martes. 23.04.2024

1.- Cuando trabajé en Televisión Española, primero como cronista deportivo y luego como reportero, en la noche de los tiempos, siempre hablé como hablábamos en casa. Es decir, jamás pronuncié las palabras como los peninsulares y como los locutores de aquí, porque si de algo estoy orgulloso en mi vida es de haber nacido en estas islas y de ser canario. Cuando trabajé en las radios: Radio Club, Radio Burgado y hoy en Radio Ranilla siempre hablé como me enseñaron mis padres, aunque ahora ya no tiene tanto mérito porque ya ningún isleño se reconvierte en peninsular para pronunciar las eses y las ces. Yahel , un niño de La Punta, protagoniza un anuncio espléndido de la marca Cola Cao. Y, según me cuenta un lector, han machacado al pibito por su forma de hablar, que es canaria cerrada. Como debe ser. Como le enseñó su padre y, probablemente, a su padre su abuelo. Tenemos que sentirnos orgullosos de ser canarios y de hablar como canarios y de sentir como canarios y de actuar como canarios. Y de vacilarnos de nosotros mismos y de tomarle el pelo al mago -cuando se deja- y de ser como nos han enseñado a ser. Ahora, que nadie de fuera nos toque. Porque entonces aparece la raza.

2.- El otro día, en La Canaria, una persona a la que he respetado siempre, me citó de una manera imprudente. Dijo Ángela Me na , la mujer de Paulino Ri vero , que yo había orquestado una campaña contra ella, en el 95; y que publiqué que era una enchufada y que no cumplía como funcionaria de la Administración Autonómica, o algo así; y que esto había hecho daño a sus hijos. Con su hijo Samuel , hoy abogado brillante, entonces estudiante, crucé algunos mensajes de explicación y zanjé el asunto en su día. Creo que no era éste el momento de recordarlo. Y con el matrimonio Rivero yo no tengo nada en lo personal; todo lo contrario. Lo respeto un montón. Cuando hablamos de política será otra cosa, pero tampoco pueden quejarse. Yo me considero buen amigo de Paulino Rivero y creo que se lo he demostrado. Y lo seguiré siendo, si él quiere, porque yo a los amigos no los dejo nunca. No traiciono a nadie.

3.-Y hablando de insultos. Ni Ángela Mena, ni ustedes, desocupados lectores, se imaginan los insultos, las diatribas, el acoso y las agresiones que me lanzan a mí cada día, nada más que por exponer mi opinión. Hay confidenciales creados tan solo para ponerme a parir. Y en el del imbécil de Las Palmas con cara de cura del Palmar de Troya se me cita, día sí, día no, para insultarme. ¿Todavía se extraña alguien de que lo llame por su nombre, o sea, maricón? Vamos, hombre. Lo que faltaba.

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Yo hablo como Yahel
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