viernes. 29.03.2024

Cohen, Dylan, Sabina

Si le dieron al Cervantes a Cohen, el Nobel a Dylan, ¿por qué no le han concedido un premio de estos a Joaquín Sabina? ¿Quizá porque compone y canta en español y no en inglés –que podría-? Leonard Cohen emocionó en el teatro Campoamor de Oviedo cuando pronunció su discurso de agradecimiento del premio Cervantes. Dylan se escondió para no acudir a recoger el Nobel a Estocolmo. Supongo que no se habrá escondido para lo del cheque. Sabina es un poeta enorme, que tenía que estar en la Academia de la Lengua y que cuando lo quieran premiar estará muerto, porque ya tiene una edad –casi dos años menos que yo-. Háganle justicia en vida. En estos meses de confinamiento voluntario he estado escuchando sus canciones, leyendo sus sonetos, repasando su vida. Merece un sillón en la Academia y el premio Cervantes porque es un genio, pero no se lo darán porque en España somos muy raros con los nuestros. Diecisiete discos de estudio, siete grabados en directo, tres de platino, diez millones de discos vendidos, nueve libros publicados con prosa y poesía magníficas, ¿qué más necesita Sabina para que le otorguen el Cervantes, como a Dylan le dieron el Nobel y a Cohen el propio Cervantes, todos ellos galardones merecidos? Joaquín Sabina es un músico excepcional, como también lo es Serrat, pero las instancias oficiales como que los ignoran, porque en España a los artistas no se les tiene en cuenta sino que se les utiliza cuando conviene. Este país está reñido con el esfuerzo individual de sus hijos más preclaros, cuando este esfuerzo individual se refiere a la cultura. ¿Habrá que rezarle a la Magdalena para que los responsables se fijen en él, habrá que levantarle a Paula la pollera, habrá que corresponderle debajo de la falda a la chica del bar del pueblo con mar, para que a Joaquín le concedan el Cervantes?

Publicado en Diario de Avisos

Cohen, Dylan, Sabina
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