jueves. 18.04.2024

Por Miguel Ángel de León

Se publicó el pasado jueves, día 8 de los corrientes, en el Boletín Oficial de Canarias (BOC para los amigos y demás personas piadosas) que la pomposamente denominada Agencia de Protección del Medio Urbano y Natural (APMUN en siglas, que parece la onomatopeya de una demolición) acaba de ordenar, precisamente, y ya se veía venir porque con ese nombre no se puede ordenar otra cosa, la demolición de cuatro edificios de apartamentos construidos en Tías de forma y manera ilegal allá por el Barranco de las Truchas (para mí de batatas, puestos a elegir). La APMUN, que impone además una multa de 44.000 euros (más de siete millones de pesetas, que se dice pronto y fácil), entiende que estamos ante un hecho constitutivo de una infracción grave. Nadie lo duda ni lo discute. Pero hay agravios más graves, valga la cuasi redundancia, si hacemos no más que un fisquito de memoria. Y no miro a nadie.

Una sentencia similar, que afectaba al mismo municipio turístico sureño, se emitía años atrás. Y se llevó a efecto el fallo, si la memoria del ordenador no me engaña, el mismo día y casi a la misma hora que en Washington, la capital del Imperio del cual también aquí somos mera provincia, se daba la orden tajante y urgente de desalojar la Casa Blanca, puesto que un avión sospechoso (no, no era un Binter) había invadido el espacio aéreo próximo a la residencia oficial del presidente gringo y se temía que el piloto llevara las mismas intenciones demoledoras que la APMUN de marras, a pesar de no haberlo avisado en el Boletín Oficial de turno.

Coincidencias de la vida: justo en el instante en que se procedía al desalojo del despacho oval y otras estancias de la Casa Blanca, otras casitas blancas en Puerto del Carmen eran demolidas por parte del diligente Ayuntamiento de Tías, conocido en el mundo entero, como es fama, por su constante respeto a la legalidad vigente en materia urbanística y medioambiental. La demolición no se hizo de noche, como la celebración celérica de algún recordado pleno municipal en aquel mismito Consistorio, sino a plena luz del día. Y el propio Ayuntamiento, tan amable y considerado como de costumbre, se encargó de enviar las correspondientes fotos de la hazaña a todos los medios de comunicación, para que se vea y compruebe que su celo contra las ilegalidades no es un simple cuento chino, como pudieran pensar algunos malpensados.

Casualmente, no muy lejos del lugar del derribo de aquellas clandestinas casitas blancas sigue todavía erguido la casa negra del Apartahotel Fariones, que continúa en pie, desafiando al viento y a la ley, pese a la orden de demolición que dictó años atrás el mismísimo Tribunal Supremo. Pero no creo yo que el Ayuntamiento de Tías, que sigue gobernado por el mismo PSOE que permitió en su día y momento que se levantara el macro-hotel en primerísima línea de playa, tenga distinta vara de medir según sea la cartera de unos propietarios u otros. Qué va.

“Si de alcalde pongo a mi medianero, en el Ayuntamiento se hará lo que yo quiero”. Eso decía Víctor Fernández Gopar, aquel modesto salinero semi analfabeto. Pero ya sabemos que los poetas se toman muchas licencias y suelen pecar de exagerados o demasiado fantasiosos. Va a ser eso. ([email protected]).

Túmbalo si te atreves...
Comentarios