jueves. 28.03.2024

-El cultivo de las tuneras y lo que se llamó "oro negro" afrontan un año más un futuro incierto sin que se hayan concretado políticas públicas de salvación


- Ángel Vázquez, consejero de Agricultura: "El Cabildo reconoce el mal estado de las tuneras del norte y prepara un plan de recuperación porque las partidas de muchas actuaciones del sector primario las hemos tenido que dedicar a paliar los efectos del COVID"


-Manuel Fajardo, senador por Lanzarote y La Graciosa: "Hay una iniciativa en el Senado respecto al tema de la cochinilla. Es un cultivo tradicional que dio de comer a muchas familias y que se vendía muy bien"


- Alfredo Villalba, alcalde de Haría: "Íbamos a volcarnos sobre todo en la segunda parte de la legislatura, pero no ha podido ser. Hay muchísimo trabajo que hacer sobre todo ahora que se habla tanto del producto de proximidad"


- Nereida Pérez, gerente del Consejo Regulador del Vino en Lanzarote y ex consejera de Agricultura: "El gran problema es la falta de agua y apenas ha llovido. En Lanzarote siempre nos ha faltado unión en el sector primario"


- Carmelo Corujo, portavoz de la Asociación 'El Abrigo de Lanzarote': "La única alternativa para no dejar morir las tuneras y recuperar la zona es regar la zona norte de la Isla con cubas de agua"


 

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El cultivo de la cochinilla afronta en Lanzarote un futuro más que incierto. Vuelve a hacerlo a pesar de que cuenta con 196 hectáreas en producción y de que Lanzarote es la isla de mayor superficie potencial para producir cochinilla, no solo en plantas en producción de higos picos, sino también en plantas abandonadas que habría que reconvertir para poder poner en producción. Basta con pasarse por la zona que está entre Guatiza y Mala para darse cuenta de que hay un paisaje único en auténtica descomposición. Fincas llenas de aulagas, con las tuneras tumbadas en el piso y con una angustiosa sensación de abandono que parece que no ha preocupado en exceso a los políticos locales y a los que visitan un lugar que no se debería perder, no ya por su teórica rentabilidad como negocio sino por lo que significa para el conjunto de Lanzarote como un atractivo paisajístico fundamental para hacer el destino turístico más consistente. 

Las hectáreas realmente cuidadas y en producción no llegan ni a veinte, muy lejos de las 300 de hace dos décadas y de las alrededor de 160 censadas en 1998. En otros tiempos se llamó a la cochinilla el oro negro de Lanzarote. Y se hicieron fortunas pequeñas, medianas y grandes que lo atestiguan. Pero en la actualidad la producción es una ruina, aunque los expertos dicen que si se recuperara se ganaría mucho. Lo último que se vendió en condiciones fue en 1997, según recuerdan los lugareños. De hecho, en los garajes y pequeños almacenes de los cosecheros se acumulan en sacas más de 40.000 kilos de cochinilla seca sin vender.

El objetivo de que la Isla contara con un Centro de Transformación de la Cochinilla, iniciativa impulsada desde el Congreso de los Diputados por el desaparecido Cándido Reguera, es que el carmín se produjera en la propia isla, pues históricamente Lanzarote se ha venido limitando a exportar la materia prima. El carmín de origen natural se utiliza industrialmente para dar color a productos textiles y como colorante alimenticio y farmacológico (jarabes, golosinas, yogures, chorizos, dentífricos, etcétera).

A pesar de contar con el proyecto ejecutado de una industria como Centro de Transformación de la Cochinilla, el informe elaborado por la Fundación Canaria de Agricultura y Medio Ambiente José Galván Bello, para evaluar la situación de los distintos sectores a fin de valorar la modificación de las ayudas acogidas al POSEI, establece que el cultivo de la cochinilla ha pasado de ser la primera industria del Archipiélago a mediados del siglo XIX a convertirse “en una actividad muy minoritaria en la actualidad y en peligro de desaparecer”.IMG_20201111_105108

Es una de las imágenes del ocaso. La otra la integran las aulagas y los tabobos que crecen entre las tuneras que han sido totalmente abandonadas a su suerte. Y no parece fácil darle salida, a pesar de su capacidad de conservarse durante más de 15 años incluso. Estos días solo hace falta darse una vuelta por pueblos como Mala o Guatiza, en el municipio norteño de Haría, para ver el mal estado que presenta la producción potencial de cochinilla, con tuneras secas, caídas, muchas de ellas destrozadas y rodeadas de aulagas,  y otros cultivos invasores que están abocando a estos ejemplares a su práctica desaparición. 

Falta de políticas agrarias 

Entre otros, el alcalde de Haría, Alfredo Villalba, ha reconocido en Crónicas Radio que la Isla, especialmente en el norte, ha adolecido de políticas agrarias. "Han faltado políticas agrarias en todas las instituciones e incluyo al propio Ayuntamiento de Haría. Yo soy el concejal de Agricultura y es verdad que tenemos una asignatura pendiente con el sector. Íbamos a volcarnos sobre todo en la segunda parte de la legislatura, pero no ha podido ser. Hay muchísimo trabajo que hacer sobre todo ahora que se habla tanto del producto de proximidad. Vamos a ver cómo se hace porque lo de que el campo se va a fortalecer es la eterna promesa", ha explicado el primer edil norteño. 

