'El Antisemitismo en Polonia'

(En respuesta al Sr. Don Higino J. Paterna Sánchez)

Lamentablemente, no por una estadía de quince días en Wroclaw, puedo tratar el problema del antisemitismo en la sociedad polaca y en Polonia; Wroclaw es un pretexto, como es obvio, pero admito que para algunos resulte una provocación referir un dramático “Polonia es un inmenso cementerio judío”, y le parezca excesivo, para un país en donde se asesinó a millones …poco cómico el asunto. Si uno visita Portland, en Oregón, no pasa esto.

Se refería en mi artículo un dato, sobre “Hashomer Hatzair“, …la respuesta a mi artículo, luego al suyo, a sus afirmaciones, la podría encontrar ahí, en ese movimiento juvenil, que nace por la imposibilidad de pertenencia a los Scouts de los jóvenes judíos polacos. Y es que ser judío en la Polonia previa a la II Guerra Mundial suponía y supuso a lo largo de los distintos regímenes políticos, hasta el surgido en 1919, ser un ciudadano de segunda categoría, se les prohibía, entre otros vetos, el ingreso en cualquier partido político, con la sobresaliente excepción del partido comunista, que sí los admitía, por ello resulta el surgimiento de partidos exclusivamente judíos en Polonia, así como en Rusia, no sólo el Bund, sino propiamente sionistas, de izquierda, moderados y de derecha. Eso no ocurre en Alemania, donde su judería está en su mayoría integrada, y participa sin distingos en la vida social, tanto así que su dirigencia lidera partidos y políticas.

La causa del fenómeno, el denominado “antisemitismo”, y más precisamente la “judeofobia” - que sólo hace víctima al judío, digamos que el problema está en el otro, en el victimario, que es el que la padece- no es difícil de explicar, y tampoco el porqué se da en Polonia, y más allí que en ningún otro país del entorno, aunque no sólo en ella.

El credo cristiano católico culpabiliza, culpabilizaba, me podrá decir usted, pero no es así del todo- a los judíos del crimen de D-s, el deicidio, y refería por ello en el artículo “Judeofobia: rizando el rizo“, los sermones dominicales en la iglesias del país. Pero la historia es muy antigua, digamos que ese domingo viene de muchos domingos. En una frase: “Si la tierra la creó D-s, que es Jesucristo, y los judíos no creen que él sea el Mesías, los judíos no pueden ser propietarios de tierra en Polonia” Parece burdo, es una grosería, pero es así, y eso genera una estructura social durante siglos donde el judío, en el mundo rural, se convierte en mediador entre el propietario, noble, de la tierra y los campesinos, en una estructura social feudal, que cuenta como pilar a la Iglesia, que sobrevive a toda catástrofe, aunque a veces resulte nefasta. No se ha preguntado el porqué de esa mediación o como han denominado algunos autores, “intendencia de los nobles”, pues era la única comunidad que sabía leer y escribir, y matemáticas suficiente y que contaba con individuos confiables como para llevar a cabo tareas de recaudación de tasas e impuestos, con seguridad y crédito, lo que tampoco atrajo al judío la simpatía del vecino polaco, sólo en ocasiones, más pobre.

En el siglo XX, luego de 1945, por la fijación de Stalin en la Unión Soviética, que había ya iniciado las purgas en la comunidad judío de Rusia en los años 30, el antisemitismo subsiste, no ya en la sociedad polaca liberada del ocupante alemán, sino en el mismo partido comunista y en el Ejército Rojo, incluso en su sección polaca, porque lo hubo regular, polaco, en territorio soviético, pero de ese no nacerá el nuevo ejército polaco… Cuando refiere la cuestión de los campos, no se puede afirmar que “muchos judíos eran polacos”, respecto a Auschwitz, lo era la inmensa mayoría. Que no significa que entre ellos pudiese contarse a “judíos patriotas polacos”, por supuesto, de entre los asimilados, pero su presencia es marginal, estadísticamente, no así en Alemania.

Leyó mal cuando entiende que no me gustó que hubiese en el barrio judío de Wroclaw restaurantes “kosher”. No hay restaurantes kosher en la ciudad. Hay dos restaurantes judíos que sirven comida tradicional judía, pero no cumplen las leyes de Kashrut, así que no son caser/kosher. Sólo refería que sus productos y prácticas no están bajo supervisión de autoridades rabínicas. Son excelentes, y su comida es de calidad. Y siempre que puedo, voy.

