jueves. 18.04.2024

1.- Confieso que no me acordaba del rey. Lo sentía ajeno al problema en Cataluña o, mejor dicho, no lo sentía. Pero vaya que, como su padre el 23 F., sí dio la talla ayer, en el golpe de Estado catalán. Su discurso es un modelo de firmeza, de decisión y de sentido común: las leyes están para ser cumplidas, Puigdemont y su pandilla son los grandes responsables de la fractura social de Cataluña y deberán pagar por ello. A los catalanes de bien, ni a ninguno de ellos, pero sobre todo a los catalanes de bien, que son millones, el Estado no los dejará en la estacada. Y el camino para que el Gobierno, con o sin el tal Pedro Sánchez, está abierto para que aplique la Constitución. Es decir, el artículo 155 y lo que haga falta. Ante este panorama de firmeza, la declaración unilateral de independencia que anuncia Puigdemont a la BBC suena a chiste. ¿Pero quién se cree que es este tahúr que convoca referéndums fraudulentos en nombre de la burguesía del 3% para salvarla del talego con una “amnistía catalana”, porque él no manda nada, sino que es un sicario de la familia Pujol y de otras grandes familias catalanas, forradas de millones robados a los catalanes? Yo espero que Rajoy, que cuenta con el apoyo de España casi entera, aplique sin miramientos la ley. Espero que la Fiscalía y los jueces actúen y que desde Puigdemont a Trapero, hijo por cierto de guardia civil, pasando por Junqueras y Forcadell y Mas acaben todos en la cárcel por sediciosos y rebeldes. Y por tramposos y desobedientes. Y Pujol y compañía, por ladrones.

2.- No me acordaba del rey, pero don Felipe estaba ahí y salió a la televisión cuando tenía que salir, culpando a quien tenía que culpar. Su discurso ha gustado a toda España, menos a Podemos, claro, que son los nuevos anarquistas de andar por casa, y a Pedro Sánchez, cuya ambición se ha convertido en caratas y ya no ve nada. Ha sido un discurso contundente, valiente y lleno de firmeza, propio del jefe del Estado de un país que ve cómo unos delincuentes intentan desmembrarlo. La declaración de independencia de Puigdemont, si es que se atreve a pronunciarla, suena a chiste. Que la haga ante la BBC, que ha mentido sobre España y sobre los sucesos de Cataluña, que ha trucado imágenes y ha ofrecido informaciones falsas. Ver para creer que esto lo haya hecho la BBC, cuyos corresponsales habrán visto los sucesos de Cataluña instalados en las habitaciones de sus hoteles. Pobre prensa británica, lo que era y lo que es.

3.- No me acordaba del rey, pero vaya que si tenemos rey. Igual que su padre, salió cuando tenía que salir. Esta vez vestido de civil, porque las circunstancias no son las mismas, pero mostrando la misma firmeza. Veo en ese discurso la mano del rey emérito, a quien tanto tenemos que agradecerle los españoles y que ha sido injustamente maltratado por algunos zánganos de la comunicación; con sus errores personales, que los ha tenido. Para la actuación en Cataluña comienza una nueva etapa de firmeza. Así que no se pasen los de la CUP y Puigdemont, su banda y todos los herederos del 3%, que aquí no hay miedo ni a ellos ni a las mentiras de la BBC. Con la contundencia que sea precisa, dentro del marco constitucional. Pero sin piedad para los malvados.

Es una publicación de El Diario de Tenerife.com

Ya no me acordaba del rey
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