martes. 16.04.2024

Fotos: Anabel Navarro

Manuel Pérez tiene una hija de 23 años, Jeannette, que padece una minusvalía física, además de mental, que le impide caminar, por lo que tiene que servirse de una silla de ruedas. Según cuenta su padre, a Jeannette le gusta mucho salir de casa. “Ella mira por la ventana y se alegra cuando ve a la gente fuera”, comenta. Sin embargo, desde hace dos años Jeannette sólo ha podido salir en dos ocasiones, y por causas excepcionales, ya que sus padres no pueden bajarla por las escaleras de casa al no disponer de una silla elevadora. Y es que Jeannette pesa “unos 100 kilos”, como afirma Manuel, quien además padece una enfermedad del corazón.

Manuel Pérez posa con la foto de su hija Jeannette.

Manuel lleva algún tiempo recorriendo diferentes medios de comunicación en busca de ayuda institucional para poder incorporar a las escaleras de su casa una silla elevadora. Según dice, ha pedido ayuda al Ayuntamiento de Arrecife, que le dio 3.000 euros, y al Cabildo de Lanzarote, porque la silla elevadora, que ayudaría a atenuar la difícil situación de estos padres lanzaroteños, cuesta algo más de 14.000 euros, una cifra de la que ni él ni su mujer disponen. “Mi sueldo no da sino para comer y encima tengo un hijo chico que tiene esquizofrenia y paranoia”, comenta Manuel, quien agradece tener la salud suficiente “para llevar adelante todo esto”.

Este padre asegura que el Cabildo y el Ayuntamiento llevan algún tiempo “pasándose la pelota” sin que le den ninguna solución a su caso particular, tan difícil de sobrellevar por los padres como fácil de solventar por parte de las administraciones.

Sin embargo, el problema de esta familia se solucionó este jueves en el programa El Despertador de la 95.8 que dirige y presenta el decano de la prensa insular, Agustín Acosta, que se hizo eco del caso, y consiguió que diferentes autoridades políticas llamasen a la radio para implicarse.

Lo mejor de la historia es que los políticos que telefonearon al programa para ayudar a Manuel y a su hija Jeannette no quisieron desvelar sus nombres para no obtener rentabilidad política a costa de un caso lamentable que tenían que haber solventado antes las administraciones competentes. En cualquier caso, este altruismo denota la sensibilidad de quienes llamaron.

Un deseo cumplido
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