martes. 23.04.2024

Vestir el santo

En estos días inciertos en los que no está segura ni la fórmula para gobernar un país que de momento se sigue llamando España, el Cabildo de Lanzarote mantiene un Gobierno en minoría. Sin embargo, es un secreto a voces que CC y PSOE se están esforzando para intentar cerrar un acuerdo

El incierto año 16 comienza con un incierto panorama político en todo el país. Una vez resuelto en el último minuto y casi de penalti injusto el caso de Cataluña, sigue sin resolverse el acuerdo que tiene que garantizar la gobernabilidad de un país que de momento se sigue llamando España. Este miércoles echa a andar la legislatura con más interrogantes de la historia, con un presidente, sea el que sea, que puede durar menos que los ya fallecidos Leopoldo Calvo Sotelo o Adolfo Suárez.

Mientras se ponen de acuerdo los unos y los otros, resulta que en una pequeña islita del Atlántico que responde al nombre de Lanzarote su principal institución, el Cabildo, lleva más tiempo que España y Cataluña sin tener clara la configuración de su Gobierno definitivo.

En estos momentos Pedro San Ginés preside un Gobierno parecido al que presidiría Mariano Rajoy si Pedro Sánchez y el Partido Socialista (PSOE) dieran un paso atrás en su idea de pactar con Podemos y con el que puedan para desterrar de la faz de la tierra al Partido Popular (PP). Gobierna en minoría con el único apoyo del único consejero del Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) y a la espera de que los socialistas se decidan de una vez a entrar a completar un pacto ya firmado o definitivamente digan que su intención es la de permanecer en la oposición durante los tres años que restan de mandato insular.

Las elecciones generales, como estaba previsto, marcaron un antes y un después en la desesperante espera en la que se encontraba Coalición Canaria (CC). El resultado final, que era el que barruntaban la mayoría de las encuestas bien hechas, dejó las cosas bastante claras. La no mayoría absoluta del PP ha frenado en seco las aspiraciones de los nacionalistas que apostaban por una ruptura con el PSOE de Patricia Hernández. La fragilidad de los socialistas y su situación de permanente cambio tras un mal resultado en las urnas ha frenado en seco los deseos de los que apostaban también por un cambio a la izquierda en Canarias. Total, que unos y otros saben que todo debe seguir igual para que nada cambie. En definitiva, que no les queda otra que seguir juntos.

Aplicado el cuento a Lanzarote, en el PSOE más sensato son conscientes de que no existen razones de peso para que sus cinco consejeros no se incorporen con CC y PIL al pacto en el Cabildo que ya tienen firmado, un pacto que se “suspendió” por la ejecución de Pedro San Ginés de algo que ya había advertido previamente, que no iba a permitir que el funcionario Leopoldo Díaz siguiera un solo día más al frente de un departamento tan importante como es la Oficina del Plan Insular. Las razones: múltiples. Las formas: quizá no las mejores, como ahora ha reconocido una sentencia de lo Contencioso. Y sólo a ese clavo ardiendo de las formas es al que se han sujetado aquellos grupos internos y externos que presionan a la secretaria general, Dolores Corujo, para evitar a toda costa consolidar en el poder al presidente nacionalista. Porque ésa y no otra fue la causa que motivó la “suspensión” del acuerdo, el anhelo de los de siempre, de los que conforman el lado oscuro de la fuerza, de apartar de la presidencia del Cabildo a alguien que les guste o no se ganó el derecho a estar ahí en las urnas.

No deja de ser cierto que en el lado sensato del PSOE también hay gente que no entiende que Pedro San Ginés sea presidente del Cabildo con su apoyo. Porque en ningún momento ha mostrado el respeto que ellos entienden que debe mostrar por unos socios de gobierno a los que ya despreció en su discurso de investidura. Y ahí está el debate entre los unos y los otros, con tendencia de momento favorable en que se tiene que entrar a gobernar pero con una actitud totalmente distinta a la que mostraron en tiempos de su compañero Joaquín Caraballo.

Tras las elecciones hubo dos declaraciones fundamentales para situar las cosas en su verdadero sitio. Las primeras, las que hizo el secretario de Organización de CC en la Isla, Antonio Morales, quien responsabilizó a su partido de que el asunto del Cabildo no se hubiera resuelto antes, bien con un acuerdo con el PSOE o bien cerrando la arriesgada oferta que les había puesto sobre la mesa el PP, en la que se incluía una moción de censura en Arrecife para la que Astrid Pérez jura y perjura que había número. Las segundas, después de las primeras, las del consejero Marcos Bergaz, quien estaba llamado precisamente a llevar en la Primera Corporación insular el Área de Política Territorial. El socialista dijo en el programa que abre las mañanas en el tramo local de Crónicas Radio-Cope Lanzarote que había pasado el tiempo de espera y que había llegado el momento de la negociación para terminar con la actual situación. Después, el resto de dirigentes de la formación, entre los que hay que incluir a la propia Corujo y al secretario de Organización, José Juan Cruz, han hablado en la misma línea, en la del posible entendimiento.

