Aunque no se ha detectado una sola de las pateras que ha llegado en los últimos días a Lanzarote, Elena Máñez asegura que si el sistema que utiliza la Guardia Civil no funcionara, el problema que padece la parte oriental del Archipiélago sería como la “crisis de los cayucos” de 2006

La delegada del Gobierno insiste en que el SIVE está funcionando pero se niega a dar datos concretos por motivos de seguridad

La delegada del Gobierno en las Islas, Elena Máñez, ha insistido este martes en COPE Canarias en que el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) que utiliza la Guardia Civil en Lanzarote para detectar cualquier embarcación que se acerca a sus costas está funcionando perfectamente. Es más, en esta ocasión se atrevió a afirmar que si no estuviera funcionando, en lugar de llegar las barquillas que están llegando en las últimas jornadas se habría producido ya una situación parecida a lo que definió como “crisis de los cayucos” de 2006.

La delegada del Gobierno habló en el programa “La Mañana” que dirige y presenta Máyer Trujillo. Allí, a pesar de que el periodista le preguntó que cómo era posible que ninguna de las embarcaciones llegadas en estos días hubiera sido detectada por la Guardia Civil, insistió en defender el buen funcionamiento de un sistema que en realidad nunca ha funcionado. “Estoy lo relativamente satisfecha que se puede estar en estas circunstancias, porque uno siempre quiere ir más allá. Yo tengo toda la información real, y hay información que no puedo dársela a los medios, porque el SIVE también es un instrumento que se utiliza en la lucha contra el narcotráfico y en otras operaciones que están en marcha”, explicó para justificar por qué no iba a aportar datos concretos de lo que funciona y lo que no.

Según fuentes consultadas por este diario, en realidad el SIVE nunca ha operado como debería operar, principalmente porque faltan radares que cubran todo el perímetro de la costa lanzaroteña, y hay zonas de sombra como la costa de Tinajo por donde normalmente no sólo se han colado pateras, como las últimas llevadas por los pescadores hasta el muelle de La Santa, sino también embarcaciones dedicadas al narcotráfico. Además, según estas fuentes, la cámara que va con el radar de la zona norte, que es el principal, no funciona. Por si no fuera suficiente, las mismas fuentes aseveran que la cámara que está en el sur, en la zona del Faro de Pechiguera, está orientada hacia el propio Faro y no hacia el mar. En definitiva, que se puede garantizar que hay una parte de los aparatos que funcionan y otra que no, y que en ningún caso funcionando todos a la vez son el verdadero sistema que requiere un lugar como Lanzarote.

Para la delegada del Gobierno estas cuestiones en ningún caso valen para asegurar que el sistema no funciona, de ahí su insistencia en repetir una y otra vez que ahí no está el problema. “Lo que puedo garantizar es que el SIVE funciona, que se está haciendo el trabajo en origen y que vemos una parte a través de las pateras que están llegando pero hay una parte que no se ve que forma parte de otro dispositivo que está funcionando. Gracias a ese dispositivo el volumen de personas que llegan no es como el que vivimos en 2006. Gracias insisto a que tenemos el SIVE no estamos viviendo la situación que ya pasamos, y esa es la gran diferencia que se produjo en la crisis de los cayucos y la que se vive ahora”, apuntó durante su intervención en COPE Canarias.

Lo que no se dijo durante la entrevista es que la denominada “crisis de los cayucos” se produjo precisamente porque Marruecos inició en tiempos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero un verdadero control sobre sus fronteras y las mafias de la inmigración tuvieron que derivar el tráfico de seres humanos hacia el sur. Así, al partir de más lejos, desde Mauritania, tuvieron que emplear otro tipo de embarcación, conocida como cayuco, más grande y navegable que las pateras. Los viajes entonces no se hacían hacia Lanzarote o Fuerteventura, comenzaron a hacerse hacia Gran Canaria y Tenerife, momento en el que hubo verdadera conciencia de un fenómeno que las dos islas orientales sufrieron durante la década anterior y que no siempre recibió la atención adecuada de las autoridades nacionales y autonómicas.