viernes. 29.03.2024

Una funcionaria que trabaja (¿es una contradicción hablar de funcionarios que trabajan?) en un concreto ayuntamiento lanzaroteño me comentaba noches atrás que en el consistorio de marras llevan semanas preparando el correspondiente Belén para las inminentes (¿inminentes desde octubre?) celebraciones navideñas. “Apriessa cantan los gallos e quieren quebrar albores”, que se dice en el Cantar del Mio Cid, como recordarás de allá cuando la escuela o el instituto.

Al respecto de Belén y de la figura de Cristo, si les pagas la factura mensual a los herederos de Polanco te puedes encontrar todavía en la tele digital y cual magníficos documentales en Canal Historia, National Geografhic, Canal Odisea y por ahí. La otra madrugada me gocé uno en el que recordaban la obviedad de que aunque se diga que nació en Belén, hablamos de Jesús de Nazaret. O del nazareno, tanto monta. Es una más de las tantísimas contradicciones de la Santa Biblia, que ya desde el Génesis nos empieza a dar todo el rato una de cal y otra de arena, revienta la lógica temporal, se burla de la ciencia más elemental y nos cuenta una cosa y la contraria con la misma tranquilidad que un político en plena campaña electoral.

En el Belén actual, como es triste fama, judíos y palestinos escenificaban hasta casi ayer mismo para el público de todo el mundo su particular guerra infinita, con actores que no fingen la muerte, porque la "viven" en carne propia. Es, más que un Belén viviente, un Belén que gotea cadáveres.

Por aquí abajo montamos por estos días de vísperas (navideñas y electorales) otros belenes, y armamos la de Dios es Cristo: desde el Parlamento de Canarias que nos hizo sentir vergüenza ajena a todos los isleños en el pleno del pasado jueves, pasando por el Cabildo conejero donde el “pacto de hierro” PSOE-PIL empieza a derretirse, la inestabilidad inevitable de Yaiza, e intramuros de los distintos y distantes partidos políticos, que no se conforman sólo con atacar al rival sino que se acuchillan en sus propias filas para darle veracidad a la sobada frase de Churchill: enésima fuga masiva de militantes o cambio de siglas (esta vez desde CCN hacia el PNL), más dimisiones de antiguos dirigentes del PP en donde “no está pasando nada” (de pasar algo, allí no queda ni el apuntador), y suma y sigue en la infinita lista/ristra de patios o belenes revueltos.

Desde hace algunos años, por si fueran pocos belenes los citados, y como se ha puesto de moda y la moda es la única filosofía del que anda ayuno de personalidad, todos los ayuntamientos de esta pobre islita rica sin gobierno conocido se han dado de último a la labor de escenificar sus respectivos belenes públicos u oficiales en llegando Navidad. Hasta el punto que, como era fácilmente previsible, ahora los distintos consistorios conejeros compiten por ver quién lo tiene más grande, más espectacular y más bonito que ninguno. E incluso en algún ayuntamiento, como un solo belén les parecía poca cosa, han montado dos al unísono: uno con las figuritas tradicionales en las plazas y otro con los tradicionales figurones dentro del propio consistorio municipal. El más entretenido suele ser el segundo, claro. Y también el que nos sale más caro, puestos a contar verdades. ([email protected]).

...Y se armó el belén
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