Villalba considera que esta actividad "hay que vincularla al turismo para que la gente vuelva a recuperarlo". "El producto como tal no sé si será rentable pero el producto paisajístico sí que es muy grande", ha afirmado, tras destacar que "sería una buena iniciativa recuperar esa zona y vincularla con el turismo".IMG_20201111_111116

Iniciativas desde el Senado

Precisamente el senador por Lanzarote y La Graciosa, Manuel Fajardo Palarea, exponía esta semana en Crónicas Radio-COPE Lanzarote que ha llevado una iniciativa a la Cámara Alta para tratar de que se recupere parte de la economía y el bienestar que en su día dejó este particular y rechoncho bicho del campo lanzaroteño. "Hay una iniciativa respecto al tema de la cochinilla. Es un cultivo tradicional que dio de comer a muchas familias y que se vendía muy bien", ha manifestado el senador.

Fajardo ha señalado que, "aparte del PIF animal, que creo que va por buen camino después de muchos años luchando para que podamos tenerlo en nuestro puerto, existe una iniciativa ahora mismo sobre la cochinilla, igual que en su día se logró que el Gobierno modificara los requisitos para las subvenciones a pequeñas organizaciones dedicadas a la fruta y la verdura". Y es que, ha recordado el senador, "las islas menores tenemos esa particularidad y no podemos competir con islas como Gran Canaria ni Tenerife en superficie cultivada ni en la dependencia respecto al sector primario".

Salida al stock

La Sociedad Cooperativa Agraria Guatiza y Mala, fundada en la década de los 70, tiene por delante el gran reto de dar salida al gran stock de cochinilla seca, a la espera de que el mercado ofrezca unos precios atractivos para el agricultor. Según el citado estudio, deberían estar en torno a los 80 euros el kilo, frente a los 20 o 30 que se ofertan en la actualidad en zonas como Perú o Etiopía.IMG_20201111_104219

"A mi me da mucha pena, pero a quien no le da pena es quien estuvo diez años sin hacer absolutamente nada en esa zona. Yo me reuní con la Asociación de Guatiza y Mala y llegamos ala conclusión de que es una pena cómo están las tuneras. Tienen más problemas y tienen mucha cochinilla sin colgar en el mercado porque no es competitiva con la que compite en el mercado", afirma en Crónicas Radio-COPE Lanzarote el consejero del sector primario del Cabildo, Ángel Vázquez. El consejero ha explicado que "habíamos hablado de hacer un plan de recuperación de esa zona, pero como se sabe, todos los planes de Agricultura, por falta de presupuestos con la llegada del COIVID, se han caído todos".

Sin embargo, Vázquez ha alegado en el programa 'A buena hora' que "desde el Cabildo hemos hablado con la Asociación y vamos a tratar de hacer algo entre todos en esa zona".

Por su parte, desde la Asociación Milana y la Cooperativa siguen reivindicando la posibilidad de conseguir diversificar la oferta de productos relacionados con el cultivo de la tunera y poder obtener un valor añadido.  IMG_20201111_104242

La falta de agua

La escasa agua de riego de la que disponen los agricultores de la Isla junto a la falta de lluvias de este año son también otros de los factores que mejor explican la actual situación de este sector y la triste imagen que estas últimas semanas ofrecen las tuneras del norte de Lanzarote. 

"Me da pena ver cómo está toda la zona de la cochinilla y otras muchas zonas del agro conejero y del municipio del norte, que ha sido agrícola por excelencia, me da pena ver cómo se abandona", lamenta la gerente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen (DO) Vinos de Lanzarote, Nereida Pérez. La ex consejera de Agricultura del Cabildo, bajo cuyo mandato el Estado invirtió 900.000 euros en la construcción del Centro de la Cochinilla, advierte de que "ya estamos cansados de decir que el principal problema que tenemos es el agua" y relata que "en noviembre no ha llovido y no hay buenas expectativas".IMG_20201111_104918Nereida Pérez asegura que "al final todo esto provoca bastante desánimo". Lamenta, además, "que en Lanzarote siempre hayamos adolecido, aunque esto ya no sea una cuestión de los políticos, de estar unidos y de trabajar en pro de un sector". Por ello, afirma que "se trata del sector primario, así que si hoy le toca potenciarse a la cochinilla, pues la cochinilla; si mañana le toca al vino, pues el vino; y si luego le toca a los ganaderos, pues los ganaderos". "Debemos ir todos a una, como lo estamos intentando en esta etapa, en la que nos estamos reuniendo todos a los que nos importa el sector primario", ha dicho Pérez. 

Riego con cubas de agua

"Yo creo que el gran problema que hay es que no es rentable. A día de hoy las tuneras se están lloviendo porque no llueve.  Las hojas de las tuneras empiezan a secarse porque no tienen humedad. Habría que construir la famosa depuradora que se iba a construir en el norte, no solo para las tuneras sino para el resto de cultivos, y la línea de distribución del agua de riego aún pendiente" ha explicado por su parte Carmelo Corujo, portavoz de la Asociación vitícola 'El Abrigo de Lanzarote'.

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A su juicio, "no se trata de que estén o no bien cuidadas las tuneras, sino que el problema es que no hay agua". "La solución pasa por envasar el producto y ponerlo en la mayoría de los centros turísticos y hoteles que tenemos en Lanzarote. La única alternativa para no dejar morir las tuneras es regar la zona norte de la Isla con cubas de agua"; ha dicho Corujo. "No nos va a quedar otro remedio si queremos salvar la zona", ha apostillado. 

El paisaje de la cochinilla en Lanzarote, al borde de la desaparición
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