jueves. 25.04.2024

Por Lorenzo Lemaur Santana

Tras el paréntesis de la semana pasada, en el que mis recuerdos me llevaron a vivencias políticas, hoy si que les voy a contar lo de cuando Luz tiro el piano por la ventana, en un hotel de Barcelona.

Pero, antes, les voy a explicar lo del título de esta serie de artículos. Más que nada porque algunos, con buena intención, me lo están preguntando y porque otros, para joder, le están dando vueltas al asunto y andan despistados.

Con esta pequeña serie de artículos, en los que proclamo, entre anécdotas y vivencias, que todo lo que soy me lo he ganado yo solo, sin la ayuda de nadie, pretendo dejar constancia de eso mismo, precisamente.

Cada vez que los medios de comunicación tienen a bien publicarme algún artículo o sale alguna noticia relacionada con mi persona, con mis actividades, siempre, pero siempre, aparecen tres o cuatro mentecatos a tratar de tocar los cojones.

Para empezar, a esos tres o cuatro mentecatos, que no son más, les diré, para que no se tomen tantas molestias, que no ha nacido hombre o mujer a mi me toque los cojones, salvo que sea alguien a quién aprecie o quiera mucho. Lógicamente no es este el caso.

Esos tres o cuatro mentecatos, están arre que arre con que si no he trabajado nunca, que si soy un parásito, que si no se escribir que si esto que si aquello. Y, saben que les digo, que se vayan a cagar. Y, por eso, porque no le debo nada a nadie. Porque lo poco que tengo y soy me lo he ganado solito, sin ayuda de nadie. Más bien con muchos traspiés de mucho ingrato que anda suelto.

Pero, vamos a lo que nos interesa, a lo de que hizo el bueno de Luz con el piano, aquel día de septiembre de 1974, en el hotel Viena, de Barcelona.

Precisamente, el pasado viernes día 6 del corriente me de julio, tuvimos la comida anual de los muchachos, y sus esposas, más cercanos con los que estudié el bachiller y, hablando del artículo primero, todos coincidieron en que es de rigor que cuente lo de Luz y el piano. Claro que, recordando sobre aquel, para nosotros, famoso viaje a Barcelona, comentamos otras anécdotas simpáticas. Pero, como la del piano, ninguna.

Pues, les cuento. Todo el que conoce a José Manuel Luz Méndez sabe que es bastante brutito y que se pasa de fanfarrón, sobre todo si hay chicas delante. Pues ocurre que en el hotelito en el que nos alojamos en Barcelona había un piano de cola. Muchos, entre ellos Luz, le dábamos zarpazos a las teclas mientras tarareábamos alguna canción. En único que sacaba música de verdad de aquel valioso instrumento era Falo Allí.

Para no hacer largo el cuento, un día, a la hora de la sobremesa, baja una chica medio nerviosilla por las escaleras gritando, "¡Luz tiro el piano por la ventana! ¡Luz tiro el piano!". Conociendo a Luz, todos bajamos corriendo al salón, donde estaba el piano. Todos, preocupados, nos aprontamos a esperar las consecuencias de aquel arrebato, sin entender que le podría haber pasado al brutito de Luz para llegar a tal extremo.

Cuando conseguimos que la chica se calmara, le preguntamos y nos contó que, efectivamente, Luz había tirado por la ventana de su habitación, que daba a un patio interior, un piano de juguete que había comprado hacía unos días en un mercadillo.

La expedición respiró y todos pudimos acabar de hacer la siesta para seguir con nuestras andanzas por la tarde y por la noche.

P.D.: Lo publico tal y como me sale, sin pedirle a nadie que me corrija posibles erratas y faltas de ortografía. A quien no le guste que no lo lea o que se divierta un rato poniendo comentarios ridículos en los foros. A mí, esos comentarios me la traen floja.

Yo me lo he ganado, solito, sin la ayuda de nadie (III)
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