Fotos: Antonio Méndez
Cada vez que llegan cruceros al puerto de Arrecife es fácil encontrarse con la estampa de decenas de extranjeros caminando entre contenedores o por el picón de la carretera, con los vehículos “zumbando” justo a su lado. Se trata de un viejo problema que, según los empresarios del muelle capitalino, llevan denunciando hace ya 25 años pero que, a estas alturas, continúa con unas soluciones futuras inciertas y aportando una “imagen turística deleznable” de la Isla. Lo cierto es que, a día de hoy, el segundo puerto de Canarias en llegada de cruceros, por detrás tan sólo de Santa Cruz de Tenerife, carece de un verdadero paseo que le conecte con el corazón de la capital de Lanzarote.
Tomás Fajardo, ex presidente de los consignatarios del puerto de Los Mármoles, ha vuelto a denunciar esta situación, que este mismo jueves pudieron comprobar los 7.000 cruceristas que, junto a unos 3.000 tripulantes, alcanzaron Lanzarote por mar a bordo de tres cruceros. Los empresarios del puerto esperan que los anuncios ficticios realizados desde ámbitos político-empresariales dejen de ser fantasmas y que, efectivamente, en febrero se inicien definitivamente las obras.
El pasado 5 de noviembre de 2008 el Cabildo, con la abstención del Partido Socialista, anunció que se iba a dar un pequeño paso, como es el inicio del expediente para la contratación de las obras para construir, con casi dos millones de euros, el paseo entre el Puerto de Los Mármoles, dique en el que atracan los cruceros, y el de Naos, el tradicional puerto pesquero.
El turista que pretenda llegar a pie hasta el centro de Arrecife para recorrer sus comercios y sumergirse en su oferta de restauración debe armarse de paciencia. Y enfundarse calzado adecuado para hacer campo a través.
Es una de las consecuencias de contar con un dique excesivamente distante del centro y uno de los motivos por los que empresarios e instituciones locales apuestan por crear una nueva plataforma con raíz en el Islote del Francés. Pero en la actualidad se trata de una más de esas iniciativas plasmadas en papel pero carentes de cualquier tipo de financiación contante y sonante.
Una parte de los cruceristas opta por hacer excursiones en guagua al norte, visitando los Jameos del Agua, la Cueva de Los Verdes y otros centros turísticos, o al sur, por ejemplo al Parque Nacional de Timanfaya. El resto de los que deciden abandonar la comodidad del buque de lujo puede subirse a la guagua que les traslada hasta las inmediaciones del Charco de San Ginés o toma un taxi. El porcentaje de personas que decide alcanzar las principales arterias de la ciudad a pie afronta en ocasiones una verdadera odisea, a pesar de las señales colocadas en el recinto portuario.
Años de parálisis en el puerto
Los cambios de rumbo en la planificación de las infraestructuras portuarias de Arrecife han afectado también a la puesta en marcha de medidas reales para consolidar y potenciar un turismo de cruceros que arrancó oficialmente la temporada el uno de octubre, aunque es a partir de noviembre cuando toma verdadero brío para prolongarse hasta el mes de abril.
La Autoridad Portuaria de Las Palmas estima que en la temporada 2008-2009 se producirá un incremento del seis por ciento con respecto a la anterior. En términos anuales, fuentes del sector de los consignatarios del Puerto de Arrecife calculan que el presente ejercicio concluirá con la llegada de cerca de 300.000 cruceristas.
El acuerdo, al menos aparente, ha llegado de la mano de una propuesta de la Cámara de Comercio de Lanzarote, que parece querer liderar un proceso que el Cabildo había dejado abandonado a su suerte. Su propuesta incluye el nuevo dique y, entre otras medidas, propone crear al norte una explanada donde concentrar el tráfico de mercancías.
La idea, suscrita por Cabildo, Ayuntamiento de Arrecife y Confederación de Empresarios de Lanzarote (CEL), se elevó al Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria, que acordó retirar el anterior plan director para asumir como propio el consensuado en la Isla en base a un compromiso de su presidente, Javier Sánchez Simón. Cuestión aparte es el desarrollo práctico que tendrán las propuestas. Un nuevo mar de dudas que se abre ante el puerto.
Por el camino se ha quedado también el llamado Proyecto Puerto-Ciudad, para lo cual se organizó un concurso de ideas con el objetivo de ‘reinventar' la zona y, sobre todo, conciliar urbanísticamente al muelle con la capital.
