miércoles. 24.04.2024

1.- Ayer murió Victoriano Ríos Pérez, un nacionalista. Me encargó que le hiciera el discurso de su toma de posesión, su intervención primera en la legislatura en la que había sido elegido presidente del Parlamento de Canarias. “Cita a Santa Teresa”, me dijo. Le preparé un discurso muy en su estilo, que creo que no conservo, y que todo el mundo elogió, menos el fallecido periodista José H. Chela. Pero Chela, buen amigo, lo criticó porque no sabía que lo había hecho yo; si no, lo habría puesto por las nubes. A Victoriano le encantaba jugar al envite. Recuerdo que cuando se constituyó no sé qué invento de ATI en Fuerteventura, creo que las AIC, se organizó una partida de envite en el aeropuerto majorero y Victoriano acabó bailando sobre una mesa. Supongo que José Emilio García Gómez, a quien recuerdo allí, se acordará de lo que estoy diciendo. Era médico, hijo de practicante. Fue profesor titular de la Universidad de La Laguna y era un galeno de los de antes. Una vez me recomendó que tomara “Adiro”, hace como cuarenta años. No he fallado ni un día desde entonces. No sé si le debo a él que mi corazón aún funcione cuando escribo esto y a que mi circulación sea medianamente buena. “Uno al día”, me dijo. Yo doblé la dosis. Victoriano era un nacionalista convencido, pero no lo digo en plan tópico, sino con el corazón en la mano. Poco a poco se fue jubilando, aunque le dio tiempo a enchufar a algunos afines. Era un buen amigo, pero un amigo en la lejanía, porque hacía años que no hablaba con él. Tenía problemas de salud y muchos años encima aunque hoy los años parece que no son un problema. Recuerdo algunas comidas con él y con José Emilio en “La Riviera” para hablar de ATI, en los tiempos en que Rocío Jurado, sentada a mi lado en el mismo restaurante, con Manuel Hermoso al otro decía: “Este Andrés, cada vez que habla sube el pan”. Había detectado mi agudeza de los años mozos en el tratamiento de la política y los políticos. Y estaba allí invitada por ATI, en un concierto electoral. Lo bueno de mi retiro portuense es que los recuerdos me están viniendo y considero que he encontrado el lugar ideal para que el esos recuerdos vuelvan a mí y yo salga a su encuentro. En todo caso, ha muerto un hombre que trabajó por Canarias, más desde quimeras nacionalistas inalcanzables que desde realidades sustanciales. Pero, con Victoriano, ATI pierde un pilar; un clásico. Yo he compuesto muchas notas necrológicas en mi vida, aunque no tantas como González-Ruano, que llenó con ellas un libro de cientos de páginas. Pero en esta ocasión siento pena. En muchas otras he sentido indiferencia. Victoriano Ríos era una buena persona, más político todavía que médico y eso que como médico era bueno. Descanse en paz y mi pésame a sus familiares, sobre todo a su viuda, Carmen Rull, que cuando bebé me tuvo en sus brazos –era amiga de mi madre— y me regaló un vasito de plata con mi nombre, que aún conservo, creo. Y a sus hijos.

2.- Artur Mas, que fue el que armó el lío catalán, se manda a mudar ahora, acojonado por el calvario judicial que le espera. Yo creo que se va a Canadá a vivir. Fue el que montó toda la movida secesionista y es co-responsable de ella y de sus consecuencias terribles. Se ha ido, para no volver, y quizá para no pagar la multa del Tribunal de Cuentas, aunque si no la paga le quitarán las casas que posee. Mas, el heredero natural de Pujol, a lo mejor quiso una Cataluña separada de España para indultar a los Pujoles, quién sabe, aunque parezca demasiado simple. Estos creyeron que el dinero público era suyo y no, el dinero público es de todos. Y montó Mas la payasada independentista de una forma precipitada, gratuita, impropia de personas inteligentes. Mas, como delfín, fue un pez espada. Ahora se manda a mudar y deja tras de sí un lío monumental, probablemente con graves consecuencias judiciales para él. Puigdemont, el payaso prófugo, es una consecuencia de Mas, aunque ahora no estén bien entre ellos. Pero Puigdemont parece más tonto que Artur, mucho más zorro. En fin, que no es una gran pérdida para la política, más bien una alegría para la estabilidad en la región española de Cataluña.

3.- Todo es política, incluso la nieve en las carreteras. Tampoco pueden ya ir al fútbol los políticos, ni tener Reyes Magos con sus hijos, ni vida privada, en su ciudad. Váyanse por ahí, tortolines. La nevada estaba anunciada y cayó. Los primeros responsables son los automovilistas que salieron a la carretera, incrédulos ante una Agencia Nacional de Meteorología que casi nunca acierta. Luego está la autopista privada por la que transitaban, cuyos dirigentes no supieron gestionar el conflicto y obligar a dar la vuelta a los automovilistas en el primer peaje. Contra las fuerzas de la Naturaleza se estrella hasta la política. Los que pretenden sacar rédito de una situación calamitosa demuestran una falta terrible de argumentos y unas ganas inmensas de armar el follón. Para nada, porque eso no da ni un solo voto. Lo juro por Tito Wissa.

Es una publicación de El Diario de Tenerife.com

Victoriano Ríos Pérez
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