jueves. 28.03.2024

Este martes se cumplen 15 años de la desaparición del genial e irrepetible César Manrique. El pasado 24 de abril habría cumplido 88 años de no haberse ido como se van la mayoría de los mitos, antes de tiempo. Muchas fueron las personas que le conocieron y trataron de cerca y todos destacan lo abierto y humano de su carácter, esa humildad de la que solo hacen gala los que son verdaderamente grandes. Hablar de César Manrique es hablar de Lanzarote.El polifacético artista lanzaroteño dejó plasmada en su obra todo el misterio y esencia de la isla que le vio nacer.

Sabedor de la amenaza que se cernía sobre este frágil territorio, el exceso de construcción y los intereses de unos cuantos, reiteró en no pocas ocasiones su intención de huir de la Isla. Ecologista e impulsor del PIOT a finales de 1980, Manrique siempre se posicionó en contra de la construcción a toda prisa y sin orden, y de ello dejó constancia posicionándose al frente de sonadas manifestaciones. El director de Actividades Fundacionales de la Fundación César Manrique (FCM), Fernando Gómez Aguilera, confirmó este martes a este medio este hecho. Cuestionado por si el creador intuyó en algún momento si el desarrollo turístico y el exceso de construcción podrían acabar con su proyecto de isla utópica, respondió que un ejemplo de esta circunstancia se encontraba en sus manifiestos “Momento de parar” y “Lanzarote se está muriendo”, de a mediados de los ochenta, en plena crisis turística y ante continuas amenazas de irse de la Isla.

“César fue testigo de los primeros desbordamientos turísticos, excesos de construcción y del deterioro de la Isla, le vio las orejas al lobo y advirtió una y otra vez del peligro que se cernía sobre Lanzarote; por eso impulsó el PIOT a finales de los años 80. Desgraciadamente, hoy las cosas están mucho peor, la economía y los intereses han sustituido a la ilusión y el amor por la Isla”, aseveró.

Gómez Aguilera entiende que el activismo social de César Manrique y la visión que tenía el genio de la Isla de Lanzarote quedan patentes en su defensa a ultranza del territorio. “Sentir la Isla como carne propia, como parte de su obra. Entender y respetar su esencia, su naturaleza más genuina. Y defenderla, defenderla con la pasión e intensidad con la que los artistas defienden su trabajo. Defenderla con originalidad y un gran compromiso”, sostuvo.

Manrique falleció pocos meses después de inaugurarse la Fundación César Manrique, creada sobre lo que fue su hogar hasta ese momento y “por voluntad del propio César para garantizar la unidad de su patrimonio artístico y cultural, y la pervivencia de las ideas por la que luchó a lo largo de su intensa vida”, afirmó.

Gómez Aguilera sostiene además que la concibió como la culminación de su trabajo creativo y vinculó a ella “a las personas de su máxima confianza para que mantuvieran vigente su obra y su mensaje”.

El cementerio de Haría, pueblo donde Manrique fijó su última residencia, acoge este martes la tradicional ofrenda floral por parte de los trabajadores de los CACT

y donde estarán presentes la presidenta de la primera Institución de la Isla, Manuela Armas, el consejero delegado de los CACT, Carlos Espino, y demás miembros de la Corporación.

Entre estos trabajadores de los CACT se encuentra uno en especial, Antonio Ramos “Toñín”, quien conoció muy de cerca a César Manrique y del cual aseguró que “creó riqueza y después de su muerte las cosas han cambiado”.

Al acto de Haría acudirá el trabajador Juan Manuel, que leerá como cada año unas poesías, una cantante de la Agrupación Folclórica de Arrecife leerá en su honor otra poesía y asistirán un grupo de alemanes, entre los que estará un director de cine. También intervendrá el timplista Alexis Lemes, según explicó Ramos.

Un legado inconcluso

Mucho han cambiado las cosas desde 1992, pero los proyectos que dejó terminados este artista permanecen a la vista de todos los que se acerquen hasta la Isla de los Volcanes. Todas las facetas de pintor, escultor, arquitecto, ecologista, conservador de monumentos, consejero de construcción, planeador de complejos urbanísticos, configurador de paisajes y jardines, las utilizó Manrique en pro de su tierra, convirtiendo los siete municipios en un ejemplo de desarrollo sostenible.

Su influencia llegó hasta la política con la lucha por causas tan determinantes par la Isla como la moratoria, una cuestión que sigue dando que hablar tantos años después de su muerte y en la que seguro aún tendría mucho que decir. Los juguetes del viento que adornan cada rotonda, los centros que enriquecen la Isla y mantienen inalterables lugares únicos en el mundo como Timanfaya, Los Jameos del Agua o la Cueva de los Verdes son solo parte del legado que dejó Manrique a su Isla y que se integran dentro de un proyecto que los isleños tienen casi la obligación de mantener.

Manrique tenía en mente más proyectos, entre ellos dejó incompletos los proyectos de los parques marítimos de Ceuta y Santa Cruz de Tenerife y tenía en mente hacer un mirador en cada una de las islas del Archipiélago, como explicó Gómez Aguilera. Antonio Ramos añadió que tenía en mente la ruta de Los Hervideros, la ruta de las Salinas, un mirador en El Golfo y otro en Las Nieves.

15 años sin César Manrique
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