Leyó mal cuando entendió que por pasar quince días en Breslev podría tratar del antisemitismo en Polonia, que de eso trató el artículo, su vigencia, pero sólo me indignaba la venta de mercadería turística basada en un estereotipo de judío que condujo a la mayoría de la judería polaca anteayer (es licencia literaria) unos tres millones, a la muerte, cuadros y esculturas a la venta que se hace al día de hoy, pero también entiendo que no es posible erradicar esa judeofobia, ese elemento que caricaturiza el artesano, porque es algo tradicional de la sociedad polaca. Sólo constataba un registro de un hecho. Se aconseja pasar de largo, no mirar, fijarse en otras cosas bellas que tiene, como su antigua y excelente arquitectura alemana.

Los datos sobre Yedwabne … los habitantes referidos… ese era el número de los habitantes judíos del pueblo cuando entonces, no hubo supervivientes. ¿De donde salen los 1.600, se pregunta? Se lee que los polacos católicos quemaron a 1600 convecinos judíos en Jedwabne en 1941 en presencia de soldados alemanes. En 2001 se exhumaron 200 cuerpos. Los polacos expresaron su arrepentimiento por la masacre, sus obispos ( P. Gloaguen, Hachette Livre, 2009). Hay abundante bibliografía, y documentación. Respecto a la participación de la Werhmacht en las atrocidades cuando la Shoah, tema tabú en Alemania hasta mediados de los años noventa del pasado siglo, es algo probado, y esa geografía del terror que hacen los que la seguin, es conocida.

Cuando digo de los “justos”, sus medallas, entre los gentiles, por su filantrópica acción, y usted refiere que “no son pocos”, la reflexión resulta “muy polaca” -sabemos que son poco más de 4.900, yo siempre pienso en los chinos ¿por qué no los chinos?… el genocidio aconteció en Polonia, en mayor medida, con diferencia. Sin que de la Shoah se haya culpado a los polacos, eso no se ha hecho.

De otra parte, las relaciones macropolíticas, entre Estados, entre Israel y Polonia, son excelentes, y Polonia es un aliado de alto nivel, lo que no significa que no pueda referir mi visión personal sobre ese residuo cultural antisemita en el país. Hay institutos en Varsovia y en el país vecino, Alemania, suficientes dedicados a eso. Y esa relación va más allá de reparar muy diligentemente agravios por profanaciones a cementerios judíos, o por el robo del cínico letrero del campo de concentración.

Cuando tomaba a Breslau como ejemplo de inacción de los polacos, es porque allí, en Breslev, fue concentrada la población polaca de la frontera, ya inexistente cuando entonces, forzada a trabajar para nutrir a las fábricas de producción que se encontraban al servicio de “La Fortaleza”, el Festung de Breslau, y del Reich, y siempre hubo presencia polaca en su Wroclaw. Uno de aquellos forzados, más que octogenario, es hoy anticuario, se encuentra cerca de la Iglesia Isabel, en una de la calles a las que da la plaza de Rynek, donde el Ayuntamiento, que me ofrece dos monedas de aluminio, de 10 marcos, de la meca del Reich, de uso legal en el gueto de Lodz, por la nueva pide 100 Zloys, por la usada y desgastada, 70 (unos 20 y 14 euros), están catalogadas. El periódico Haaretz preguntaba hace pocos días a sus lectores sobre la licitud de la compra de objetos, en este caso de carácter militar, relacionados con los hechos de la segunda guerra. Una posible respuesta era No, por respeto a la memoria de aquellos martirizados, otra posibilidad era Sí, y tener colecciones privadas, la otra opción era un Sí, condicionado a entregar esa pieza a una institución pública. Imagino que el Museo del Holocausto (Yad VaShem) cuenta con algunas muestras de ella. No las adquirí. Pero en Breslau no se les encerró en gueto, eran para uso exclusivo de los judíos encerrados en el de Lodz…

Los judíos polacos en Alemania, antes del inicio de la guerra, fueron expulsados a Polonia por las autoridades alemanas, que se llegó a acuerdos con el gobierno polaco, algunos, deportados a las afueras de Bialistok, fueron asistidos por E. Ringelblum, que luego escribiría “Crónica del gueto de Varsovia. Así que la judería de Breslev era alemana, y desaparecería entre el 42 y el 44, con las deportaciones ya referidas. Cuando refiero la inacción polaca estoy afirmando que ni allí, ni allá. Ni se asistió el Levantamiento del Gueto, y el suministro asistencial fue marginal, sobre eso también hay abundante documentación.

