Nicolás Cabrera 24/02/25 10:10
Canarias necesita regular su residencia, proteger su mercado laboral y limitar la venta de vivienda a foráneos.
La actual integración plena de Canarias en la Unión Europea impide que podamos aplicar medidas necesarias para proteger nuestra tierra, ya que se prioriza la libertad de establecimiento y circulación de ciudadanos de la UE. El resultado es claro: una presión migratoria interna insostenible que empuja a miles de canarios a emigrar mientras otros ocupan un territorio con límites físicos evidentes.
La única vía para cambiar esta situación es negociar un nuevo modelo de relación con Europa: el estatus de País y Territorio de Ultramar (PTU), contemplado en el Tratado de la Unión Europea desde 1957. Este cambio permitiría a Canarias regular su mercado laboral, controlar la residencia y limitar la venta de viviendas a quienes no pertenecen al Archipiélago.
Además, Canarias debe exigir competencias en materia de migración y extranjería, así como excepciones constitucionales que reflejen nuestra realidad insular. No podemos seguir soportando un crecimiento poblacional sin control, que destruye nuestro entorno, rompe nuestra cohesión social, borra nuestra identidad y nos condena a perder nuestras oportunidades de progreso.
El Archipiélago no es infinito. Las llamadas “pateras aéreas” son el verdadero desafío, trayendo cada año a miles de personas que se asientan sin límites, ocupando viviendas, trabajos y encareciebdo el coste de vida. La situación se agrava por el fracaso de las políticas europeas en África, que nos convierten en frontera de entrada sin darnos herramientas reales para gestionarla. Mientras la Unión Europea nos quiere convertir ahora en cárcel obligada de sueños a cambio de dinero.
La primera patera llega en 1994 y ¿nadie se pregunta porqué ninguna llegó antes? Comprueben fechas de la Plena Integración de Canarias en la UE y tendrán la respuesta. A partir de ese día nos convirtieron en puerta de entrada para todo el mundo incluso de países terceros.
Aquí todo el que quiere, llega, se establece y se le facilita el camino. Mientras a los canarios se nos empobrece la vida.
Canarias debe ser dueña de su futuro. Es hora de negociar un estatus que nos proteja de verdad como Archipiélago como sociedad canaria que también tenemos derechos. No tenemos porqué emigrar para que otros vengan a vivir y trabajar. Canarias es nuestro hogar.