viernes. 19.04.2024
María Isabel Déniz de León, ex alcaldesa de Arrecife

“El Plan General lo echaron abajo quienes tenían interés por que el sector comercial de la Isla siguiera sin desarrollarse”

“Una gran cadena comercial iba a comprar una gran parcela en Arrecife, y que fue entonces cuando quien tiene el control sobre el pequeño comercio en la Isla, con ferreterías, tiendas de regalos, tiendas de juguetes, de informática, electrodomésticos, echó abajo el Plan General”

- “El Cabildo tendría que estar a la cabeza de la defensa de nuestra empresa turística, y no tener una presidenta que se pasea como una mona de feria por todo el Archipiélago contando nuestras miserias. Los trapos sucios hay que lavarlos en casa”

- “Quienes me llamaban tránsfugas eran los que estaban más condicionados por los empresarios y actuaban al servicio de estos”

- “¿Por qué no se desarrolla el Plan Director del Puerto de Arrecife? Sólo hay que mover el culo y buscar las partidas, pues el documento lo dejamos elaborado pero el plan sigue paralizado”

María Isabel Déniz de León, ex alcaldesa de Arrecife, ex parlamentaria regional y ex directora general de Vivienda del Gobierno de Canarias, entre otros cargos, reaparece en la siguiente entrevista, tras un periodo de casi dos años apartada de la política, para desvelar los verdaderos intereses que se escondieron en la retirada, durante la pasada legislatura, de la propuesta del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Arrecife. Según asegura Déniz en declaraciones realizadas este martes en el programa "El Despertador" de la 95.8, ni el Plan de Ordenación ni el Plan Director del Puerto capitalino salen adelante por los intereses de un partido concreto y de unos determinados empresarios que controlan todo el sector comercial de la Isla.

- ¿Cómo ve usted el panorama actual en la isla de Lanzarote?

- Creo que ahora mismo se mezclan muchos factores. Ahora tengo la oportunidad de analizar las cosas más serenamente. Por un lado, nos encontramos con una crisis actual que afecta a todo el mundo pero, al mismo tiempo, vemos que en Lanzarote las instituciones están paralizadas y no son capaces de dar respuesta a la situación actual. Por ejemplo, el Cabildo, que debería ser el motor principal que tirara de nuestra economía y que debería estar a la vanguardia de las propuestas para diversificar y relanzar nuevos sectores estratégicos, pero, sin embargo, nos encontramos con un grupo de gobierno, en este caso formado por el PSOE y el PIL, que no da solución a nada y que lo único que hace es mantener los viejos conflictos que siempre han mantenido entre ellos y que ahora diariamente siguen vigentes. Creo que es una pena para Lanzarote, porque en lugar de ser esa isla puntera que estaba en primera línea, tanto en materia medioambiental como tecnológica, se está quedando rezagada en unos lugares de los que creo que será muy difícil que se recupere.

- ¿Ha seguido de cerca toda esta polémica del concurso eólico y la no adjudicación de energía a Inalsa?

- Sí, además en Coalición Canaria tenemos un sistema de información que nos mantiene puntualmente al día, y es una pena que Inalsa se haya quedado fuera. Primero creo que hay que ver si hay algún error en la valoración que han hecho esos técnicos del Gobierno de Canarias. No creo, como sostiene la presidenta del Cabildo [Manuela Armas] que haya una mano política o algún tipo de intencionalidad política con todo esto. Espero que todo quede en el ámbito técnico y que al final no tengamos que lamentar que Inalsa se quede fuera de una adjudicación que supondría tanto para la empresa pública. Lo que sí me ha sorprendido mucho ha sido la falta de talla política que he visto a la hora de enfrentarse a un problema de esta índole. En lugar de tomar las riendas y de aclarar el asunto, todo ha sido un cruce de insultos y de amenazas, con un lloriqueo permanente que es el argumento único de aquellos que no tienen capacidad de presentar ninguna propuesta. Es ahora cuando muchos han querido salir a la palestra, mientras que dirigentes como la consejera delegada de Inalsa, Plácida Guerra, no ha aparecido antes en ninguno de los asuntos vitales que se han ido tratando sobre Inalsa. De repente, aprovechando esta coyuntura, aparece porque tiene la oportunidad de insultar al Gobierno sin conocer si quiera el trasfondo del asunto.

- Usted que fue duramente cuestionada, fundamentalmente por el Plan General de Ordenación Urbano de Arrecife, ¿podría aclarar si ese Plan nace por generación espontánea en usted o si fue dictado?

