estuviste ahí desde los inicios de AECIPE y has contribuido con tu buen hacer a que todos aquellos que sentimos en nuestra piel el sabor salado de la mar nos sintamos orgullosos del camino recorrido.

No sabría si definirte más como un político o como un técnico, quizás tengas tú razón y seas un “politécnico de la periferia” que tan bien has defendido con esa simpatía canaria que te caracteriza. De lo que sí que estamos seguros es de que las Islas Afortunadas lo son más todavía por tenerte a ti entre sus hijos.

Si pensamos egoístamente, debería estar prohibido por ley que gente como tú se pudiese jubilar, porque no es fácil encontrar por el camino personas con tu talante extrovertido, tu cercanía a los demás y, sobre todo, ese profundo sentir hacia los problemas de las gentes de la mar y tu pelea constante por buscar soluciones desde la costa de Lanzarote hacia los confines de Europa.

No obstante, aunque alcances hoy tu júbilo, estamos seguros de que siempre contaremos con tu sabia experiencia para afrontar los retos de nuestro sector pesquero. Has sabido ganarte nuestro cariño y admiración sinceros, y ese sentimiento nunca se jubila. Sólo te deseamos que disfrutes del largo resto del camino que te queda por recorrer y sigas dejando piedrecitas como nosotros que se sientan orgullosas de haber sido tus amigas.