viernes. 29.03.2024

Presupuestos y escudo social

Por increíble que parezca, en nuestro país todavía siguen en vigor los presupuestos prorrogados de 2018, elaborados por el ministro Montoro bajo la presidencia de M. Rajoy. Hasta ahora, la aritmética parlamentaria y la renuncia del Partido Popular a ejercer sus responsabilidades políticas e institucionales han impedido que dispongamos de unos nuevos, pero, si ya era muy difícil desarrollar políticas de progreso con unos presupuestos conservadores, estos son completamente inútiles para combatir la crisis sanitaria, económica y social en la que estamos inmersos. 

Esta es la situación en la que nos encontramos, extraordinaria y gravísima, aunque todavía hay algunos que fían su futuro político y personal a que no prosperen las negociaciones emprendidas por el Gobierno para que nuestro país cuente con unos nuevos presupuestos en 2021. No nos engañemos: si se prorrogaran sine die los de 2018 no podríamos dar amparo a las acuciantes necesidades de las familias y las empresas y estaríamos abocados a unas nuevas elecciones. Ese escenario catastrofista y de sufrimiento es el que los patriotas de cartón piedra, los extremistas de derechas y los nacionalistas folclóricos quisieran para intentar alcanzar el poder.  

Pero eso no va a ocurrir. Que se les quite de la cabeza a los miserables del cuanto peor mejor, porque la alianza entre el PSOE y Unidas Podemos hará todo lo que esté en su mano para pactar unos nuevos presupuestos con todos los grupos parlamentarios que acepten unas cuentas públicas inclusivas, solidarias y justas para salir de la pandemia y reconstruir la economía. Y lo haremos preferentemente con el bloque de la investidura y con aquellos grupos políticos que sepan estar a la altura de lo que nuestro país reclama en estos momentos.  

Hay quien se entretiene llamando geometría variable a lo que no es más que la situación más excepcional vivida en España desde la guerra civil y que, por eso mismo, requiere generosidad, altura de miras y dejar de lado los intereses partidistas en aras de la unidad y pensando exclusivamente en el bienestar de la población. Nuestra estrategia es bien sencilla y consiste en conseguir una mayoría parlamentaria capaz de aprobar las políticas de gasto que se precisan para atajar la pobreza, el sufrimiento y la ruina económica. Eso es todo.

El Gobierno de Pedro Sánchez sólo piensa en unos presupuestos que cumplan con el cometido de paliar las consecuencias económicas y sociales causadas por la crisis sanitaria y sentar las bases para superar esta situación lo antes posible. Por todo ello, los nuevos presupuestos deben tener una fuerte dimensión social para poder atender todas las medidas que comprenden el llamado escudo social, como el ingreso mínimo vital o los fondos destinados a los expedientes de regulación temporal de empleo.

Pero no estamos solos. Para superar esta adversidad también contamos con el fondo de reconstrucción acordado por la Unión Europea, del que España dispondrá de 140.000 millones —72.000 millones en transferencias— para reforzar el sistema y la industria sanitaria, la digitalización, la transición hacia una economía sostenible, la apuesta por la I+D+i y las nuevas tecnologías, así como para apoyar a las pymes y sectores afectados por la crisis actual como el turismo y la hostelería y la preservación del medio ambiente. 

Tengo total confianza en que seremos capaces de aglutinar una mayoría suficiente para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2021 y que las nuevas cuentas públicas consolidarán una economía competitiva e innovadora y un modelo de crecimiento económico equilibrado, inclusivo y sostenible que permita la creación de empleo digno, la protección de los colectivos vulnerables y la recuperación del tejido productivo con la idea de no dejar a nadie atrás.

Presupuestos y escudo social
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