jueves. 18.04.2024
No hay que lamentar daños personales gracias a la prudencia de los afectados, que salieron después de observar grietas en las paredes

Una familia de San Francisco Javier, realojada tras derrumbarse su casa

Los padres y los tres hijos estás viviendo en un hotel de Arrecife a la espera de que el Ayuntamiento les facilite un nuevo hogar después de que su casa se desplomase. Aún no se conocen las causas, pero todo apunta a que los cimientos se vieron afectados por los movimientos de una obra contigua

La familia Ospinal vio el pasado jueves por la noche como su casa se venía abajo repentinamente y antes de que pudiesen llegar los servicios de asistencia a los que habían avisado. Cuando los bomberos acudieron al número 56 de la calle Agustín Espinosa ya nada se pudo hacer por el inmueble, que se había desplomado por completo.

Gracias a la prudencia de los habitantes de la casa no hubo que lamentar daños personales, ya que, tras observar las grietas que se abrían en las paredes durante la tarde, desalojaron la vivienda. Ahora, Arbey Ospinal, Nelsy Sánchez y sus tres hijos de 13, 15 y 17 años se alojan en el Hotel Lancelot a la espera de que se les facilite una nueva vivienda y que se determinen cuáles fueron las causas de este incidente.

Por ahora, y mientras los técnicos de la Concejalía de Servicios Sociales se encuentran realizando un informe para estudiar el caso, las primeras hipótesis lanzadas por el propio Ayuntamiento apuntan a que la causa podría estar en las excavaciones que se ejecutaban en un solar colindante y que podrían haber afectado a los cimientos de la edificación desmoronada.

Los encargados de la investigación están intentando además ponerse en contacto con el dueño de la casa, ya que se trata de una casa de alquiler, pero el propietario parece encontrarse en estos momentos de vacaciones fuera de la Isla, aunque ya se le ha informado de lo sucedido y podría llegar a Lanzarote este mismo martes.

“Si es de noche nos sepulta”

El relato de esta familia de lo sucedido es un cúmulo de golpes de suerte dentro de la desgracia. El propio Arbey agradece al azar que el incidente ocurriese de día porque asegura que si hubiera sucedido por la noche les hubiera “sepultado a todos”.

Este hombre comenzó a escuchar ruidos sobre las 15:30 horas del jueves mientras montaba un armario en la planta superior de la casa, en donde se encontraban las habitaciones. En ese momento descubrió unas grietas que le extrañaron y salió a hablar con el operario que movía la maquinaria de la obra contigua al sospechar que tendrían algo que ver. Al salir se encontró con que toda la pared de la casa que lindaba con el agujero que estaban cavando estaba agrietada y que la casa se había hundido un centímetro aproximadamente.

Después de que el encargado de la obra se dispusiese a contactar telefónicamente con alguien que le ayudase a resolver este conflicto y de que Arbey volviese a casa y viese como las grietas se multiplicaban, decidió desalojar la casa junto a su mujer y a su hija mayor. “Sólo me dio tiempo a sacar el teléfono móvil”, relató, un teléfono con el que avisaron a los bomberos justo antes de ver como se derrumbaba su casa con todas sus pertenencias, ya sobre las siete de la tarde.

Una vida bajo los escombros

Bajo los escombros en los que se ha visto convertido su hogar, esta familia vio desaparecer ya no sólo sus pertenencias, sino su medio de vida.

Después de seis años trabajando en Lanzarote, Arbey y su mujer habían conseguido traer a toda su familia desde Colombia, desde donde emigraron, y ahorrar para montar su propio negocio.

Después de trabajar en la construcción y de montar y traspasar un locutorio, Arbey y Nesly habían comprado la maquinaria para abrir una panadería. Sólo necesitaban encontrar un local y un último empujón que les ofreció el propietario de esta casa cediéndoles esta propiedad para vivir y guardar las máquinas a cambio de hacer algunos trabajos de acondicionamiento. Precisamente, Arbey se encontraba montando un armario para cumplir con este cometido cuando comenzó a oír los primeros ruidos.

Sólo llevaban dos días instalados, pero ya habían mudado todas sus pertenencias. Con sus recuerdos y el mobiliario, desaparecieron bajo los escombros su modo de vida y las esperanzas de un futuro mejor. Ahora, se encuentran con la única certeza de que el Ayuntamiento seguirá durante un tiempo pagando la factura del hotel en el que residen y con la ayuda de algunos amigos que les están prestando dinero para comprar ropa y lo necesario para vivir.

Desde el Consistorio se han puesto en contacto con ellos y por ahora parece que existe disposición para ofrecerles un nuevo hogar. Mientras tanto, la familia al completo se recompone de lo sucedido en las dos habitaciones de hotel que les sirven como cobijo mientras buscan una solución que les devuelva la estabilidad.

Las causas

Sobre las causas aún no se ha dado una versión oficial, aunque sí que se apunta hacia una hipótesis clara. Tanto la información transmitida por el Ayuntamiento como la opinión de los propio afectados apunta a que las excavaciones contiguas provocaron el derrumbamiento.

Al parecer, el que la casa estuviese entre dos solares vacíos y que la estructura de la planta baja fuese casi diáfana no ayudó a la estabilidad ante los movimientos de la excavadora. El edificio contaba con una planta inferior que hacía las veces de garaje, donde guardaban la maquinaria de la panadería, y en la superior se encontraban las tres habitaciones, la cocina, el salón y el baño.

Si se trata de una excavación irregular o de un accidente aún no se ha determinado, pero los primeros técnicos ya se acercaban este lunes hasta el lugar para desinstalar el cableado que quedó colgando tras el derrumbe y para hacer un informe de lo ocurrido.

Una familia de San Francisco Javier, realojada tras derrumbarse su casa
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