¿Qué ha sucedido en estos días? Lo que ha sucedido en estos días es lo que comentó uno de los negociadores del posible acuerdo a este diario, que hay que “vestir el santo”. En el PSOE se encuentran con la lógica necesidad de explicar a la sociedad y a los militantes más reacios por qué en junio del año pasado decidieron “suspender” el acuerdo del Cabildo y ahora pretenden “desuspender” lo suspendido. ¿Qué ha cambiado desde entonces? Prácticamente nada, o todo. De momento ha cambiado que en el PSOE se han dado cuenta de que es un error mantenerse en una postura hostil hacia sus ahora socios naturales cuando la afrenta no fue tan grave como inicialmente se ha vendido, y cuando además, como reconoció el propio Cruz Saavedra, fue el mismo San Ginés quien le advirtió antes de firmar nada de que se le había agotado la paciencia con el polémico funcionario que ha controlado desde su oficina el destino territorial de Lanzarote en los últimos veinte años, con sonados fracasos por todos conocidos como la imposibilidad de tener un Plan Insular actualizado o la forma en la que se acordó controlar el crecimiento a través de una moratoria turística que tuvo un efecto perverso.

Y en esas están, vistiendo el santo. Antes de las vacaciones de Navidad y en estos días se han producido diferentes encuentros informales. La reunión oficial se producirá una vez que el santo esté vestido, que esté todo acordado y que se tracen las líneas que CC y PSOE van a mostrar a la población para que ninguno quede mal en la foto final. El primer gesto de los socialistas será el de apoyar los presupuestos que está elaborando en estos momentos el equipo que dirige Luis Arráez. A partir de ese momento, llegará lo demás.

¿Hay presiones en estos momentos por parte de los de siempre para que no se cierre este acuerdo? Es lógico pensar que sí. A esa parte de la sociedad lanzaroteña, perfectamente identificada, le interesa muy poco la estabilidad institucional o el verdadero desarrollo sostenible de la Isla. Les interesa la gresca constante y el que estén en el poder aquellos que cumplen a rajatabla cada uno de sus dictados, tanto territoriales como políticos y económicos, estos últimos tal vez los más importantes.

Ocurra lo que ocurra, vistan el santo como lo vistan, lo razonable es que no pase del mes de enero un acuerdo definitivo, el que sea o con quien sea. Cuesta creer que una institución que maneja un presupuesto de más de cien millones de euros pueda estar tres años siendo dirigida en minoría por siete consejeros y un presidente. Si se pudiera, si fuera efectiva la fórmula, habría que pedir al Estado que reconsidere el número de consejeros que tenemos que pagar los ciudadanos en Lanzarote, reducir drásticamente la cifra actual, que pasaría de los veinticuatro de ahora a quince. Nos ahorrariámos un dinero importante.

Última hora

La noticia que se ha dado a conocer este miércoles sobre la decisión judicial que entiende que el presidente del Cabildo apartó de forma incorrecta a Leopoldo Díaz de su puesto al frente de la Oficina del Plan Insular ha provocado un pequeño cambio en la situación que vive el posible acuerdo entre los socios. Aunque todo el mundo entiende que el cargo que ocupaba el funcionario era de libre designación, nos consta que hay una enorme alegría en las filas socialistas porque la sentencia viene a darles la "razón" en su planteamiento inicial. ¿Sabían en el PSOE que un tribunal tumbaría la decisión de San Ginés? Es evidente que no, y que no fue ése el principal motivo de "suspender" el pacto. Sin embargo, esta decisión judicial les ha venido como anillo al dedo, igual que no ha venido nada bien para ratificar los argumentos expuestos por CC.

¿Cambia algo esta decisión? En principio, y según nos cuentan desde los dos partidos, no cambia mucho, salvo que en el PSOE esperan ahora un gesto mucho más claro y contundente por parte de los nacionalistas, gesto que si no es capaz de realizar San Ginés lo tendrá que hacer el partido. ¿Qué gesto? Reconocer que fue un error y adoptar alguna decisión al respecto.

De momento nos quedamos con la reacción del presidente, que ha sido la misma que tendría cualquiera de los muchos ciudadanos de este país que se enteran antes por determinada prensa de las decisiones de los tribunales que por los conductos oficiales. Imaginamos que en CC van a estudiar el caso y van a tomar alguna medida, que en ningún caso pasará por dejar en manos de Leopoldo Díaz y de la gente que está detrás de él (principalmente la Fundación César Manrique) el desarrollo del próximo Plan Insular de Lanzarote.

Vestir el santo
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