Las alergias relacionadas con la piel y los alimentos aumentan en casi un 5 por ciento durante el verano en Canarias
A diferencia de la Península, los afectados canarios son más alérgicos a los ácaros del polvo doméstico, que no se ven sino al microscopio y se encuentran en el colchón, alfombras, moquetas, muñecos de peluche, libros y en epitelios de animales como perros y gatos. Necesitan para sobrevivir y reproducirse una humedad relativa alta (60-80%) y una temperatura estable 15-25 grados centígrados, parámetros climatológicos que se cumplen todo el año en Canarias. De ahí que la concentración de la aspiración de un metro de colchón canario debe ser 10 veces mayor que en la Península.
Es la ingesta de frutas de temporada (fresas, kiwis,...), las picaduras de insectos (abejas, avispas,...), el polen de las plantas y flores típicos de esta estación, el efecto de algunos hongos e, incluso, la moda de los tatuajes, lo que favorece el aumento de la sintomatología de las enfermedades alérgicas durante el verano.
Las enfermedades alérgicas aparecen cuando el organismo reacciona de forma exagerada frente a una sustancia (el alergeno) a la que normalmente los individuos no alérgicos no reaccionan. Esta respuesta anómala del organismo puede manifestarse en la piel (urticaria, dermatitis, eccemas, sarpullidos, picores...), en el aparato respiratorio (rinitis, obstrucciones respiratorias, asma,...), en el aparato digestivo (diarreas y procesos gastrointestinales) y también puede provocar conjuntivitis, mareos, y cefalea, entre otras reacciones.
En ese sentido, desde la Consejería de Sanidad se aportan algunos consejos a abordar en el verano, tanto para los alérgicos como para quienes no padecen alergias o no lo saben. Pues el sol, fenómenos como la calima, el polen, una simple picadura de una avispa o el consumo de determinados alimentos pueden convertirse en un auténtico enemigo para el organismo de un alérgico en el que se desencadenan múltiples reacciones.
Normalmente, el primer contacto del organismo con un alergeno no desencadena ninguna reacción, ya que es entonces cuando se inicia la creación de anticuerpos específicos encargados de luchar contra el elemento invasor. Con el segundo contacto, la reacción y posterior manifestación alérgica ya suele aparecer.
Los alergenos más frecuentes en Canarias son los ácaros del polvo doméstico, los epitelios de animales, fundamentalmente perro y gato, y por último, el polen de plantas y flores. En verano (desde finales de mayo y junio) es frecuente la alergia provocada por el polen en el césped. En zonas húmedas se produce alergia al moho, presente en el entorno (troncos de madera deteriorados, heno, tierra para uso en jardinería, basura), y en las casas (en las cortinas de baño y en general en las zonas húmedas y cerradas como sótanos). Es muy rara la alergia a hongos en Canarias, detectándose pocos pacientes a la Alternaria, Aspergilus, Cladosporium y Candida.