viernes. 19.04.2024

Por Cándido Marquesán Millán

Todos los días acostumbro a leer los periódicos para informarme de “todo lo que está ocurriendo” a mi alrededor, aunque con frecuencia las noticias son tan negativas, que muchas veces me pasa por la cabeza el no leer nada de actualidad y dedicarme a la lectura de ciencia ficción. Un día es la crisis económica con una de sus secuelas más demoledora como es el paro, que incide dramáticamente sobre la clase trabajadora.

Por cierto, al respecto un expresidente de Gobierno acaba de afirmar y se queda tan fresco lo que sigue: Sinceramente, conmigo en el Gobierno no se hubiera producido esta crisis que se ha producido. Otro, por si todavía no fuera bastante, nos bombardean con el hecho de que nuestras pensiones corren peligro. Ahora nos llega la posibilidad de una pandemia, como es la gripe porcina. Aderezado todo con las casos de corrupción política, que parece el cuento de nunca acabar. De verdad, el panorama es tan sombrío y truculento, que en algunos momentos me pasa por la cabeza el exiliarme de este país, o cortarme las venas.

A pesar de todo lo anterior, persisto en la faena de la lectura diaria. Más de lo mismo. Una alcaldesa, de cuyo nombre no quiero acordarme, acostumbraba a presentarse en los actos públicos con todo un dispendio de lujo. Solía llevar un reloj suizo, un hublot, símbolo de triunfo social y con un valor en el mercado de unos 4.500 euros. También la susodicha acudía a los juzgados hace dos años con un bolso de Loewe y una americana de cuero. Ella y sus allegados gastaban miles de euros en piezas y complementos de marcas lujosas: Dolce&Galbana, Carolina Herrera o Prada.

La familia de la susodicha dispone de caballos en su mansión, para lo que habilitaron cuadras y un tentadero. El arquitecto municipal está en posesión de un Porche 911 Carrera, de cuya marca el modelo más barato ronda los 70.000 euros. Podríamos seguir con más y más datos. De entrada, todos estos hechos me producen ganas de vomitar y también unas reflexiones muy elementales. ¿Nadie sabía todo lo que estaba ocurriendo? Por lo que parece, parece que no. ¿Todo el producto de este latrocinio será devuelto a las arcas municipales? Todos los ciudadanos creemos que no, como hemos comprobado en otras ocasiones anteriores. Es frecuente oír a los ciudadanos que el robar en este país no está penalizado como debiera. Un par de años en la cárcel, y al salir de ella a vivir como un millonario. Un caso emblemático y muy conocido lo estamos comprobando todos los días en nuestra querida Zaragoza.

Podemos observar cómo se pasea tranquilamente por nuestras calles. De verdad, siento asco e indignación. Me dan ganas de lanzar el periódico a la papelera. Mas el último instante al pasar a la página siguiente leo algo que me reconforta y me llena de gozo. Una zaragozana de 27 años, de nombre Cristina, tras cuatro años intensos de trabajo acaba de sacar las oposiciones a Notarías. Han sido 80 los afortunados, tras haberse presentado 1.225 licenciados en Derecho. Para alcanzar este objetivo han sido muchas horas de esfuerzo y de sacrificio. Cuatro años, un día tras otro y con quince horas de estudio diarias para aprender y recitar los temas, con alguna rarisima excepción para airearse con alguna excursión a la montaña. Cuando muchos de sus amigos las noches de los sábados se iban de copas ella tenía que hincar los codos ante los aburridos temarios.

Con momentos de desánimo en el que lo que le pasaba por la cabeza era el tirar los temas por la ventana. Con la paciencia de los familiares allegados, que unas veces debían soportar sus arrebatos de nerviosismo y otras debían infundirle ánimos para que no cejara en su empeño. En muchos casos los opositores han necesitado la asistencia de psicólogos, para que no se desmoronasen.

Solo se dan cuenta del esfuerzo que hay detrás de la preparación de una oposición, el mismo opositor y sus familiares. Mucha gente piensa que estas cosas se regalan. Si las oposiciones se sacarán tomando cañas en un bar o cubatas en el Rollo, habría muchos notarios, abogados del Estado, jueces, fiscales, catedráticos. Afortunadamente todavía hay puestos de trabajo, cuyo secreto es muy sencillo: talento, esfuerzo y sacrificio. Ejemplos como el de Cristina, son y deberían ser unos referentes para la ciudadanía.

Desgraciadamente no suele ser así. Los referentes son otros, todos aquellos que se enriquecen cuanto antes y sin importar el cómo y que luego cobran cuantiosas sumas de dinero por sus apariciones en programas de televisión. Si los contratan es porque acostumbramos a verlos. Son los ladrones, los jetas, los defraudadores los que triunfan en esta sociedad.¡Anda que no cunden en esta nuestra querida España¡ Afortunadamente todavía irrumpen ejemplos como el de Cristina. Lo lamentable es que en pocas ocasiones suelen ser noticia. Y no lo son, porque el esfuerzo, el sacrificio, la dedicación, el talento son valores que no venden en esta sociedad nuestra. Los que se cotizan son otros, y además están cada vez más en alza.

Lamentable.

Valores que no cotizan
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