El antisemitismo en Alemania, y eso es historia conocida, era casi inexistente antes del término de la I Guerra Mundial, y serían muchos los judíos alemanes que participaron en esa guerra y obtuvieron condecoraciones por su defensa “patriótica”, cruces de hierro, condecoración surgida en la ciudad de Breslau por su papel en la derrota de Napoleón… Sólo dije que era marginal en Alemania por cuanto que en todo su territorio, en los años treinta, hay menos judíos que en Nueva York, y cuenta con menos judíos que una ciudad como Varsovia, donde sí suponían el 30% de la población, una 380.000 personas. Y en la prensa contaba con muy poco predicamento, no así en Austria, y desde mucho antes, o en Polonia, donde, irónicamente, una de la acusaciones es que la prensa está en manos de judíos. La Historia del Antisemitismo nos informa que la base antisemita donde estaba arraigada era en Austria y en Polonia, donde sí abundaba esa minoría, eran millones. También ayer mismo, la obra de Wladyslaw Szpilman, “El pianista del gueto de Varsovia” fue censurada por las autoridades comunistas polacas, no sale bien parada la católica Polonia ni siquiera para las autoridades comunistas.

¿Qué dónde estaban los rabinos cuando la represión a los polacos tras el reparto de Brest? Tan atemorizados como el resto de la población, se enfrentaron a muy parecidas detenciones e interrogatorios por parte de los comisarios, la nueva policía y el NKVD. Pero esa persecución ya se había vivido cuando la autoridad del Zar, provocada por policía zarista. Polonia no existía cuando entonces, sólo territorio polaco ocupado. Respecto a Rusia, bastaría conocer la historia de Jabad.

La idea de democracia se basa en la obligación de protección de la minoría por parte de la mayoría, no al revés. No era ni había habido nunca un régimen democrático… pero es que luego, y más allá de lo que fue declarado como “deplorable”, por la comunidad internacional, de los exabruptos del premio Nobel de la paz Lech Walesa, que persista ese fenómeno antisemita y sepamos que está enraizado, muy antiguo, probablemente surgido de las acciones Luis I el Grande, la expulsión de los judíos de Rumania, la represión a los ortodoxos en Rutenia, y toda la historia siguiente, hasta la reacción del primer secretario comunista, Gomulka, un revival de “judíos fuera“, asunto viejo y repetido en la historia… y todavía recayó en los pocos supervivientes de la Shoah en 1968, achacándoles los fracasos económicos del sistema socialista... Debemos reconocer que tampoco ha habido mucho progreso en su erradicación.

No hubo pogromos propiamente en Polonia, ese es sólo un fenómeno que acontece en Rusia. En Polonia había asaltos, destrucciones totales, incendios y muertes, y muy lamentablemente la literatura, documentación gráfica y archivos históricos abunda. En Breslau, casi al final, tocó la noche de los cristales rotos.

Las cosas que sé yo las sabe un tonto cualquiera, por eso desde el inicio del artículo que tratamos adelanto que no sé si es buena idea girar visita a Polonia, cuando se está “cargado” con tanto “prejuicio”. Señor Higinio, ya me gustaría a mi ser, al menos alguna vez, un turista accidental que, pasando por un sitio tan evocador como el país tratado, todas aquellas huellas se me hiciesen invisibles, mirar silbando al Cielo, y olvidar lo que guardo en la retina, recuerdos, centenares de metros de películas documental de los Sttetl, sus comunidades, fiestas y ceremonias, sus pueblos, sus caras, en las bodas, los niños, los viejos, los músicos, las novias, que al poco fue todo ceniza, y no se podría hablar, como dice, de prejuicio, es juicio a posteriori.

Se sabe que las relaciones de los judíos y los polacos son difíciles.

No pasaba yo por Breslau (que siempre fue una ciudad alemana [pero esto no lo digas], repoblada con polacos de la zona oriental, -los del Lemberg y alrededores, antigua Lwow polaca, hoy L’viv, en Ucrania,- porque el Ejército Rojo dejó Breslau vacía, y así la encontraron los polacos en 1945), por casualidad, ni quince días. Más. Era licencia modesta. Sólo referí la impresión de dos días, de dos paseos, uno al cementerio, el primero, y luego a la plaza de Rynek. No voy a tratar de las acciones de aquellos hombres grises.

