martes. 19.03.2024

La mirada hacia Oriente es cada vez más clara en nuestra cultura. Si muchos cristianos ponen ya su vista en la religión budista, son cada vez más las personas que recurren a las terapias japonesas para conseguir una mejoría en su estado, ya sea físico o psíquico. Una de las fórmulas que más adeptos está ganando es el reiki, una terapia de sanación.

Pero los reikistas no curan. Eso lo dejan claro. Ayudan a que nosotros mismos nos sintamos mejor a través de la energía que se proyecta a través de la imposición de manos.

Nabila es una de las maestras de esta disciplina que lleva 8 años haciéndolo en Lanzarote y asegura que antes que ella, muchas otras personas practicaban esta técnica.

Explica que “obviamente no soy la única que hago reiki en Lanzarote y antes que yo había otras personas que curaban utilizando la energía”. Lo que ocurre es que “muchos seguro que utilizaban este método sin saber que el reiki es un término japonés que significa energía universal y que supone un método de curación natural descubierto por Mikao Usui, un monje japonés del siglo XIX”. Dice que la energía es energía y da igual como se llame.

En lo que insiste Nabila es en que ella no cura a nadie y aconseja que si alguien va a un reikista y dice que es un sanador y que él le va a quitar una enfermedad, desconfíe. Comenta que lo que ellos hacen es utilizar la energía de cada individuo para que él mismo pueda mejorar.

Cualquiera puede ser reikista

No hace falta tener unas condiciones especiales para practicar el reiki. Sólo hay que aprenderlo de la persona adecuada; es decir, alguien que haya adquirido el rango de maestría. Nabila dice que “yo descubrí este don de un día para otro gracias a un maestro japonés”.

Los “pacientes” que acudan a un reikista no pueden esperar de él un diagnóstico. Esto quiere decir que ellos no descubren enfermedades porque no son médicos y vuelve a pedir prudencia ante quienes quieran hacerse pasar por facultativos. Nabila deja claro que “podemos mejorar casi todo pero digo mejorar no curar”. En ocasiones pueden eliminar síntomas y otras reducirlas y pone como ejemplo que en la familia de su maestro, un experto japonés, nunca hizo falta la presencia de un médico porque a través de la práctica habitual del reiki, conseguían estar sanos. Eso sí, explica que en los casos en los que alguien necesitaba operarse en un hospital, no dudaba en hacerlo. Lo del médico es del médico.

La reikista comenta que esta técnica es perfecta para “pequeños males” como por ejemplo un constipado, que dice que se soluciona antes a través de este método que con los analgésicos, que siempre van a tener efectos secundarios.

No hace falta creer

La fe no es necesaria para notar la mejoría que se produce con el reiki. Nabila comenta que el 99% de sus clientes han sentido un alivio después de una sesión, incluso los más incrédulos. “Yo he tenido personas con dolores de espalda muy fuertes, que venían decepcionados de los masajes que no les aportaban nada y han salido como nuevos”, asevera.

La sensación más frecuente que produce la imposición de manos es la de un relax total por lo que es perfecto para quienes sufren estrés. Nabila asegura que incluso gente que no consigue nunca estar relajada, se queda “como volando, de una forma muy agradable”. Otros hablan de una paz profunda, pero en todo caso, cada persona experimenta cosas distintas.

Pero el reiki no es sólo la imposición de manos. Para muchos supone un estilo de vida basado en preceptos como “sólo por hoy no estés enojado” o “sólo por hoy no te preocupes”. Por eso, Nabila asegura que lo que no pueden pretender sus clientes es que les cambie la vida. “Si alguien viene y después de una hora sale completamente relajado pero luego sigue con su vida ajetreada y sus problemas, yo no puedo hacer nada para arreglar eso”, confiesa. Dice que ellos no hacen milagros y si la persona no cambia lo que le perturba, ellos tienen un poder limitado.

No se puede establecer un tiempo medio de duración de la terapia reikista porque cada individuo va con una problemática distinta. Nabila comenta que “todo depende del estrés que tienes y cómo se manifiesta en tu cuerpo”. Si el problema es crónico, se necesitarán más sesiones para que la acumulación de tensión y toxinas se vaya. Suelen ser casi imprescindibles 5 ó 6 visitas al especialista, aunque insiste en que si no se soluciona el problema, no existen los milagros. Sin embargo, “si te has caído y te duele una rodilla, puede ser bastante con 15 minutos”. Con una sesión, que suele durar una hora o 75 minutos, se puede dar por zanjado el asunto.

Nabila no quiere que la gente se deje engañar por farsantes y recomienda que cuando se acuda a un reikista, la persona se deje llevar por su intuición ante el comportamiento que está viendo. El verdadero especialista le explicará claramente lo que es esta terapia y lo que puede esperar o no de ella. Comenta que “nadie puede asegurarte resultados al 100”. También aconseja que se recele de determinadas parafernalias. El reiki no es nada religioso o místico y no necesita velas ni ningún tipo de abalorio, que son recursos más propios de videntes que quieren hacer más misteriosa su consulta. Insiste en que el reiki es un tratamiento natural y pide precaución porque en Lanzarote hay muy buenos reikistas y otros que no lo son tanto. Por ello, pide al individuo que vea lo que siente y a partir de ahí juzgue.

En cuanto al precio de una sesión, Nabila dice que es barata en función de la mejoría que aporta. El coste medio es de unos 40 euros. Y para los interesados en aprender esta técnica, el próximo mes de julio, Nabila iniciará un curso al que se puede acceder consultando la página web www.reikilanzarote.org

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