El especialista ambiental advierte que “la contaminación es implícita a la industria petrolera”

Marc Gavaldá: “Hay puertas giratorias entre los consejos de las grandes empresas petroleras y los cargos públicos responsables de ministerios”

Tony Gallardo, director de la Reserva de la Biosfera: ”los lobbys energéticos actúan commo una hidra de siete cabezas”

El director de la Reserva de la Biosfera de Fuerteventura, Tony Gallardo, y el ambientólogo, Marc Gavaldá, coincidieron este jueves en señalar los efectos que sobre la forma de vida de los pueblos está teniendo al industria petrolera.

Tony Gallardo introdujo la intervención de Marc Gavaldá sobre ‘Impactos y conflictos socio-ambientales de las actividades petroleras en el planta’, en la XIII Conferencia Atlántica de Medio Ambiente, señalando que “estos son malos tiempos para el medio ambiente en nuestra sociedad, y ante ello tenemos que encarar problemáticas importantes: en lo social sufrimos la dictadura de los mercados, y en el plano energético, la dictadura de los grandes lobbys”, y comparó el comportamiento de estos grupos ante la sociedad “como el de la hidra de siete cabezas”.

En su intervención Marc Gavaldá se refirió a la evolución reciente de la petrolera Repsol, que ha pasado de ser una empresa estatal a convertirse en una multinacional privada, dependiente de brandes bancos y capitales de todo tipo.

Gavaldá explicó cómo desde que en 2010 se llegó al máximo de producción histórica de petróleo, el denominado ‘Peak oil’, y ante el progresivo agotamiento de las reservas “Repsol anuncia trimestralmente, coincidiendo con sus juntas de accionistas, nuevos y grandes descubrimientos, tratando de desmontar la teoría del peak oil. Pero estos anuncios se cuestionan y en muchos casos son inviables económicamente, de manera que la realidad es que seguiremos comprobando un incremento paulatino del precio del petróleo. Un nuevo escenario se avecina en el que el petróleo será un producto muy costoso”, adelantó.

Después de una década recorriendo pozos petroleros en Argentina, Colombia, Bolivia o Perú, “he comprobado que hay cosas que se podrían evitar. El petróleo es una industria contaminante. La práctica nos demuestra que la contaminación es implícita a la práctica petrolera”.

Sobre el proceso de extracciones Gavaldá alertó “lo que llaman pozos de prospecciones son en realidad pozos de extracción de petróleo, porque sirven para eso”. Advirtió que “los lodos de exploración contienen lubricantes, antioxidantes, etc. Hasta un 95 por ciento de químicos frente a un 5 por ciento de agua, caundo antes era justo al revés”.

Gavaldá se refirió también a los “mecanismos de impunidad ambiental”, en “lo que hace una petrolera en mar abierto o en el interior de una selva, donde no hay testigos ni fiscalización. Allí se minimizan costes vertiendo los residuos con escasos controles”.

Como ejemplo, se refirió a las aguas en formación que acompañan a los yacimientos de petróleo, caracterizadas por haber permanecido millones de años embalsadas, con una alta salinidad y gran presencia de metales pesados, “estas aguas provocan la salinización de los ríos, aumentan los niveles de Cadmio y Zinc, que se acumulan en los huesos y las uñas, y a largo plazo se asocian a la generación de enfermedades”.

Proyecto Castor

Marc Gavaldá aportó información de primera mano sobre el proyecto Castor, “creando aun gran bolsa de almacenamiento subterráneo de gas, que sin haber empezado aún a funcionar del todo, sólo con las pruebas iniciales, generó más de 400 seísmos”. Y eso que había superado satisfactoriamente todos los controles ambientales que le impuso el Ministerio.