viernes. 29.03.2024

1.- El Gobierno de la nación, por fin, decidió intervenir la Comunidad Autónoma de Cataluña, poner las cosas en su sitio, proponer al Senado la destitución del cínico Puigdemont y de su Gobierno y hacerse cargo, de facto, de la comunidad española, hasta la celebración de elecciones autonómicas en seis meses, a las que presumiblemente no podrá presentarse ni Puigdemont ni los que resulten imputados por sedición y por rebeldía. Este es el miedo que tienen todos ellos de ir a más. Todavía le queda hasta el viernes a Puigdemont, Forcadell, Junqueras y la panda para dar un paso atrás, pero difícilmente, con lo actuado, escaparán de la acción de la justicia. El viernes ha sido convocado pleno del Senado, que oirá el informe de la comisión creada al efecto, dentro de la cámara, para estudiar el tema catalán, recibirá la petición del Ejecutivo de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, debatirla, votarla y se acabó. El Parlamento de Cataluña sufrirá también limitaciones en sus funciones, aunque sus diputados seguirán siéndolo, pero no podrán tratar temas relacionados con el secesionismo. Los medios públicos de televisión serán intervenidos igualmente, en aras de su imparcialidad y de que no sigan trabajando para el Gobierno catalán y no para informar a todos los ciudadanos. Y los Mossos de Escuadra, muy probablemente, serán también retocados por el 155: se sustituirán a sus mandos por otros, no se sabe si de los cuerpos de seguridad del Estado o de los propios mossos. No está claro. Rajoy, con el apoyo de Sánchez y de Rivera, ha hecho lo que tenía que hacer, con la anuencia de La Unión Europea; y por mucho que se dirija a ella Puigdemont, muy nervioso y titubeante, en español, catalán, inglés y francés, no le valdrá de nada. Puigdemont no se da cuenta todavía de que esto es un asunto interno español.

2.- Y ha llegado a creerse sus propias mentiras. Lo del 1-0 no fue un referéndum: se votó en urnas no homologadas, que ya estaban medio llenas cuando comenzó el cachondeo; no había censo; hubo gente que votó diez veces con un puñado de papeletas cada vez. Y este es el carné que presenta y exhibe Puigdemont a los catalanes, españoles y europeos para dar a conocer su “triunfo” y justificar la petición de independencia. Nadie en su sano juicio haría esto. Nadie. Y, además, se parte de una ley del referéndum ilegal, anulada en firme por el Tribunal Constitucional de la nación. Puigdemont ya ha cometido un delito de sedición, penado con muchos años de cárcel, por el cual inevitablemente será juzgado; pero es que muchos juristas creen que han caído, él y su Gobierno, en el de rebelión, por el que pueden estar 20 años a la sombra. Juegan con fuego, pero siguen, aunque hay algunos muy cautos, como Junqueras, que no firma un papel el tío. Se lo deja todo al otro.

3.- Por eso quizá, porque sabe lo que se le viene encima, Puigdemont estaba ayer nervioso y titubeante, tras una manifestación por la libertad de “los Jordis”, que la Guardia Urbana de Barcelona calificó de multitudinaria (450.000 personas) y que la Sociedad Civil Catalana cifró en 80.000. Todo se va apagando. Esto no hay cuerpo que lo resista. El Estado se ha aferrado, con buen criterio, a la legalidad. Y los secesionistas hablan de golpe de Estado contra Cataluña, cuando los que han cometido un golpe de Estado contra España son ellos. Especialistas sus dirigentes en el trafulleo, el tahurismo, la mentira, la patraña, el crearse sus propios inventos, Cataluña tiene que volver cuanto antes a la normalidad, antes de que allí no quede ni una empresa y su economía se vaya al garete. ¿Responsables?: Puigdemont y su banda que, yo creo que inevitablemente, hagan lo que hagan en el futuro, acabarán en el hotel Talego. Allí no se come mal.

Es una publicación de El Diario de Tenerife.com

Y ahora, a cumplir la ley
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