Alguien está mintiendo
Por Eduardo Álvarez
“Tengo pruebas fehacientes de que se estaba tramando una moción de censura para quitarme el sillón” (Pedro San Ginés, Presidente del Cabildo, CC); “La presidenta del PP me ha llamado para darme la presidencia del Cabildo el mismo día de la ruptura del pacto” (Joaquin Caraballo, Portavoz del PSOE); “Yo no he llamado a nadie para ofrecerle nada” (Astriz Perez, Presidenta del PP): “Si tengo pruebas fehacientes de una posible moción de censura en mi contra, ceso a los del
PP” (Oswaldo Betancort, Alcalde Teguise, CC)
Estas son algunas de las afirmaciones hechas por nuestros dirigentes políticos en la semana en la que se confirmó que la clase política de Lanzarote no tiene remedio.
Los ciudadanos hemos asistido entre asombrados, impávidos, sorprendidos y decepcionados a una nueva escenificación del teatro del esperpento en el que se ha convertido la política insular desde hace ya demasiado tiempo.
Esta nueva vuelta de tuerca que nos han dado nuestros políticos no hace sino confirmar lo que mucha gente piensa desde hace muchos años, que esto no tiene remedio.
Debe ser un mal endémico producido por emanaciones invisibles de los volcanes que nos inundan en nuestra orografia insular. Esta emanaciones, por lo visto, deben producir enajenaciones mentales transitorias en todos aquellos ciudadanos que, por una razón o por otra, adquieren la categoría de político. Hasta que le dan el galón son ciudadanos normales, conocedores de la realidad conejera y sensibles a
los problemas que todos, incluidos ellos, padecemos a diario.
Ahora bien, basta que les cuelguen el galón de la solapa para que, en virtud de lo que sale del fondo de nuestra tierra, su tranformacion sea completa. Ya no sienten, ni padecen, ni sufren, ni comparten todos aquellos males y problemas que si tenemos y tenían ellos también, en nuestra vida cotidiana.
Después de las afirmaciones escuchadas de los principales actores de esta esperpéntica obra de teatro en la que se ha convertido la política insular, a mi no me queda duda de que alguien esta mintiendo a la población. Un objeto es imposible, por mucho mago que circule por el panorama televisivo, que sea blanco y negro a la vez.
O tengo pruebas fehacientes, es decir demostrables, de que se ha planeado una moción de censura en mi contra o no las tengo. O me ha llamado para darme la Presidencia o no lo ha hecho. O no le he llamado para darle nada o si lo he hecho. Todo a la vez es imposible.
Lo único que queda claro en esta truculenta historia de dimes y diretes es que, una vez mas y ya van demasiadas, a nuestros políticos el pueblo les importa menos que nada.
Cuando pensábamos, unos más que otros, que la decencia, la ética, la
profesionalidad, la moralidad, en definitiva, la cordura, volvería a imperar en el funcionamiento de nuestras instituciones, ellos, los políticos, se han encargado de demostrarnos que de eso na de na.
Cuando la razón de la ruptura de un pacto de gobierno está basada en una discusión de cama, sin cámaras o escribanos que hayan constatado la veracidad de la misma, esta razón se convierte en una burla hacia los ciudadanos que un día de Mayo decidimos que la situación de Lanzarote debía dar un giro de 180 grados.
Máxime cuando esta decisión de los ciudadanos se ratifico con aplastante rotundidad en las elecciones generales de Diciembre del año pasado.
Una vez más, y ya son demasiadas, la voluntad popular ha sido tomada a cachondeo por aquellos en los que depositamos nuestra confianza para que llevaran a cabo un cambio tan necesario como urgente, con el fin de reconducir la realidad económica, social y política de nuestra Isla.
A mi que soy optimista por naturaleza, me están convenciendo por la fuerza de sus actuaciones, que esto no lleva remedio mientras no haya un grupo de expertos vulcanologos que se introduzcan en las profundidades de nuestros volcanes y descubran el virus que se oculta en ellos y que es el causante de esta epidemia de incompetencia e ineptitud que adquieren los ciudadanos cuando llegan a tener cotas de poder político.
¿Tan difícil es ser normal? ¿Tan complicado es actuar con coherencia y sensatez?
Por lo que nos están demostrando legislatura tras legislatura, no solo es difícil y complicado sino que es imposible.