- El Plan General es un documento que fue elaborado por los técnicos una vez que se escuchó y se tuvieron muchas reuniones con colectivos políticos, empresariales, sociales, vecinales, ecológicos, etcétera, y que es producto de las propuestas que todos realizaron en ese llamado Programa de Participación Ciudadana. Cada uno dio su opinión y el equipo redactor presentó una propuesta de acuerdo a esa batida de entrevistas. Desgraciadamente, la situación política fue muy compleja en aquel momento y no permitió que el documento saliera adelante, cuando muchos se aprovecharon para verter muchísimas mentiras. Hoy por hoy, por desgracia, Arrecife está a la cola de las capitales canarias, y sin ningún documento que ordene el municipio, ningún documento estratégico que proponga nuevas vías económicas y ninguna propuesta que sea capaz de dar solución a los problemas de equipamiento que padecemos en la capital. Tal es así que hoy por hoy las únicas propuestas que el Ayuntamiento podrá hacer con esos 10 millones de euros, del Plan de Financiación Municipal que el Gobierno socialista se ha sacado de la maga con esta crisis, serán nuevas farolas, asfaltado, nuevas calles, pero en ningún caso alternativas al equipamiento actual con que cuenta Arrecife. Podrían plantearse una nueva guardería, un nuevo centro sociocultural, pero como no tenemos ninguna capacidad de gestionar el suelo, las cosas han derivado así y ahora mismo somos la única capital de Canarias que no tiene ni siquiera el Plan General en un estado avanzado para poder empezar a reconvertir el municipio y seguir generando riqueza. Eso es lo que toca ahora y esto era lo que los ciudadanos querían, que lo decidirán al final de la legislatura, pues ahí lo tienen.

- Pero usted fue por libre pues una de las primeras formaciones que empezó a criticar el Plan General fue precisamente su partido originario, el PIL.

- Para nada, porque el problema es que ese documento de ordenación fue totalmente consensuado, en su día, dentro del PIL. Eso fue uno de los grandes vistos. Lo que luego se dijo no tiene nada que ver con lo que realmente sucedió, que no tenía nada que ver. El documento fue desarrollado y explicado en la sede del PIL y en muchos otros sitios con total transparencia. Yo sería incapaz de hacer algo así si el documento no se hubiera entregado en cd y analizado antes por el aparato del partido y su presidente, que en aquellos momentos era Dimas Martín. En el fondo nada más que se trata de una guerra de intereses. Si yo le digo que hay una gran cadena comercial dispuesta a comprar una parcela en Arrecife, y que fue entonces cuando se echó abajo y se cargaron todo el tema del Plan General, a uno claramente se le puede pasar por la cabeza quién puede estar detrás de todo esto y quién realmente tiene claros intereses de que no se desarrolle más el sector comercial en la Isla, para no perder su control. ¿Quién tiene el control sobre el pequeño comercio en la Isla y tiene de todo? Ferreterías, tiendas de regalos, tiendas de juguetes, de informática, de electrodomésticos, ... Cuando la operación se iba a cerrar fue cuando decidieron tirar abajo el Plan General de Arrecife. Y para aquellos que piensen que había otras razones e intereses, sólo decirles que era todo mentira. Pero a veces uno no tiene ni capacidad para reaccionar, sobre todo al final de legislatura. Lo recuerdo como una pesadilla.

- ¿Usted es consciente entonces de que en aquel momento la utilizaron como papel de usar y tirar?

- Bueno, en aquel momento se montaron vídeos apoyados por ciertos empresarios y algunos partidos, para defender a compañías que no quieren que se desarrolle el sector comercial en la Isla. ¿Por qué, por ejemplo, no se desarrolla el Plan Director del Puerto de Arrecife? Con todos mis respetos para el alcalde actual de Arrecife [Enrique Pérez Parrilla] sólo hay que mover el culo y buscar las partidas, pues el documento lo dejamos elaborado. No entiendo que se asista a tantas sesiones del Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria y que el Plan Portuario de Arrecife siga paralizado. Debe ser porque también lo que le gusta a la gente en Arrecife es que no se haga nada, para que así no haya nada que criticar. Sólo hay que comparar Arrecife con Puerto del Rosario, donde el alcalde fue respaldado unánimemente para sacar adelante un Plan General que contribuyó al desarrollo del puerto y que está generando mucha riqueza.

- ¿Quiere eso decir que esos sectores condicionan seriamente la actuación de los políticos? O sea, ¿qué estos están al servicio de los empresarios?

- Por supuesto. Yo siempre me aplico el poema de Víctor Fernández: ‘si tengo de alcalde a mi medianero hago con el pueblo lo que quiero'. Eso es lo que ocurre hoy día, y todo por el clientelismo y el tener políticos que no son capaces de tomar decisiones o que digan algo. Que digan si quieren destruir la Isla, que es lo que están haciendo, y que sirva de ejemplo para otros municipios como modelo de lo que nunca se debe hacer. Ahí tendría que estar el Cabildo, a la cabeza de la defensa de nuestra empresa turística, y no tener una presidenta que se pasea como una mona de feria por todo el Archipiélago contando nuestras miserias. Los trapos sucios hay que lavarlos en casa. Soy de esa opinión.

- ¿Y cómo le sentaba a usted que la llamaran continuamente tránsfuga por su salida del PIL?

- Pues sinceramente nunca me he considerado una tránsfuga. Lo único que he hecho ha sido no dejarme someter a unos intereses económicos que se perseguían desde esa organización y que nada tenían que ver con el interés público. No quise que me utilizaran y por eso preferí tomar la decisión que entontes tomé junto a un grupo de personas por defender el interés público, algo que quizás ni siquiera se me permitió expulsar. De momento pienso que el tiempo no me está quitando la razón.

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