jueves. 28.03.2024

En un juzgado de Las Palmas de Gran Canaria ha quedado visto para sentencia esta misma semana el denominado “Caso de la silicona”, que se destapó precisamente en Lanzarote por la denuncia pública y publicada de una de las afectadas por las “operaciones estéticas” que realizaba como el que se corta las uñas el/la travesti o travestí Ruth en los trasteros de las peluquerías, según se entra todo recto al fondo a la izquierda. Se conoce que algunas iban allí a que le tomaran el pelo en el más amplio sentido de la expresión…

Por razones de puritita casualidad, y no por simple morbo pectoral (aunque también, puestos a contar verdades), me tocó seguir muy de cerca aquella estafa que tenía muchas similitudes con el afamado timo de la estampita, en donde nunca queda muy claro si tiene más delito el que lo comete que el que lo sufre. En ambos casos da apuro acudir a la Policía a denunciar, por la razón elemental de que a nadie le apetece quedar como un tolete o toleta ante el resto de la sociedad.

Una de las pocas personas que se atrevió a denunciar lo hizo, entre otros sitios, en un programa televisivo que hacíamos en directo en la desaparecida Lanzarote Televisión, que contó además con la participación del doctor que tuvo que realizar el vaciado de aquellos pechos en los que las manos inexpertas de una pobre drogadicta habían metido de mala manera silicona defectuosa. Las fotos de la operación para intentar restaurar el daño causado dejaban chica la imaginación del más viscoso y visceral director de películas de terror. Total, que aquello fue un escándalo. Otro más, quiero decir. Los teléfonos echaban humo, y los sufridos espectadores culpaban a partes iguales al estafador y a las estafadas. Yo, si le digo le engaño…

Pretendía escribir algo más al respecto de este caso, que aunque se preste a la broma es muy serio, pero me veo obligado a finalizar justo aquí el artículo porque tengo hora con el carpintero para un aumento (o reducción, si no llevo suelto) de chibichanga. Ustedes me disculparán. ([email protected]).

¡Tetas arriba: esto es un atraco!
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