jueves. 25.04.2024

Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca no paran de circular noticias en torno a su persona. Parece que nos preocupa más cómo come y descome Trump que nuestros propios problemas, que son bastante numerosos y graves.

En primer lugar, estamos inmersos en una crisis territorial compleja y alarmante porque una parte de los catalanes han decidido saltarse la Ley y las sentencias a la torera y declarar una guerra al Estado con su ceguera separatista. Mientras en Cataluña sancionan por rotular en español, criticamos que la web de la Casa Blanca no aparezca en nuestra lengua por un ajuste.

En segundo lugar, últimamente estamos más pendientes de la sanidad de los EE.UU que de la nuestra que, según la comunidad autónoma de que se trate, tendrá mejor o peor calidad. Nos encontramos con casos de pacientes que tienen que esperar muchos meses para que los atienda un especialista o les realicen una prueba diagnóstica o intervención. En algunos casos el paciente no llega porque ha fallecido. El que pueda permitirse el lujo, se ve obligado a pagar. La culpa no la tienen los profesionales, sino los gestores que están al frente de este servicio público.

En tercer lugar, otro aspecto que ha de preocuparnos es la enseñanza. Dicen que los jóvenes de hoy pertenecen a la generación mejor preparada de la historia. Así debería ser, pero va a ser que no, ya que esta generación viene de un sistema educativo mediocre y de desecho en otros países, un sistema educativo que premia más al que no hace nada que al que se esfuerza y es constante y que alberga numerosos, caros,inútiles y erráticos programas y proyectos que se sacan de la manga las administraciones educativas con el fin de colocar a amiguetes que huyen de las aulas.

En cuarto lugar, hemos de centrarnos también en los empleos basura que proliferan en España, en la explotación laboral, muchas veces con inmigrantes por medio a modo de auténtica mercancía.

Por último, hemos de referirnos a la corrupción, que se ha hecho fuerte en España y parece que se ha convertido en algo normal. La corrupción está unida estrechamente a una crisis descomunal de valores que repercute también en lo económico, ya que moral y economía van de la mano.

Acabamos de mencionar unos cuantos problemas que nos ahogan. Nos interesa ponerles remedio urgentemente por encima de todo, por encima incluso del tinte que usa Donald Trump.

Todos pendientes de Trump
Comentarios