Un país que contó con una población judía de cuatro millones de habitantes. La comunidad en Cracovia hoy apenas supera las 200 personas. En Varsovia se puede comer Kosher. No disuado a nadie de una visita al país, es muy bello, y existe otra visión no ya de su naturaleza y sociedad, que es sorprendente y en muchos aspectos admirable y magnífica, incluso en la misma historia de la comunidad judía, pues fue considerada el Paraíso en la tierra, y floreció por siglos, y es buena parte de la historia del jasidismo, eran imprecisiones desprejuiciadas, en todo caso.

Aquí, en la ciudad, en Wroclaw, uno no puede menos que visitar el cementerio judío ya dicho, a la salida de la Ciudad Vieja, cruzada La Fosa, en Slezna, cuando entonces, en 1856, los terrenos fueron adquiridos por la comunidad. El primer entierro data de 1856 ( La primera lápida judía encontrada en la ciudad data del siglo XIII), y en el cesó su actividad a partir de 1933, cuando la llegada de los nazis. Mucha población emigró, otros tantos se convirtieron al catolicismo. Hasta el año 40 hay entierros, pero son casos muy raros. A primera vista sorprenden los impactos de bala en las lápidas, y es que se vio envuelto en la batalla que se libró. Sólo por visitarlo, vale la pena el paseo a Wroclaw, pero también hay otras muchas cosas, y hay maravillas. Todo Rynek es sorprendente, me parece precioso el conjunto de fachadas, y la plaza, y su continuación por la de la Sal. Y las calles adyacentes, la más antigua del siglo XVI, que luce unos magníficos portales de piedra. Silesia es una región bella, y su capital es visita obligada en un viaje al país. La estadía en esa ciudad fue sólo un pretexto. Podía haber sido Gdansk, la antigua Danzig, pero entonces hubiese tocado Günter Grass y su buque hundido del “ A paso de Cangrejo”, y de los jabones a partir de la grasa de los cadáveres, cosa que se inventó en esa ciudad. Sólo no hay que mirar ciertas cosas, o no recordar. Polonia, o Polanda, que se dice en el ladino de Smirna (Turquía), es muy bonita, y su historia, la de los polacos, es en muchos casos heroica y admirable.

“A mi me gusta mucho Polonia”, -por si es de un patronato de turismo, entidad financiera, embajada o similar- incluso es un país en el que uno podría considerar vivir allí, aprender popolska y esperanto, y en invierno, nevado, cruzar cualquiera de los más de 130 puentes que unen las trece islas de la ciudad del Oder, con botas de goma, en dirección a un club, el Bredance mismo, y tomarse unas vodkas aderezadas con cerezas entre eslavas, eso debe ser una aventura memorable, o varias.

La noche es brillante en la ciudad universitaria, y se pueden hacer muñecos de nieve. Se come muy bien. En Cracovia dan clases de Idish, que se recupera, y en Varsovia la comunidad es muy activa, vive un gran momento cultural, renace el klezmer, su fusión con nuevas músicas, con el jazz, y cobra renombre; y está la curiosidad por Tykocin, pueblo, y municipio, al que se llega desde Bialystok, hay Sinagoga, Casa del Talmud, y restaurante kosher en el sótano, donde se sirve una afamada cocina casera. Tengo amigos judíos polacos, y también conozco no judíos.

Se puede hacer una topografía del horror, que no voy a hacer. Cuando traté de Auschwitz como mercadería, no inventaba nada, se sabe de esa discusión, de la propuesta para convertirlo en un centro donde se muestren otros genocidios ¿propondrá la UNESCO una exposición sobre Gaza?, …aparte otros posibles intereses de especulación. El que los aviones de IDF lo sobrevolaran en una ceremonia oficial es el presente, y hay que mirar al futuro. Como me dice un amigo: “Nosotros nunca estuvimos mejor que ahora, desde los tiempos del Rey Salomón”. Y Polonia tiene cosas muy bonitas, las regiones de sus muchas fronteras, su costa, y sus lagos, sus bosques, su desierto, sus varios parques nacionales, ciudades con mucha historia y distintas poblaciones, de diverso origen, que sería prolijo referir… guárdeme una cría.