jueves. 18.04.2024

Era la crónica de una muerte anunciada como diría Gabriel García Márquez. Todos los parámetros nos indicaban que la educación en España, no hablemos ya de la que se ofrece en Canarias y en Lanzarote, en particular, sufría un gran retroceso y que cada vez nos alejábamos más de Europa y de los datos obtenidos en 2003. Y esta semana, precisamente en el último mes del año, el Informe PISA 2006 (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) nos lo ponía de manifiesto, volviendo a arrojar malos resultados para España, que retrocede en lectura y se estanca en ciencias y matemáticas.

Todas las matizaciones serán necesarias para analizar los resultados de los alumnos de 15 años en el Informe PISA 2006, pero el primer dato frío es que España es el país que más ha bajado su nivel de lectura respecto a informes anteriores, de 581 puntos de media a 561, lo que le deja en el puesto 35 de 57 países, por detrás de Luxemburgo, Portugal, Italia o Eslovaquia, que habían obtenido hasta ahora peores resultados. Se trata de una bajada de 20 puntos, la mayor entre los 37 países que también se evaluaron en 2003. Un retroceso, además, que evidencia más contundentemente que nunca un problema que no es nuevo, la falta de capacidad para entender lo que se lee.

Este es quizás uno de los datos más preocupantes del Informe PISA 2006 y es que estamos hablando de que nuestros niños de 15 años no entienden lo que leen, con lo cual no pueden avanzar en muchas otras asignaturas, quedando rezagadas sus capacidades en relación con otros estudiantes europeos.

Otro de los aspectos llamativos y que vuelve a poner de manifiesto el documento son las diferencias entre las llamadas comunidades autónomas del norte y las del sur, un problema ya viejo en educación y que no se ha remediado a pesar de los años que han pasado. Se confirman, pues, las enormes diferencias de resultados entre las 10 comunidades autónomas que han presentado más alumnos a las pruebas de PISA para tener datos comparables. Hay diferencias de hasta 47 puntos, en el caso de lectura entre La Rioja (492) y Andalucía (445), lo cual es muy grave, puesto que los alumnos andaluces y los canarios, que con toda probabilidad están más cerca de los andaluces que de los riojanos, aunque la Consejería de Educación decidió en esta ocasión no presentar a los alumnos canarios a este estudio, no sabemos por qué, quizás porque de alguna manera se temía que los malos resultados que obtendrían no beneficiarían a CC, partido gobernante en la actualidad junto al PP, y que tiene la responsabilidad de la educación en Canarias desde hace bastantes años, siempre estarán en inferioridad de condiciones frente al resto de los alumnos del Estado.

Todos recordamos aquellos anuncios de los que nos hablaban constantemente cuando éramos estudiantes en los que se buscaban médicos, abogados o físicos que no hubieran salido de la Universidad de La Laguna y que, de alguna manera, reflejaban la situación educativa de España. Los empresarios preferían a los estudiantes mejor preparados y estos pertenecían a las comunidades del norte de España. No se entiende que con el esfuerzo inversor que se ha hecho en las comunidades menos favorecidas a lo largo de todos estos años, todavía estemos hablando de esas diferencias tan grandes entre unos y otros.

La respuesta la dan los expertos y PISA, que aseguran que más allá de una inversión adecuada, lo más importante es cómo se invierta. Francesc Pedró, asesor de educación de la OCDE, aseguraba esta semana en el diario digital El País.com que habría que preguntarse si lo que se enseña es lo adecuado, si los docentes disponen de la capacitación, las condiciones y los incentivos adecuados para hacerlo bien. El sociólogo Mariano Fernández Enguita se preguntaba también por qué tendría que haber mejorado la educación en los últimos años: "Lenta pero consistentemente, el horario y el calendario escolares se acortan, los directores no pueden dirigir y los centros y profesores no están sometidos a responsabilidad alguna por hacerlo bien o hacerlo mal".

Una reflexión que nos hace pensar que en cierta manera nosotros, todos los agentes implicados en la educación: padres, alumnos, profesores, políticos, sistema, sociedad..., somos los culpables de que esto esté ocurriendo en España, de que nuestros alumnos de 15 años no entiendan lo que leen y que tampoco hayan avanzado ni en matemáticas ni en ciencias, volviendo a dejar España en el mismo puesto mediocre.

Algunos expertos creen que en lo que concierne a las leyes educativas, lo peor han sido los vaivenes de las últimas décadas, sin un acuerdo de Estado, con dos leyes del PSOE y otra del PP que no se llegó a aplicar, aunque en el fondo, el esquema no ha cambiado con ninguna de ellas. "La manera de mejorar los resultados estaría ligada a los contenidos, a las metodologías de trabajo en el aula y a la formación de los profesores. Quizá esto último es lo más problemático en el sistema español", asegura Jaime Rivière, profesor Sociología de la Universidad de Salamanca.

Precisamente el profesorado es parte del éxito de uno de los países que vuelve a quedar en lo más alto de PISA y sigue mejorando: Finlandia. El país escandinavo acumula un primer y dos segundos puestos en las tres disciplinas. Y su secreto no es sólo una buena selección del docente, sino la libertad que tiene para aplicar los contenidos.

En fin, un Informe que nos sigue dando malas noticias en cuanto al nivel de nuestros alumnos en materias tan importantes como la lectura, las matemáticas y las ciencias. Es verdad que la solución se nos hace cuesta arriba, pero hay que buscarla porque el fracaso escolar de España frente al resto de países sigue creciendo, a pesar de las palabras bondadosas de la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, de que la evolución de la educación en España en estos 30 años ha sido muy positiva.

Tenemos que hacer una importante reflexión y ver dónde está el problema. No cabe duda de que la reducción de horario puede haber influido en ello, pero también está el tema de los profesores y su necesaria evaluación continua, pues no en vano son los responsables de la buena o mala educación de nuestros hijos y de que los alumnos conozcan todos los contenidos necesarios para su desarrollo. Un ejemplo lo da este mismo Informe PISA, Finlandia aprueba con creces gracias a la buena selección de su profesorado.

También los padres, cómo no, nos tenemos que poner las pilas e implicarnos en el rendimiento escolar de nuestros hijos y, por último, la sociedad en general, que tiene que ofrecer otros valores a nuestros adolescentes en relación con el estudio y la buena preparación.

España ha evolucionado mucho en estos 30 años como dice la ministra, es cierto, pero también en ese periodo de tiempo hemos perdido esos valores necesarios para que el alumno se vea motivado hacia el estudio y no hacia lo que impera en estos tiempos: la mala educación y el mínimo esfuerzo para conseguir las cosas.

El ‘pisotón' del Informe PISA
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