jueves. 28.03.2024

Fotos: Dory Hernández

Tras casi tres horas de audiencia, en la que intervinieron la parte acusatoria en la figura de las cinco presuntas cinco víctimas,(una de ellas no se personó) el representante del Ministerio Fiscal en la Isla, Miguel Pallarés, el abogado del Colegio de Médicos, Luis Montesdeoca, y la parte formada por el acusado, el ciudadano británico Michael Robson y su abogado defensor, José Manuel Sanchís, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas dejó visto para sentencia el juicio celebrado en la mañana de este martes por los presuntos abusos sexuales e intrusismo profesional del falso médico, conocido en la Isla como “Dr Mike”.

El Ministerio Fiscal pidió finalmente nueve meses de prisión por un delito de intrusismo y cuatro años de cárcel por cada uno de los dos abusos sexuales culminados, uno con penetración y otro con introducción de dedos en la vagina de una de las presuntas víctimas.

Para los abusos con tocamientos pero sin penetración el Ministerio Fiscal pidió 20 meses de prisión y 12 euros de cuota diaria. En cuanto al delito por intrusismo profesional, Pallarés fijó en nueve meses el tiempo que éste debía pasar en prisión.

Por su lado, el abogado de la acusación se adhirió a la causa penal por abusos sexuales, pero elevó a dos años de prisión el delito de intrusismo profesional.

Al finalizar el juicio, el abogado de Michael Robson manifestó que su defendido estaba siendo objeto de un juicio mediático paralelo y que las denunciantes “se conocen y se pasan información”.

Sanchís aclaró que hasta ahora la prensa sólo había querido escuchar la versión de la otra parte y que sólo se había interesado por el estado de Robson un periodista inglés. Además, Sanchís alegó que Deborah H. Whitworth, la única que le acusó de penetración y que no quiso estar en el juicio, “relata algo que es digno de la mejor imaginación de cualquiera de los guionistas pornográficos de este país”, para luego añadir que “aquello parecían los cuentos de Canterbury, incluso se reconoció en la carta que envió que mi cliente le dio un abrazo”.

Robson, en cambio, alegó que la denuncia interpuesta hacia su persona por estas mujeres respondía a una cuestión de “venganza”, ya que trabajaban en la misma empresa que él, Clínicas Lanzarote de Puerto del Carmen, y habían discutido.

Esta situación dio lugar a que una de ellas fuera despedida, lo que propiciaría, según él, la posterior denuncia.

El acusado suministraba a sus pacientes un conocido antiinflamatorio llamado “Voltarén”, aunque Robson mantuvo que en ningún momento se los recetó y que “siempre había sido porque ellas ya lo tomaban”.

Visto para sentencia el juicio por los presuntos abusos sexuales e intrusismo del...
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