viernes. 29.03.2024

Por INA

Que extraña sensación -tan placentera- el saberse enamorado y descubrir que todo lo que piensas o haces es promovido por algo tan fuerte que difícil será se pueda parar esta máquina una vez ha empezado a andar, si ahora me dijeran hubiera muerto no me lo creería y seguiría soñándote aún convencido de que sólo un vez es suficiente para conocerlo y no olvidarlo jamás mientras tenga vida y la razón subsista en algún rincón aferrada al corazón que la vio nacer.

Anoche, mientras dormía, una ola me sacudió con tal fuerza que desperté pensando en ti y recordé como si allí estuviera, en el último baño en el mar antes de regresar a trabajar, esperando pasaran las horas para volver a encontrarme contigo en este único, por ahora, lugar donde las miradas se encuentran frente a frente después de haber recorrido la inmensidad del país de los sueños, donde las cálidas caricias se sienten incluso aún después de habernos separado impresas sobre la piel allá donde los sueños las dejaron, aquí es donde convergen todos los caminos que se dirigen al amor, aquí es dónde vivo yo.

Corrían hacia la luz ajenos a lo que a sus espaldas sucedía, sin inquietarse por lo que dejaban sino alegrándose de lo que al otro lado les esperaba, no era otra cosa que la Vida, les aguardaba toda una vida para realizar proyectos, cumplir promesas, hacer efectivos sus sueños y sobre todo amar, a si mismos, lo que hacían y a los demás mostrándose para ello tal cual si llevaran el corazón en una mano y la razón en la otra, ofreciendo la mirada como la más efectiva garantía de cumplir con lo dicho, dando la palabra con la que cerrar un contrato a perpetuidad con la Vida además de aceptar la responsabilidad ilimitada por sus propios actos mientras aquí permanecieran.

La Vida no les pidió nada, podían hacer de ella lo que quisieran salvo la siguiente y única salvedad: al irse debieran dejarla como la encontraron y retornarla a la nada, nada había cuando llegaron, nada quedó cuando se fueron o por lo menos no como los conocieron, antes fueron sueños luego historias y con el tiempo leyendas.

Trato
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