jueves. 18.04.2024

Una alcaldesa y doce inútiles

Lo de los pactos para gobernar las instituciones públicas de este país ya empiezan a sonar a cachondeo.

En el gobierno nacional, con tal de que el picapiedra mayor, Pedro, siga al mando de la moto, se le permite al picapiedra del moño, Pablo, que diga cualquier chorrada por muy seria que nos pueda parecer al resto de los mortales.

¿Qué dice el susodicho que España no es una democracia seria y consolidada? No pasa nada, cosas suyas sin más.

¿Qué sigue sin condenar los actos violentos ocurridos por la detención del tarado de turno? Tampoco es tan grave.

¿Qué su jardinero, el Eche, no solo no condena sino que alienta a las masas para a que continúen jodiendo al personal? No hay problema, sale la vicepresidenta más inútil de la democracia a decir cuatro incoherencias y ya está, asunto resuelto.

Cualquier ciudadano con dos dedos de frente, o sea casi todos menos los políticos, sabemos que el pacto seguirá a pesar de que cada vez que uno de un paso el otro le va a poner la zancadilla. La pela es la pela como ya acuñaron los catalanes hace muchos años.

Pedro sabe que, por mucho que le tire del moño a Pablo, este no va a tirar por la borda lo conseguido, ya que la hipoteca de Galapagar hay que pagarla mes a mes. Entre vivir en Vallecas, en un quinto de 60 metros cuadrados sin ascensor o hacerlo en el chalecito de 300 con piscina y apartamento de invitados en una urbanización de lujo a las afueras de Madrid, la diferencia es tan sustancial que en el fondo, qué más da que la ley trans no sea la ley Zerolo, que en los alquileres no se fije un máximo sino que se regule vía incentivos a los arrendatarios, que importa que ninguna de las grandes pretensiones podemitas objeto del pacto de gobierno se incumplan,  300 metros cuadrados en lugar de 60, 160.000 euritos cada año y otras prebendas medievales bien valen un sacrificio como el que están haciendo el seño (no me he comido la r) vice y la señora ministra igualitaria.

Pero esto no es más que un ejemplo de lo que pasa en otros lugares del panorama político patrio y el objeto de la reflexión que viene.

En Arrecife sin ir más lejos, hay un pacto entre cuatro formaciones políticas en el que manda solo una, no me refiero a una sola formación, sino a una sola persona.

Me gustaría que alguien pudiera contestarme a esta pregunta de primero de primaria, ¿el o la concejal o concejala de hacienda de cualquier institución pública no es la responsable de llevar las cuentas de la misma y consecuentemente elaborar los presupuestos anuales entre otras funciones?

Hasta ahora, por lo que he visto en otras instituciones era así, hasta que llego Arrecife.

La concejala del Ayuntamiento debe ser tan sumamente inútil e incompetente que sus funciones, las pocas que tiene porque tampoco es que dé para mucho más, se las ha quitado la alcaldesa.

Que conste, por si alguno se molesta conmigo, que lo de inútil e incompetente no es cosa mía sino de quien ha vaciado de funciones su concejalía por alguna razón inconfesable o precisamente debido a esas dos cualidades que atesora la munícipe socialista.

En cualquier caso, la atribución de funciones de la alcaldesa esta tan desmesurada que empieza a ser algo patológico. ¿Para qué nombra una concejala de hacienda si luego no la deja presupuestar ni las compras de papel higiénico de los baños municipales?

Si en la legislatura pasada, los chascarrillos giraban en torno al desgobierno de Eva y Tomas, Tomas y Eva, como únicos responsables de todo lo que se hacía y deshacía en esa institución, en esta, la absoluta dictadura popular que ejerce la presidenta pluriasalariada deja en ridículo lo anterior. Manda sobre los suyos, sobre los rojillos, sobre los nacionalistas de izquierdas y sobre todos aquellos enchufados que cobran un salario pagado por nuestros impuestos, solamente con el fin de engrandecer la figura de quien les paga.

El PP humilla constantemente al PSOE, tanto que da vergüenza ajena. ¿Y Miss Bolardo donde esta? Pues haciendo lo mismo en el Cabildo que Miss Avenida en Arrecife.

¿Para qué queremos doce acólitos si con una ya nos vale?

Viendo lo que pasa en el gobierno nacional y en Arrecife o el Cabildo, como muestra de lo que seguro sucede en otros puntos de nuestra geografía política, queda demostrado que, con alguna que otra excepción, los pactos entre diferentes solamente se firman para mayor gloria de los que mandan. La política es un trabajo, muy bien pagado, con muy poca exigencia intelectual y cultural, nada de ética ni honradez y, para colmo, los que lo realizan tienen una absoluta intolerancia a la crítica, ni a la propia ni a la ajena.

Pero que no olviden una cosa, que desde el Rey hasta el último concejal del pueblo más perdido y pequeño de este país, todos son empleados nuestros y que el respeto, primero nos lo tienen que demostrar ellos a nosotros y no al revés. El respeto no es un complemento de la nómina sino un extra que hay que ganárselo día a día.

Una alcaldesa y doce inútiles
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