jueves. 28.03.2024

Por Antonio Guerra León

Tranqui..., tíos, como dicen los pibes de ahora, También podemos utilizar los arcaicos topicazos de nuestra mejor época juvenil como “más se perdió en Cuba y en Filipinas”, “Zamora no se conquistó en una hora”, “por madrugar más no amanece más temprano”, etc., etc. Reflexiones, frases y sentencias que les ayudarán a salir rápidamente (eso les parece a algunos) de cualquier asunto amargo o complicado que les atañe personalmente, para sumergirse, con esas raras ideas, en una odiosa y lastimera ola de tonta melancolía (como todas las melancolías), adobado todo, ¡faltaría más!, con los consiguientes lloros acuosos y salitrosos que les ayudaran más a hundirse de forma bastante masoca en los procelosos mares del clásico catastrofismo isleño.

Con esa manera tan superficial de pensar, hija de raras creencias brujeriles o simple mala leche, es como se sienten muchas personas perjudicadas y fastidiadas por la mala suerte o el mal fario, casi de por vida, y que echan, siempre la culpa de sus más íntimas miserias al enemigo común que llevamos a rastras como nuestra propia sombra desde hace siglos, casi siempre un personaje que viene de fuera, pues como todos sabemos, aquí todos somos unos Santos Varones o virginales Siervas de María.

Por poner un ejemplo de tanta estupidez, por cierto bastante pedestre, sólo hay que ver corretear por esos estadios a un simple árbitro de fútbol, muy bien vestido y conjuntado en medias, pantalones cortos y camiseta negra, ¡monísimos él!, cuando enseguida, nada más olerlo, nos parece el tío el paradigma supremo y viviente de todos los males que nos vienen de pa´fuera, pues el referee en cuestión con un sonoro pito en la boca puede mostrar gran autoridad y mando, y con un raro y extraño aparato en las orejas, seguramente, debe recibir con inmediatez las perentorias instrucciones de los eternos enemigos de la patria canaria para jodernos a barullo. ¡Oiga, los muy cabrones!

Otras veces los problemas de esas gentes amargadas, esta vez en estado puro, es solo p… envidia de la más pueblerina o playera, y solo porque una persona que habla godo o en extranjero tiene más arrestos y conocimientos para emprender a base de trabajo y dedicación, buenos y fructíferos negocios. Mientras, los enteradillos de turno desde las terrazas de nuestros cafés (pues ahora G. a D. está prohibido fumar en espacios públicos), cigarrito en la boquita, miran para los celajes como bobos o se aposentan en Belén con los pastores para todo la vida.

Igualmente otro asunto que parece que encanalla de palabra y obra a muchos resentidillos de tertulias en las ondas, cuartillas volanderas y público en general, es que uno o varios de nuestros paisanos triunfen con claridad fuera de nuestras islas, y además sean reconocidos sus cualidades y méritos por las gentes decentes de nuestra tierra, que haberlas las hay y entidades de prestigio, que alguna queda todavía. Esta es una cuestión tan normal que nos debería llevar a la satisfacción y el regocijo, pero que saca de quicio a muchas personas, e incluso, de forma incomprensible, a algunas bastante cultas, para una vez más sumergirse y solazarse en una odiosa y lastimera ristra de improperios y maldades contra todo lo que se mueve a su alrededor y solo por puro deporte.

Y es que estamos hasta el gorro de ver a mucha gente, afligida y contrita, rumiando a solas o en público su incompetencia y gandulería, o algo más sencillo y deporte nacional canario: echando todas las culpas y males del universo a Zapatero, que es lo más fácil y que bastante tiene el pobre con su cruz particular, aunque a Paulino Rivero ni tocarlo, pues no es cuestión de cerrar el grifo de las subvenciones y prebendas en época de crisis, cuestión que hace de estos sujetos, algunos bastante conocidos, paladines de la rechifla general. ¡Qué pena! ¡Qué pena!

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