A buenas horas, Mariano

Es cierto que para recuperar la confianza, absolutamente perdida, que los ciudadanos tenemos sobre la clase política, los gobernantes de nuestro país, nuestra comunidad autónoma o nuestro ayuntamiento tienen que tomar medidas, en algunos casos, drásticas con el fin de que el contribuyente llegue a pensar algún día que, a pesar de lo que nos dan a entender, los políticos son casi como nosotros.

No deja de ser menos cierto que en la mayoría de los casos las medidas a tomar afectarían sobremanera a aquellos que las toman, haciéndoles perder muchos de los ingentes beneficios que su cargo les otorga.

Este y no otro es el gran problema. Quien tiene que modificar la norma es aquel al que le afecta positivamente la misma.

El caso mas cercano, por aquello de las ultimas intenciones del gobierno central, es el de que gobierne la lista mas votada.

Su gran argumento, o mejor dicho, su único argumento es que como va a ser posible que los perdedores se unan y gobiernen, por encima de lo que una mayoría absolutamente ficticia ha salido de las urnas.

Si nos atenemos literalmente a la definición de la palabra DEMOCRACIA, vemos como esta significa gobierno del pueblo. Según esta máxima, si un partido obtiene el 40 por ciento de los votos y el resto de las fuerzas suman el 60 restante yo pregunto ¿en que parte del porcentaje esta situada la mayoría de los ciudadanos?

Históricamente el argumento más utilizado por las fuerzas políticas después de unas elecciones ha sido, cuando alguno ha ganado por la mayoría de los votos emitidos, que la mayor parte del pueblo esta con ellos. Esta afirmación tiene una parte de razón y otro maquiavélico razonamiento que obvian.

Razón porque si votan 100 y uno obtiene 51 es rigurosamente cierto que le han votado la mayoría, de los que han votado. Pero el razonamiento maquiavelico que obvian una vez si y otra también, es que si sumamos el 49% que no les han votado al 60% de los ciudadanos que con derecho a voto no lo han ejercido, nos da un dato irrefutable y es que los gobiernos nunca o casi nunca gobiernan con el apoyo de la mayoría de la población.

Es cierto que la ultima propuesta del Presidente del gobierno de que sea alcalde el cabeza de lista mas votada tiene su lado bueno. Si se aprueba obligaría a los ciudadanos a ejercer masivamente el voto con el fin de que no gobernasen aquellos partidos con mas voto cautivo o mas estomago agradecido, que son, por norma, los que siempre van a votar pase lo que pase.

Pero lo torticero de esta norma, si finalmente se aprueba, es que la sacan en un momento en el que la situación se puede tornar critica para el PP si la coyuntura económica y social no remonta con vientos a su favor. La económica parece que si levanta el vuelo, lentamente pero lo hace, pero la social cada vez esta mas enrocada en su contra.

El miedo a perder alcaldías si la cosa no cambia mucho ha hecho que los sesudos cerebros de algunos populares piensen en positivo, para sus intereses claro y se

saquen de la manga modificar una norma de juego que tal y como va el partido, podría variar y mucho la composición política de muchas corporaciones locales.

Yo no digo que sea muy lógico que un partido con un solo concejal llegue a ser el alcalde. Es mas, si así fuera seria un fraude al ciudadano. Pero lo que se olvidan algunos es que los ayuntamientos españoles no son corporaciones presidencialistas y que en las coaliciones de gobierno el alcalde solamente es la cara de un grupo político. Quien toma las decisiones que finalmente el alcalde rubrica con su firma son los miembros del grupo que gobierna, por lo que los responsables son todos, el alcalde y los concejales por lo que seria prácticamente imposible que un único concejal hiciera y deshiciera a su antojo sin contar con el resto.

Aquí es donde el juego democrático entra en escena y aquí es donde radica el problemón del PP a la hora de establecer alianzas de gobierno cuando no tiene la mayoría absoluta.

Dada la fragmentación política ideológica que padecemos en este país, partidos de izquierdas con los que aliarse en caso de necesidad hay muchos y sin embargo el panorama por la derecha es desolador para los intereses del PP.

Es cierto que los partidos nacionalistas serios que recogen el sentir de una gran parte de la población española son partidos de centro derecha. Tanto el PNV como CiU son formaciones políticas que por ideología podrían estar en condiciones de pactar con el PP sin mas problemas. El problema es que el PP se ha encargado el sólito de cerrar esta puerta, la única que tiene para consolidar un pacto de gobierno en el caso de no contar con una mayoría absoluta.

La España actual tiene cuatro frentes políticos abiertos muy definidos y contrarios entre si. Un centro derecha monolítico, un centro izquierda asociativo con el resto de partidos de izquierdas puras y un nacionalismo que, mas allá de ser de derechas como PNV y CiU, de izquierdas como Ezquerra Republicana, Bildu, etc, son por encima de todo nacionalistas, es decir, mi país por encima de todo. Y el cuarto es PODEMOS, incalificable por mi en estos momentos.

Pero haciendo un ejercicio de razonamiento democrático, voy a plantear un escenario una vez aprobada, si llega el caso, la modificación que plantea el gobierno central. Imagínense por un momento que en un ayuntamiento X la fuerza mas votada es el PP y obtiene 11 de 25 concejales. Por mor de la aprobación de esa ley, el alcalde seria del PP. Hasta aquí todo correcto, se cumple lo establecido y el máximo regidor del consistorio sera el cabeza de la lista mas votada.

Ahora, sabiendo que las decisiones, las leyes, las normas se aprueban siempre por la mayoría de los votos de los concejales presentes en el pleno municipal, ¿quien seria capaz de sacar adelante estas decisiones, leyes o normas que salieran del pleno, el grupo de gobierno con 11 votos a favor o la oposición con 14? ¿Estaría el grupo de gobierno en condiciones de gobernar y de poner en marcha sus propuestas o seria la oposición en pleno las que aprobaría las contrarias?

Mientras la legislación no cambie y se permita gobernar a decretazo limpio, 14 son mas que 11.

Así que, de que sirve marear la perdiz en estos momentos cuando el resultado final va a ser el mismo. Para que gobierne el candidato de la lista mas votada no hay que hacer tanto encaje de bolillos. Se le proclama al día siguiente de las elecciones y dos días después se le quita de en medio con una moción de censura, figura recogida en la legislación actual, con los votos de los 14 de la oposición. Ningún problema. Y si esto tampoco se permite o también se quiere modificar, pues apagamos el chiringuito y nos vamos todos con PODEMOS a Venezuela, paraíso democrático donde los haya para el líder omnipresente y carismático de la formación recién aparecida en nuestro variopinto panorama político patrio.

Don Mariano, creo que debería cambiar radicalmente de asesores que o son muy malos o le están haciendo la cama sin que se de cuenta.