jueves. 25.04.2024

Vittoria de Donatis es una vecina de Arrecife de 63 años que desde el pasado 30 de diciembre de 2014 tiene sus dos piernas amputadas debido a negligencias médicas tras sufrir un fallo multiorgánico en Fuerteventura.

A raíz de sus dificultades de salud, asegura que ha sido consciente y vive en sus carnes las consecuencias de las "más que deficitarias condiciones en que se encuentra en la actualidad y hace años el servicio de Taxis Adaptados en la ciudad capital de Lanzarote". "La falta de interés de políticos muy bien pagados ha provocado que a día de hoy se cuenten con los dedos de una mano los vehículos adaptados disponibles", manifiesta esta vecina de la capital en el escrito que ha remitido a Crónicas. "De cuatro licencias", advierte, "una está en desuso porque su titular alega insolvencia económica, otra pertenece a un taxi que circula solo de noche, y de los otros dos titulares de las dos licencias restantes, uno se niega habitualmente a facilitar este servicio porque prefiere aprovechar carreras largas en otros servicios y el otro se queja constantemente".

El colectivo de personas con movilidad reducida en Canarias, de hecho, ya ha reclamado ayuda urgente para el desplazamiento de esta vecina de Arrecife con ambas piernas amputadas y de todos los usuarios que se encuentran en sus mismas condiciones. "La absoluta falta de sensibilidad que se da en Arrecife hacia las personas de movilidad reducida es inversamente proporcional a los desorbitados sueldos que los gobernantes de la ciudad acaban de volver a atribuirse", expone la afectada.

Cabe apuntar en este punto que al hilo de las continuas quejas del propio colectivo de los taxistas, el Ayuntamiento de Arrecife incluso ha llegado a reconocer que no facilita exámenes para conceder nuevas licencias de taxi adaptado al menos desde el año 2008. Acaban de licitarse nuevos cursos para obtener la licencia para la conducción de taxis, pero nuevamente siguen sin aparecer nuevos vehículos adaptados. "Sin embargo, el alcalde cobra más de 4.300 euros al mes", lamenta esta residente, y mientras hay vecinos como Vittoria que no pueden ni contar con medios para desplazarse hasta donde se encuentran varias dependencia públicas de Valterra ni al Hospital de Lanzarote. De hecho, son ya numerosas las citas que asegura ya ha perdido. "Lo dicho, servicios de transporte para ciudadanos de tercera y políticos con sueldos de primera", alega la afectada.

“No tengo medios para moverme por Arrecife. Es imposible. Para que me facilite el desplazamiento una ambulancia tengo que coger cita con un día de antelación pero el problema es que la mayoría de las veces las citas médicas me las conciertan en el Hospital de un día para otro. Cuando he podido utilizar alguno de los dos taxis disponibles en toda la ciudad, los conductores se quejan. Parece que olvidan que tienen la obligación de servicio público para personas con problemas físicos como yo. Para eso son las licencias que les concedieron, ¿no?", pregunta Vittoria visiblemente enfadada. "Si no quieren prestar el servicio, que abandonen la concesión”, implora esta vecina de Arrecife.

Vittoria afirma se ve obligada a padecer situaciones de "casi abandono" cada vez que tiene que acudir a revisiones y citas. El pasado miércoles, relata, esperó a pleno sol desde las 13:30 hasta las 15:30, a pesar de que se preocupó de llamar cuatro veces a la central de taxis pero de forma infructífera. Según aduce, en la central ni siquiera le indican cuánto se puede demorar la llegada del taxi adaptado que ha sido solicitado horas antes, ya que también le niegan la posibilidad de reservar el servicio con antelación. “Si en la central de taxis quisieran echar una mano, indicarían algún intervalo, pero solo se limitan a responder que no hay ninguno disponible y a obligarnos a los usuarios a que todos los servicios sean solicitados a través de la central”, expone la vecina que denuncia los hechos.

Tampoco las guaguas parecen facilitar demasiado la rutina diaria de esta vecina que, como el resto de usuarios, carece de información sobre los recorridos, los horarios y la regularidad de líneas. “En alguna ocasión he podido ir al Hospital con una guagua con rampa pero algunas las tienen rota cuando están obligadas por Ley a tenerla en regla”, afirma.

Esta vecina de Arrecife dice estar tan "desesperada" que en más de una ocasión se ha planteado incluso regresar a su domicilio en la calle Triana con su silla adaptada de vuelta por plena carretera, porque hay calles con aceras impracticables o inexistentes. “En Arrecife no ocurre como en Las Palmas o Fuerteventura, donde le indican al usuario cuáles son los horarios y el recorrido”, manifiesta.

La "insensibilidad" para con este colectivo en Arrecife es tal entre las administraciones y los administradores públicos que mejor no hablar del problema de las barreras arquitectónicas. “Ni siquiera las nuevas aceras que se construyen cuentan con rampas, como las nuevas de puntos tan básicos como la Vía Medular o la calle Blas Cabrera Topham”, se queja Vittoria. El problema de la ausencia de rampa también se repite en toda la avenida medular, donde no hay facilidades para las personas con movilidad reducida. “Muchas veces tenemos que caminar por la carretera por la imposibilidad de circular por la acera. Parece que las personas con movilidad reducida tenemos que pagar por algo más que las demás”, apostilla esta vecina, que espera que, como ella, las cientos de personas con movilidad reducida en Arrecife puedan disponer pronto de un servicio adaptado "digno".

Una usuaria del taxi adaptado denuncia que Arrecife es la ciudad de la "antimovilidad...
Comentarios